«Resolver la interna dentro del peronismo siendo Kirchner el presidente del partido es muy difícil, ¿Quién va a garantizar en Entre Ríos reglas de juego claras que se cumplan?», expresó el presidente de la Cámara de Diputados.
¿Qué impresión se lleva tras la recorrida por la zona del río Uruguay? ¿Esperaba encontrarse con algo parecido?
La verdad que no. Durante estos años, cuatro de ellos en la gobernación, a mí me tocó estudiar el tema, más allá de las venidas al puente. Pero una cosa es el análisis teórico y otra ver el cambio real en la vegetación. El señor Almeida, que nos guiaba, me contaba que él recorría esa zona con su padre hace 40 años, y así testimoniaba el cambio de todo el ecosistema. Así que realmente nos vamos con las pilas cargadas.
¿Para hacer qué?
Es una lástima que la provincia no le haya renovado el poder al Dr. Juan Carlos Vega, con quien seguimos teniendo el mismo trato de siempre, más allá de que él esté en la Coalición Cívica. Vega es imaginativo desde el punto de vista del derecho. Creo que, en el plano de la legalidad, el tema de Gualeguaychú se mantiene vivo en la causa del Juzgado Federal de Concepción del Uruguay. Es una vergüenza que, tras un exhorto internacional, Tabaré Vázquez no haya cumplido con el derecho internacional. Esto no quiere decir que a la gente de Botnia la vayan a someter a un tribunal popular. Ya que van a ejercer el legítimo derecho de defensa. Pero van a tener que concurrir como imputados al Juzgado Federal de Concepción del Uruguay. Ahí hay que contrarrestar las pruebas que ellos aporten, las que hemos aportado durante todos estos años nosotros, más los hechos nuevos que se han producido. Y vienen los plazos perentorios del Derecho Penal para procesar o para dictar falta de mérito.
¿Cree que el gobernador Urribarri está convencido de la lucha anti-pastera?
La verdad es que no he hablado con el gobernador. Y esto desde hace bastante tiempo.
¿Cree correcto este distanciamiento?
No está ni bien ni mal. Acompañé políticamente hasta donde creí que tenía que acompañar. Fue hasta el 28 de junio, con un costo terrible. Antes habíamos acordado que nosotros no haríamos cuestionamientos a Kirchner por el tema del campo, y que hablaríamos de las cosas positivas de este gobierno, como la acumulación de las reservas, la re-estatización de las AFJP. A la vez, él (Urribarri) se comprometería a no hablar mal de nuestros amigos del Peronismo Federal, como es el caso de Carlos Reutemann. Este acuerdo se rompe en el programa “A dos voces”, donde el gobernador critica fuerte y gratuitamente a Reutemann. Entonces, bueno, la gente empieza a percibir un doble mensaje. Era muy difícil llevar adelante la campaña electoral. El 28 de junio, finalmente, la gente votó como votó. Tras los comicios, le hice al gobernador una propuesta. Me contestó que él estaba fuertemente alineado con el gobierno nacional, y que iba a seguir así. A partir de ahí, cada cual toma su camino. Pese a esto, no hay problemas de gobernabilidad en Entre Ríos. En Diputados no hay ningún proyecto del Poder Ejecutivo atrasado. De hecho ahora estamos por aprobar la Ley de Ministerios.
Usted es un actor protagónico de la política provincial y nacional, desde hace tiempo. En su opinión, ¿cuál debería ser el perfil del político en esta etapa histórica?
El daño más grande que ha hecho Kirchner -aparte del que le infligió al peronismo- es la destrucción del sistema federal argentino. Hoy Kirchner quiere tener delegados del gobierno nacional y no gobernadores. Y esto se agrava día a día porque las obligaciones elementales del Estado (salud, educación, seguridad, justicia) están en manos de la provincia. En 1974, antes de morirse Perón, cuando los hospitales y las escuelas públicas eran nacionales, el 54 por ciento de los recursos tributarios iban para la provincia. Hoy, con todos los servicios bajo jurisdicción provincial, sólo llega al interior el 23 por ciento. Es decir, ni se respeta el piso del 24 por ciento. Esto quiere decir que para tener recursos hay que ir al aplausómetro, hay que ir de rodillas a la Casa Rosada. O de lo contrario hay que meter medidas cautelares como hace Córdoba, cuyo gobernador es mi amigo. A Schiaretti le están pagando ahora porque Alberto García Lema hizo una presentación ante la Corte. Esto en sí es una vergüenza. Hay un estado de sumisión en la Argentina. La consigna es: billetera y látigo. Esto le hace muy mal a la política argentina.
