Ya fue condenado a prisión por estafas al Estado y siguen beneficiándolo con obras públicas.

Las connivencias entre empresarios y políticos

Los sospechosos criterios de los funcionarios para conceder habilitaciones millonarias.

Una de las personas que más negocios habría hecho con la obra pública en Paraná y en la provincia es el ingeniero agrónomo Leonardo Damonte, condenado por estafas al Estado y oriundo de Paraná, pero que desarrolló gran parte de su actividad comercial primero en La Paz y ahora en su ciudad de origen.

En todos lados, menos en la justicia, se preguntan y especulan cómo pasó de ser un simple empleado de una arrocera, luego propietario de un pequeño negocio de cambio de cheques y préstamos a tener una de las empresas más importantes de construcción de la provincia, vinculada a la obra pública durante la gestión de Blanca Osuna y Carlos Molina, y ahora a la de Sergio Varisco.

Suena por lo menos sospechoso que una persona que no poseía patrimonio, pueda tan rápidamente ingresar en el negocio de la obra pública, en donde como todo el mundo sabe se requiere de un capital inicial suculento.

Además de haber hecho rápidamente su «súper constructora», Norvial, de la que es la cara visible ya que no se conocen otros nombres en la empresa, llama la atención que tenga tan buen vínculo con gente tan opuesta; más con las denuncias que se han hecho respecto de que en la gestión Osuna/Molina había fuertes vinculaciones con De Vido y más precisamente con Julio López, quien habría mandado millones para luminarias y para durmientes y vías de los ferrocarriles que administraba Calos Molina.

Ahora la empresa de Damonte seguiría vinculada a la gestión municipal con Varisco, mientras los mentideros políticos comentan que se sabe que, a veces, los aportes en campaña en las devoluciones terminan siendo perjudiciales y lesivas para los intereses de los ciudadanos.

En sus comienzos, Damonte fue empleado de la arrocera Arroyo Hondo, que produce el arroz Tacuarita y cuyos propietarios son la familia Varese y la esposa del dueño, Tacuara Flores, que tienen además una estación de servicios YPF en la ciudad de La Paz.

En la arrocera el ingeniero agrónomo tenía una relación de empleado que habría terminado muy mal, según comentan en la ciudad, por algunos desmanejos con las cuentas que Damonte habría llevado con el Banco Nación de la zona, algo que hasta el día de hoy es muy comentado en La Paz.

Luego de perder su trabajo, el ingeniero agrónomo se instaló en una pequeña oficina conocida como “el Caburé” atendida por él mismo y por una secretaria al lado del Hotel Plaza de La Paz, en donde prestaba pequeñas sumas de dinero y cambiaba cheques de dudosa procedencia.

Eso llevó a que muchos hoy irónicamente lo comparen con Lázaro Báez, que pasó de simple empleado bancario a poderoso empresario de la construcción.

Damonte en esa época habría establecido una estrecha relación con el hoy senador Aldo Ballestena, encargado de presidir la corte que iba a juzgar políticamente al vocal del Superior Tribunal de Justicia Carlos Chiara Díaz, inclusive la mujer del empresario es secretaria del legislador.

Llama la atención que el senador por el FPV, además de tener dos hijos presos condenados por un asesinato y vinculados fuertemente a la droga, mantenga tanta cercanía con quien formó su patrimonio de una manera sospechosa.

En los mentideros políticos y empresariales paceños comentan que es paradójico que quien ha sido tan duro con al Vocal del STJER no sospeche del origen de la empresa de Damonte y que inclusive lleve como secretaria a la esposa del empresario y hasta vinculan al legislador con la empresa Norvial como inversionista.

Es conocido en el ámbito público y empresarial que en 2005 el ingeniero agrónomo fue condenado a dos años de prisión en suspenso por estafa al fisco. La pregunta obligada que aquí surge es: un estafador condenado por haber estafado al fisco – o lo que es lo mismo, al estado – puede negociar con el estado que ha estafado? Más allá que la mayoría de las licitaciones de las obras que hoy ha ganado Norvial, son en Entre Ríos, la estafa al fisco supone una estafa a todos los argentinos, por ende los entrerrianos nos vemos claramente afectados.

Pero aquí no terminan las dudas en cuanto al patrimonio de Damonte, puesto que más tarde, Damonte apareció con un campo de mil hectáreas en la zona de Alcaraz Norte que muchos se preguntan cómo logró conseguir, más aún sabiendo que el valor de una hectárea ronda los 5000 dólares, lo que suma un total de 5 millones en la moneda estadounidense.

