En la capital provincial, los delincuentes no están en cuarentena, pero las fuerzas de seguridad y las autoridades sí.
El encargado de la calesita del Parque Varisco de Paraná, conocido como Parque Nuevo, relató desconsolado este miércoles acerca de un nuevo robo y destrucción de los elementos necesarios para que el juego pueda funcionar.
Esta persona, de apellido Apaldetti, relató con mucho dolor cómo intentaban superar el duro golpe económico que el parate por la cuarentena obligatoria significó y cómo fue notificado por personal de la comisaría 11 acerca de acto vandálico.
Lamentablemente, lejos está este caso de ser el primer hecho delictivo que se registra en la ciudad desde que comenzó la pandemia.
Cuando uno podría pensar que la cuarentena obligatoria y la fuerte presencia policial en las calles haría disminuir la inseguridad, en la capital provincial parece haber pasado todo lo contrario.
Los controles policiales están apostados en algunas calles del centro y en las principales avenidas, para que la ciudadanía cumpla con el aislamiento social, sin embargo, para el ejercicio de la seguridad, parece que las calles están liberadas.
Lo han sufrido en carne propia vecinos en sus viviendas particulares, comercios, instituciones privadas, gimnasios, escuelas, y todo lo que se pueda robar o destruir, al punto tal que no se salvan ni las calesitas.
El gobierno provincial sobre esto no habla. Las autoridades estatales se limitan simplemente a brindar todos los días una conferencia de prensa acerca de la situación acerca del Coronavirus, pero sobre otros temas que preocupan a los vecinos calla groseramente y mira para otro lado.
Días atrás, fue muy conocido el caso de un local de ropa al que le rompieron la vidriera para robarle prendas de vestir. En San Agustín, los vecinos le avisaron a la policía que un sujeto había entrado a robar una verdulería. Cinco personas se robaron carteles de una pollería. En la Escuela de La Baxada sustrajeron elementos de construcción. Una pareja fue detenida tras romper un vidrio y llevarse elementos del Centro Cultural Gloria Montoya. La dueña de un gimnasio en calle Churruarín hizo público en las redes sociales el robo que sufrió.
Estos son apenas algunos de los hechos de lo que va de mayo que trascendieron porque fueron denunciados, porque fueron objeto de comentario de los vecinos o porque repercutieron en las redes sociales.
Sin embargo, los vecinos de Paraná sufren una infinidad de actos como estos cotidianamente en sus propiedades o comercios, al igual que arrebatos en las calles, que no son denunciados porque ya están resignados porque resulta altamente engorroso el trámite y no suelen recuperar los objetos faltantes.
En esta oportunidad, el que tuvo que sufrir un hecho delictivo fue el encargado de una calesita, con lo que queda en claro que en la capital provincial, y en otros tantos puntos de la geografía entrerriana, no se salva nadie.
Lejos de amedrentar a los delincuentes, la cuarentena, el parate económico, la desesperación que viven muchas familias, aunque ese no sea el caso en todos los robos, ha provocado mayor cantidad de delitos.
La gran presencia policial en las calles para los controles del cumplimiento del aislamiento obligatorio, no frena el delito, sino que parecería potenciarlo.
En tanto, las autoridades provinciales fijan su atención en el coronavirus, que viene siendo la gran excusa para atrasar el pago de los sueldos, acelerar la implementación del juego online, y seguir con el viva la pepa en general.
Los vecinos de la ciudad viven con miedo, mientras los representantes del gobierno provincial brindan su conferencia diaria para anunciar la cantidad de casos de infectados, algo de lo que, si permiten, cabe dudar, ya que hasta el director de una clínica de Victoria denunció que no se realizan los testeos aunque los pacientes presenten síntomas.
En Entre Ríos, las autoridades provinciales siguen de vacaciones, en este caso bajo el nombre de “cuarentena”, pero el coronavirus tarde o temprano pasará. Los vecinos tendrán que seguir lidiando día a día contra un mal para el que no hay vacunas: la desidia y la corrupción del gobierno.
1 comentario
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