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La Alianza La Libertad Avanza (ALLA) de Frigerio, Karina Milei y los radicales, enfrenta el riesgo de una victoria PÍRRICA, ya que la sumatoria de votos de las cuatro listas encabezadas por dirigentes peronistas terminaría muy por encima de la Alianza, y esto podría redefinir el mapa político provincial de cara al 2027.
Con el calendario electoral marcando el 26 de octubre como fecha crucial, Entre Ríos se prepara para unas elecciones legislativas nacionales que se vislumbran con un escenario de incertidumbre. En juego están cinco bancas de diputados nacionales y tres de senadores, en una contienda donde las proyecciones iniciales no garantizan una victoria contundente para ninguno de los principales frentes.
El riesgo de una victoria pírrica para la ALLA
La Alianza La Libertad Avanza, que en Entre Ríos está conformada por el sector de Rogelio Frigerio, la Unión Cívica Radical provincial y los libertarios de Javier Milei, se perfila como la fuerza con mayores chances de imponerse en las legislativas. Sin embargo, la preocupación crece entre sus filas ante la posibilidad de que este triunfo sea meramente simbólico, una “victoria pírrica”. Los análisis preliminares sugieren que, si bien ALLA podría superar individualmente a cada uno de sus competidores, la sumatoria de votos obtenidos por las listas encabezadas por figuras peronistas podría resultar superior.
De confirmarse este escenario, las implicancias políticas para la provincia serían significativas. Lejos de consolidar el poder de la actual administración, este resultado podría proyectar una eventual unidad del peronismo entrerriano de cara a 2027. Como ocurrió en otras elecciones en las que fue dividido y luego, mágicamente, cuando había mucho para repartir, se juntaron, basándose en la fuerza demostrada en estas legislativas no sería descabellado pensar que busquen retomar el control político de la provincia.
Los candidatos libertarios: el talón de Aquiles de la Alianza
El principal punto débil de la propuesta electoral de ALLA reside, paradójicamente, en las figuras que encabezan sus listas. Los dos candidatos en primer término, ambos de extracción libertaria, han generado más polémica que adhesión, poniendo en jaque la solidez de la alianza.
El “Baticandidato” y su clan familiar
Andrés Laumman, conocido popularmente como el “Baticandidato” por su ocurrencia de usar una máscara de Batman, se presenta como el principal aspirante a una banca de diputado nacional. Oriundo de Paraná, Laumman ya tiene antecedentes de incursiones electorales fallidas; en su intento por la intendencia de la capital provincial evidenció la falta de un acompañamiento significativo de la ciudadanía. A pesar de haber alcanzado una viralización a nivel nacional gracias a su personaje, la estrategia no ha logrado conectar de manera efectiva con el electorado, que parece percibirlo más como una excentricidad que como una opción seria. La sensación general entre los votantes es que este aficionado al polo “se montó a un pony”, sin contar con una propuesta sólida que lo respalde.
Pero más allá de su imagen mediática, el “Baticandidato” enfrenta una crítica contundente que ataca el corazón del discurso “anticasta” libertario. Con su esposa ocupando una banca de diputada provincial y su cuñada como concejal, Andrés Laumman se consagra como un claro ejemplo de la “casta” política: un clan familiar que vive del Estado, la antítesis de lo que La Libertad Avanza dice combatir.
El impuesto Joaquín Benegas Lynch: privatizaciones y lealtades
Para la Cámara de Senadores, la Alianza presenta a Joaquín Benegas Lynch, un ruralista supuestamente oriundo de La Paz, aunque muchos en la zona no lo reconocen como figura habitual. Su irrupción en el panorama político fue repentina y, según se comenta en los círculos internos, “impuesta” directamente por Karina Milei. De ser un completo desconocido, Benegas Lynch pasó a estar en boca de todos, pero no precisamente por su carisma o propuestas, sino por el rechazo que generaron sus primeras apariciones públicas.
Su única aparición masiva relevante fue cuando tocó la guitarra con una banda en la que su hermano es baterista, durante la presentación del libro de Javier Milei en el Luna Park. Sin embargo, la fama le llegó de la mano de la polémica. Apenas consagrado como candidato, estallaron en toda la provincia sus afirmaciones de querer privatizar ENERSA, la empresa energética provincial conocida por su eficiencia y por generar ganancias, así como también Salto Grande. Según Benegas Lynch, su “deber moral” lo impulsa a entregar en manos privadas todo lo que el Estado administre, una postura que resume su “religión libertaria” y que ha generado un fuerte rechazo en una provincia con una marcada identidad estatal en sus servicios públicos.
Además, el candidato a senador ha levantado polvareda al declarar públicamente que no mantiene relación con el gobernador Rogelio Frigerio. Esta afirmación es particularmente preocupante, dado que la función de un senador nacional es, en gran medida, ser la voz de su gobernador en el Parlamento. La falta de vínculo entre Benegas Lynch y Frigerio sugiere que el candidato responde a órdenes directas de Karina Milei, actuando más como su “leal súbdito” que como un representante de los intereses provinciales en sintonía con la gobernación.
