Escándalo en Colón, dólares del mercado negro
En medio de un clima de guerra y compra de voluntades, donde se niega el pase a planta a un centenar de empleados del municipio, el dirigente gremial Adolfo Camanduli abofeteó a José Cáceres.
El municipio de Colón vive un gran conflicto, donde se denuncian compras de voluntades y los ánimos están caldeados. Uno de los detonantes es la situación de más de 90 empleados municipales, que tienen una antigüedad de entre siete y ocho años, a quienes se les niega el ingreso a planta permanente.
En medio de la tensión en la que se encuentra la municipalidad, el intendente, Mariano Rebord, viajó con algunos familiares cercanos a la Isla Margarita. El presidente municipal firmó el decreto de su partida “a partir del viernes a las 24 horas”, pero no dice cuándo regresa.
Esta situación generó que desde el Concejo Deliberante realizaran un pedido de informe, argumentando que el decreto no está bien redactado, ya que en lugar del “viernes a las 24” debería decir a las 00 horas, entre otras imprecisiones.
Sin embargo, el enojo mayor se generó en los empleados municipales, ya que su situación se resolvía ayer en el Concejo Deliberante, y el intendente se fue de vacaciones en medio del conflicto.
El ejecutivo necesitaba los dos tercios del Concejo para que fuera negado el pase a planta a los empleados. En la sesión hubo de todo: desde agresiones verbales hasta golpes de puño.
Incluso, el concejal radical José Cáceres, que públicamente afirmaba que iba a defender a los trabajadores, imprevistamente cambió de opinión y votó en contra del pase a planta permanente de los empleados.
Esto generó reacciones, y el dirigente gremial Adolfo Camanduli le pegó una terrible bofetada. Entre los mentideros corría fuerte que a Cáceres le habían comprado la voluntad.
Es más, algunos rumoreaban que por la tarde de ayer habían visto al concejal por la calle Lucilo González de Colón, donde se encuentra una reconocida concesionaria de autos, para cambiar su ya deteriorado y viejito Ford K.
La bronca es con el intendente Mariano Rebord, quien suele decir que hay que ajustarse los cinturones y por ese motivo dejaría en la calle a más de 90 personas, y en medio de esta situación y a sólo cinco meses de haber asumido, se va de viaje de placer a la paradisíaca Isla Margarita.
Este paseo de Rebord hay que pagarlo en dólares y, según se dice, en Colón todos tienen problemas para conseguir la divisa. Sin embargo, según comentan los mentideros, el intendente mantendría una buena relación con el propietario de una estación de servicios cercana a la frontera con el Uruguay que suele comerciar con los turistas que pasan por la zona, e intercambiaría dólares en el mercado negro.
Falta descubrir el final de la historia de los empleados: si continuarán en planta o no; del concejal: en qué auto nuevo andará; y del intendente: cuántos días se quedará en la paradisíaca Isla Margarita.
