Hace poco ocurrió un hecho que se mantiene en silencio y en total hermetismo; estamos hablando de un asunto muy grave, un suceso que se vuelve todavía más delicado si se toman en cuenta los sectores involucrados. Hace unos días habría sido amenazada de muerte la Señora Inés Frasconá y su familia, una muy conocida familia de Paraná, principalmente en el deporte, ya que ésta señora es la fundadora de la escuela de Aerobismo de la ciudad, y directora de la misma- Los motivos y el tenor de las amenazas se desconocen, aunque sí se sabría que algunas de las comunicaciones telefónicas que recibió la Sra de Frasconá, llamadas en las cuales se habrían realizado simulacros de tortura y muerte, habrían sido realizadas desde una oficina del gobierno; desde la Secretaría de Justicia de la Provincia.
Esta información constaría en los expedientes que se encuentran en Tribunales, donde también figurarían los números telefónicos que serían de la Secretaría de Justicia. Este no es un hecho menor, al contrario, es un acontecimiento sumamente serio y delicado. ¿Quienes y porqué lo realizaron?
En la misma área en que funciona la Secretaría de Justicia, y valla casualidad, se encuentran también las oficinas de Defensa de las Víctimas Contra el Delito, organismo que promociona y regula una serie de números telefónicos y 0-800 donde la gente puede denunciar injusticias y/o diferentes hechos que atenten contra las personas. Lo incomprensible, es que podría ser la misma área desde donde se habría amenazado la integridad física y la seguridad de esta ciudadana y su familia. Es paradójico, a la vez que escandaloso, ya que se trata del organismo que debe garantizar que estos hechos no se produzcan, y en caso de que ocurrieran, investigarlos para llevar a la justicia a los culpables.
Las amenazas que al parecer recibiera la Señora de Frasconá, habrían causado gran revuelo en la cúpula policial, en el seno del gobierno y en la Justicia provincial. Más allá de que el silencio que hoy se respira deje un olor a complicidad.
Como dijera un filósofo: «A veces en las cimas abundan las bajezas».
Ricardo David