El impacto en la campaña de Frigerio
Con los motores apenas comenzando a calentarse para la campaña electoral de octubre, Rogelio Frigerio ya recibe los primeros “pelotazos en contra”. Las controversias generadas por sus candidatos libertarios demuestran una falta de control sobre los engranajes de su propia Alianza. La estrategia de sumar al electorado libertario, si bien numéricamente atractiva, parece estar cobrando un precio alto en términos de cohesión interna y percepción pública.
El peronismo entrerriano: una interna en las urnas
Mientras la Alianza La Libertad Avanza lidia con sus propios desafíos, el Partido Justicialista entrerriano presenta un panorama de fractura que se convertirá en una auténtica interna en las urnas de octubre. El votante se encontrará con una multiplicidad de propuestas peronistas en la Boleta Única Papel, reflejo de una división interna o una estrategia deliberada para abarcar un mayor espectro del electorado.
En total, cuatro frentes vinculados al PJ competirán por el voto: el oficialismo, con Michel y Bahl; Entrerrianos Unidos, con Guzmán; Ahora La Patria, con Gaillard y Rubattino; y Unión Popular, con Martínez Garbino y Farach. Esta fragmentación es un fenómeno notable, incluso para un partido con antecedentes de presentar listas disidentes en elecciones generales.
Un caso particular es el de Emilio Martínez Garbino, de Unión Popular, proveniente del grupo ETER (Entre Ríos Entre Todos), una agrupación de peronistas disidentes liderados por figuras como Moine, Alassino, Leissa y Vergara, quienes en su momento abandonaron el sector de Frigerio y ahora compiten en solitario, buscando disputar votos directamente al PJ oficialista.
Precedentes históricos de la estrategia peronista
El peronismo entrerriano no es ajeno a este tipo de escenarios. En 2007 se vivió una situación similar con la recordada Lista 100, de la cual Laura Stratta era vocera, y que posteriormente fue reclutada por las fuerzas del entonces gobernador. En aquella elección, el oficialismo del PJ llevó a Urribarri como candidato a gobernador y a Lauritto como vice, compitiendo contra la Lista 100, que presentaba a Solanas y Enrique Cresto con el armado de Hugo Berthet. También Emilio Martínez Garbino participó con Concertación Entrerriana. En esa ocasión, los peronistas lograron no solo la victoria, sino también arrebatarle bancas a los radicales, demostrando la efectividad de una estrategia que, a pesar de la división nominal, lograba concentrar el voto peronista, retornando después de las elecciones todos al PJ.
En 2011 la estrategia se repitió. El oficialismo del PJ, con Urribarri y Cáceres para gobernador y vice, compitió contra el FEF (Frente Entrerriano Federal) de Jorge Busti, José Carlos Halle, Rosario Romero, Diego Lara, Tavi Zavallo y Eduardo Jourdan, entre otros. El PJ oficial se quedó con la victoria y, de manera contundente, con todas las bancas en disputa, ya que después volvieron todos al PJ.
En 2015 vuelve a repetirse: el intendente Adrián Fuertes, junto a Jorge Busti con la referencia de Sergio Massa a nivel nacional, deciden ir por fuera del PJ porque consideraban que internamente no tenían las garantías necesarias para competir. Lo hicieron con el sello UNIÓN POPULAR —vaya casualidad, el mismo sello por el que se presenta ahora Martínez Garbino—. Los dirigentes que llegaron a la diputación detrás de la fórmula Fuertes-Busti (Zavallo, Bahler, Koch) ni bien juraron como legisladores se integraron al PJ.
El dilema de Frigerio y la sombra de Karina Milei
Ahora, para octubre, parece estar entretejiéndose una trama similar a las exitosas experiencias del peronismo. A esto se suma una propuesta “extrañísima” por parte del oficialismo provincial, que ha cedido los puestos más importantes de su lista a nombres vinculados a La Libertad Avanza. Estos candidatos, como el “Baticasta” Laumman o Benegas Lynch, quien ya sumó rechazos de todos los ámbitos de la provincia al destapar sus intenciones de “sumisión al Estado nacional” y de dar la espalda a los entrerrianos con sus propuestas de privatización de ENERSA y Salto Grande, generan un fuerte rechazo en el electorado.
El peronismo, más allá de que en los papeles aparenta estar peleado a muerte con los mismos argumentos de las elecciones de 2007 y 2011, podría repetir la historia y terminar debilitando el supuesto triunfo del oficialismo de Frigerio, Milei y la UCR. Hoy ya se palpa, con una participación baja de la ciudadanía, la sensación de que, si la ALLA se impone en las urnas en octubre, la victoria de Frigerio, la UCR y Milei en Entre Ríos sería, en efecto, una VICTORIA PÍRRICA. Un preludio que augura un panorama incierto para las elecciones de 2027, donde habrá mucho más para repartir que cinco bancas nacionales.
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