¿Qué lectura hace de lo que pasó hace poco en el Senado, donde el kirchnerismo se retiró de la sesión?
Fue vergonzoso. Esto más allá del caso puntual de Carlos Menem, de cuya conducta desconozco los móviles. Creo que se rompió una regla de oro que siempre se había cumplido en el parlamento. Me refiero a la reunión de labor parlamentaria, donde van los presidentes de bloque y acuerdan lo que van a tratar.
Algunos piensan que hubo ingenuidad de la oposición
Yo diría que hubo mala fe de parte del kirchnerismo. Eso que dice jocosamente Luis Juez -aunque no me gusta esa manera- en realidad es cierto. Mientras fui senador nacional, a Pichetto lo he visto cambiar posiciones que había fundamentado, tras un llamado de la actual presidenta (entonces senadora Cristina Kirchner). Estaba sentada en la banca y le decía que tenía que cambiar y Pichetto, sin vergüenza alguna, hacía lo que le pedían. En este caso, creo que lo han llamado y le han dicho que se levante y que se vaya. Eso le rompió todos los acuerdos asumidos en la reunión de labor parlamentaria.
El kirchnerismo alega que la oposición, por ejemplo al querer discutir el tema impositivo, quiere gobernar desde el Congreso
¡Pero si el tema tributario es exclusivo del Congreso Nacional! Quisiera recordarles los discursos virulentos en este sentido de la actual presidenta, cuando estuvimos juntos en el Senado. Ella votó, por ejemplo, en contra de la ley de emergencia y de delegación de facultades que mandó Eduardo Duhalde en su momento. Creo que hay que volver al respeto de la palabra, a la coherencia. Salvo en el kirchnerismo, creo que algo de esto se está consiguiendo en el resto de las fuerzas políticas. Más allá de que cada sector tiene su lógica, está prevaleciendo un clima en favor de los acuerdos.
¿Existe ese clima en la provincia?
En la Cámara de Diputados solemos votar en conjunto, pese a que el peronismo tiene 20 bancas y el radicalismo sólo seis. El diputado Jaime Benedetti puede dar testimonio de lo que digo. En todos los casos, después de horas de discusión, buscamos que el radicalismo vote con nosotros. Hay una muy buena convivencia en Diputados.
¿Cuál es la situación financiera de la provincia de Entre Ríos?
No escapa a la de las otras provincias argentinas. Algunas podrán estar mejor, como las que cobrar regalías petroleras y tienen poca población. Pero hasta Santa Fe está en crisis. Creo que esta degradación del federalismo ha hecho que las provincias entren en crisis y hoy exhiban un equilibrio muy precario. Esto hace que los pedidos de aumento de los empleados públicos puedan resultar un disparate para el administrador. Pero no lo son si uno se pone del lado del bolsillo de los empleados.
¿No es posible que el nuevo Congreso corrija esta matriz unitaria?
No hay que esperar soluciones inmediatas. Pero se pondrán límites. En esto de las reservas, se puso un límite. Ha funcionado el poder Judicial. Ha funcionado también el Congreso, que actuó con reflejos. Y bueno, es importante que se pongan límites al poder absoluto. Cuando nos encontrábamos, Kirchner me decía: ‘ahí viene el pejotista que no tiene reelección’. Yo le contestaba que había sido tres veces gobernador por el Partido Justicialista. ‘No, el pejotista está superado, no sirve más’, me replicaba. Pues bien, resulta que ahora Kirchner es presidente del Partido Justicialista. También nos recomendaba no nombrar más a Perón y a Evita, porque decía que él estaba en una superación de esas cosas. Si bien Kirchner
