«Tuve un Dios aparte»
El abogado fue baleado cuando conducía su Toyota Camry y fue abordado por al menos dos jóvenes, iba a visitar a su cliente Roberto Marsicano, detenido por el homicidio de Miguel Rosatelli.
En circunstancias que la policía y la justicia tratan de determinar, el abogado Ivan Dri recibió dos balazos en la noche de este martes, justo cuando iba a visitar a su cliente Roberto Marsicano, imputado de haber asesinado a un primo del Subjefe de la Policía de Entre Ríos. En diálogo exclusivo con un Diario concordiense, el letrado admitió que cuando iba rumbo al hospital “pensaba que me moría”.
Minutos antes de la 20, el abogado federanese Adhemar Ivan Dri llegó a los alrededores de la alcaidía de la ciudad de Concordia, frente a la Facultad de Administración de la UNER, con la intensión de entrevistarse con su cliente Roberto Marsicano, único imputado por el crimen del Miguel Rosatelli, productor agropecuario primo del comisario Ramón Rosatelli, Subjefe de la Policía de Entre Ríos.
Por causas y circunstancias que se tratan de establecer, cuando aparentemente Dri realizaba una vuelta manzana por las calles que rodean las instalaciones de la Alcaidia Policial, su auto Toyota Camry fue abordado por al menos dos jóvenes quienes lo atacan a balazos.
A pesar de haber recibido dos disparos -uno en la cabeza y el otro en el antebrazo derecho- Dri escapó del lugar hasta que da con un conocido quien toma el control del vehículo y lo traslada raudamente hasta el hospital Masvernat. Donde para sorpresa y alegría de todos descubren que la bala más peligrosa, la que había ingresado en la base del cráneo, había quedado alojada entre la parte ósea y el cuero cabelludo.
Secreto de sumario
La causa recayó en el fiscal Anibal Lafourcade -casualmente el mismo funcionario judicial que investiga el crimen de Rosatelli- quien instruyó el secreto de sumario para las actuaciones que siguieron durante la madrugada del miércoles.
Cerca de las 23.50, Dri convenció a los médicos del nosocomio que le otorgaran el alta médica para retirarse rumbo a su domicilio a la ciudad de Federación, a pesar que en el nosocomio recomendaban que permaneciera un tiempo más en observación.
Una vez en los pasillos de guardia el letrado brindó en exclusiva con el medio concordiense la primera versión de los hechos. “Las circunstancias fueron absolutamente inesperadas, venía a verlo a mi cliente Marsicano y en una esquina -a una cuadra de alcaidía- se acercan raudamente dos personas. Yo iba con los dos vidrios bajos, me ponen un arma en la cabeza y otra en el brazo y me dicen: bajate”, comenzó relatando Dri.
Siempre de acuerdo a la versión del letrado, “no me gustó cuando me dijeron bajate”, estimando que “si solo me querían robar me hubiesen dicho danos los que tenés”. Por lo que en lugar de hacer caso a la orden de descender del vehículo “puse el acelerador a fondo y ahí escucho tac, tac, tac, los balazos. Y uno me dio en el brazo y otro en la cabeza”.
Sospechas y amenazas
Consultado sobre cuáles son las sospechas de lo que habría motivado semejante ataque, Dri aseguró que “sería injusto y hasta irresponsable de mi parte afirmar algo o vincularlo a alguna causa”, si bien admitió que “las causas más complicadas de todo el departamento (Federación) las estoy llevando yo, eso lo reconozco”, como así también “reconozco que tengo amenazas casi a diario y me han tiroteado la casa hace 25 días”.
Ante la observación que el ataque habría sido perpetrado justo cuando iba a visitar al imputado en el caso Marsicano, Dri aseguró que “el hecho de hoy es tan reciente que no puedo vincularlo con nada, lo único que sé es que estoy vivo”, trayendo a colación que “yo siempre decía que con lo único que me iba a quedar quieto era con un tiro en la cabeza, pero nunca pensé en mi vida que me iban a dar un tiro en la cabeza, y que encima no me iban a matar”.
Interrogado sobre lo que le habían dicho los médicos, el letrado de Federación insistió con que tuvo “un Dios aparte, porque no ingresó la bala al cerebro, quedó entre el hueso y el cuero. Y los médicos me dicen que es increíble la suerte que he tenido, porque la bala era un 22 largo con amplitud suficiente como para matarme”.
Mientras que del disparo en el brazo “desapareció la bala, pero apareció la vaina”, por lo que “aparentemente tiene que haber sido una pistola”, ya que en el caso de un revolver la misma hubiera quedado en el tambor.
De acuerdo al relato de la víctima, recorrió un par de cuadras “con una mano en la cabeza hasta que encuentro a mi secretario” que se había bajado del auto hacía unos minutos “y le grito me pegaron un tiro en la cabeza, no lo podía creer viene corriendo y se pone a manejar él”, hasta que arribaron al nosocomio.
Por último, antes de volver a subirse al auto para retornar a Federación reconoció que “sinceramente, tengo una alegría bárbara, porque realmente pensé que me moría, cuando entré al hospital y les dije tengo una bala en la cabeza, entre pensando en mis dos hijos, en muchas cosas que van pasando y creí que se me acababa la vida”, pero “si existe Dios le agradezco estar vivo, para poder cuidar a mis dos chiquitos y para no bajar los brazos en ninguna de las causas que estoy tramitando”.