Aunque no esté comprobado, muchos sostienen que por su relación con Ballestena, que se ha esmerado en designar a familiares muy cercanos suyos en cargos relacionados con la obra pública en La Paz, Damonte logró quedarse con la empresa Norvial y verse beneficiado en pocos años con obras públicas en diferentes lugares de la provincia, aunque el senador no sería el único político con el que estaría relacionado.

Luego de eso, el ingeniero agrónomo desembarcó en Paraná con maquinarias para la construcción cuyos valores no bajan de los 400.000 dólares y se vio favorecido con obras públicas durante la gestión de Blanca Osuna, en la que pesaba mucho en las decisiones la opinión de Carlos Molina y en la que Abelardo Llosa era subsecretario de Planificación.

Así, el ingeniero hizo muchas obras para el Estado y para terceros en Paraná y Concordia. En la capital del citrus, la Dirección Provincial de Vialidad lo sacó del registro de proveedores por incumplimientos y recientemente el intendente Enrique Cresto lo sacó del Promeba por diferentes irregularidades que fueron denunciadas.

Más allá de eso, llamativamente, la ejecución de obras públicas de la empresa de Damonte continuó durante la gestión de Sergio Varisco. Esto por lo menos es para preguntarse cuál es el vínculo, la relación o que costos maneja Norvial, ya que es sospechoso que una empresa que apareció de repente, pueda competir con empresas de años en el rubro.

A Norvial fue adjudicada la obra del puente de calle Moreno, que según algunos constructores su ejecución se realizaría con 7 u 8 millones de pesos, pero lo llamativo es que se la dieron a Damonte por 12 millones de pesos sujetos a ampliación, por lo que podría llegar a más de 14 millones de pesos, el doble del costo real, de acuerdo con lo que señalan otras empresas.

Muchos cuestionan también la calidad de la construcción y las normas de seguridad que se manejan para los trabajadores ya que este viernes una de las máquinas que se utilizan en calle Moreno se cayó al arroyo y hubo que montar un amplio operativo para lograr recuperarla con grúas.

Más allá de eso, Damonte no solo obtuvo el beneficio de esa obra, sino que también trabaja con su empresa un loteo para el que muchos se preguntan cómo logró conseguir la habilitación para la urbanización en el primer tramo, aunque Vialidad luego negó haber cedido alcantarillas para desagües pluviales e intimó a detener las obras.

Los empresarios arden, puesto que el ingeniero, nuevo en el rubro, consigue obras y permisos que nadie ha logrado. En ese sentido, en calle Jorge Newbery, un empresario de apellido Bolzán pidió que le habilitaran un loteo y desde el municipio solo le permitieron fraccionar en parcelas grandes, como clubes de campo, dejando el 50% para espacios verdes para no perjudicar desagües y drenajes en la zona.

Lo mismo ocurrió con el barrio Santa Cándida, en el Acceso Norte, en donde permitieron que solo la mitad del terreno sea urbanizado, mientras que el resto debe ser de espacios verdes.

Sin embargo, en un lugar mucho más complicado del Acceso Norte, a 200 metros de Santa Cándida, fue habilitado un loteo para un barrio tipo Fonavi, con parcelas de 300 metros, en una obra que lleva adelante la empresa de Damonte y pertenece al colegio de Bioquímicos.

Es sabido que el negocio de los loteos son los fraccionamientos pequeños, como hacían los almaceneros antes al vender productos sueltos, para sacar mayor ganancia. Se ve que Damonte, aprendió a fraccionar arroz en sus tiempos en la arrocera, lo que se ve hizo aprendió muy bien y hoy lo práctica fraccionando terrenos en pequeños lotes.

De ese modo, se podrá fraccionar un terreno que habría sido adquirido por un millón de pesos en más de 300 lotes de un millón de pesos cada uno.

Como agravante, se trata de un terreno en el que habitaban totoras y cañaverales, en una zona altamente inundable que con la urbanización desviaría los desagües y grandes cantidades de agua de lluvia hacia otros barrios, poniendo en riesgo de inundación y enfermedades a otros vecinos.

Todo esto provoca que otras empresas y empresarios de la ciudad cuestionen qué criterio utilizan las autoridades para en la misma zona habilitar a unos clubes de campo y a otros barrios tipo Fonavi, lo que puede provocar un grave impacto ambiental.

Muchos se preguntan qué aceite usa el ingeniero para lubricar los engranajes de los pedidos de habilitación y de las licitaciones, que curiosamente suelen favorecerlo.

Mientras se abren investigaciones sobre jueces y funcionarios, sería importante indagar a los empresarios que en pocos años y a partir de negocios y vinculaciones con el Estado se hicieron millonarios.

1 comentario

Maruja 30 abril, 2021 at 11:59 am

averigüe pero la empresa Norvial es de Aldo Ballestena

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