“El colonialismo visible te mutila sin disimulo: te prohíbe decir, te prohíbe hacer, te prohíbe ser; El colonialismo invisible, en cambio, te convence de que la servidumbre es tu destino y la impotencia tu naturaleza: te convence de que no se puede decir, no se puede hacer, no se puede ser”, Eduardo Galeano – Uruguayo.
Desde Paraná (Entre Ríos), como ciudadanos argentinos:
Nos solidarizamos con el Pueblo y asambleístas de Gualeguaychú que reclaman, por distintas vías, el cierre de la pastera Botnia (hoy UPM), instalada ilegalmente frente a la ciudad de sus ancestros, por decisión unilateral, adoptada con respecto a un río compartido.
La cuestión de fondo y el origen de este conflicto radican, precisamente, en el proceder de mezquinos intereses corporativos y en conductas de gobiernos que, so pretexto de progreso, exponen a sus poblaciones no sólo a industrias contaminantes como ésta sino también a nuevas formas de colonialismo que la globalización, instaurada como si fuese la única verdad, impone a través de diversos disfraces y sutilezas en aras del enriquecimiento de pocos y en desmedro de los muchos que vamos siendo condenados a sobrevivir en un mundo desigual e injusto.
El corte de la Ruta 136 y del Puente Internacional debe verse, entonces, como una consecuencia, un resultado. No puede pedirse a quienes han visto y ven sus vidas amenazadas por la radicación de Botnia frente a sus hogares que desistan de ejercer su derecho a legítima defensa hasta tanto no se les den firmes garantías y se le dé curso efectivo a los justos y razonables reclamos que los han llevado a adoptar medidas de humana y entendible autodefensa, entre ellas el corte. Tales garantías, obviamente, tienen que ser ofrecidas desde las dos orillas, por los gobiernos de ambos países.
> Apoyamos la lucha perseverante de nuestros comprovincianos por el derecho a la vida y la salud, derechos que están muy por encima del derecho al libre tránsito; y adherimos a que se resistan pacíficamente al traslado de las industrias sucias del Norte hacia el Sur, uno de los pilares en que se asienta el modelo de dominación diseñado por quienes desembarcan en el Cono Sur para depredar sus recursos naturales o enriquecerse con la mega-minería, pasteras y cultivos transgénicos asociados al uso de agro-tóxicos, sin importarles que su modelo productivista provoque “daños colaterales”, la frase con la que pretenden enmascarar la contaminación inmediata o futura por acumulación biológica de los seres vivos y el ambiente.
Gualeguaychú, desde hace años, es un ícono de resistencia al avance de las pasteras en Latinoamérica, y de la continuidad de su lucha depende, en gran medida, que no sigan instalándose mega-industrias de pasta de celulosa como Botnia. Gualeguaychú es, además, el Pueblo que, al resistirse, ha hecho visible ante el mundo un conflicto en que se le va la vida y un modelo neocolonial que reitera la tragedia de nuestros hermanos indígenas, con la diferencia de que hace 500 años la Colonia tenía cabeza y manos visibles, y hoy es invisible a los ojos que no pueden, no saben o no quieren ver.
> Rechazamos la decisión de denunciar civil y penalmente a asambleístas de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú, a quienes se ha intentado convertir, de la noche a la mañana, en delincuentes y autores de más de una decena de delitos.
Señalar con el dedo, exponiéndolos a sanciones judiciales, a quienes en su momento se apoyó, y hacerlo en el contexto de un Mundial de Fútbol, que despierta legítimas pasiones pero que también se presta a lamentables ocultamientos de la realidad y sus problemas, merece nuestro enérgico rechazo.
> Nos oponemos a la criminalización de las protestas de las asambleas y organizaciones que, a lo largo y ancho del país, están sosteniendo, con acciones y palabras no violentas, legítimas causas sociales y ambientales.
Las imputaciones judiciales efectuadas a un grupo de asambleístas de Gualeguaychú, sumado al destrozo del que fuera objeto la sede de la Asamblea El Algarrobo de Andalgalá a fines de mayo de 2010, hacen temer, con razón, que a futuro se extienda en la Argentina el intento de criminalizar las actividades asamblearias con el objetivo de desmovilizarlas y acallarlas.
> Sostenemos que es imperiosa la adopción del principio de precaución por parte de los poderes ejecutivos, legislativos y judiciales de los Estados nacionales y de los hombres del derecho internacional. La situación sería otra si, para el caso de Botnia, los actores con poder de decisión se hubieran ceñido a este principio, ya que la Planta no se hubiera podido instalar hasta que los empresarios y Uruguay probaran que no contamina. En virtud de lógicas que no tienen que ver con la defensa de los afectados, impera en el mundo, por el contrario, la obligación de que las víctimas tengan que demostrar que tal o cual producto o industria los han contaminado, para lo cual muchas veces deben ofrecer sus propios cuerpos enfermos o los restos de sus fallecidos.
> Nos preguntamos:
¿Por qué Finlandia no traslada a sus tierras esta Planta que, según dicen, no contamina?
¿Por qué el gobierno nacional y el entrerriano no se colocan firmemente a la cabeza de la defensa de los ciudadanos de Gualeguaychú, que son los agredidos? Y ¿por qué no le exigen, con toda firmeza, al gobierno de Uruguay que permita el monitoreo bilateral e interno de la Planta de celulosa?
> Estamos convencidos de que la hora impone el abandono de actitudes de indiferencia, impotencia, y sobre todo, de servil complicidad (por acción u omisión) con extranjeros intereses económicos y geopolíticos, en pro de abrazar solidariamente a un Pueblo que se la ha jugado y puesto el cuerpo para defender una causa que nos compete a todos.
Estamos seguros, finalmente, de que GUALEGUAYCHÚ NO VA AFLOJAR.
Asamblea de Autoconvocados por el Problema de la Basura en Paraná
Foro Ecologista de Paraná
Concejal Emanuel Martínez Garbino (Concejalía Nuevo Espacio Paraná)
Daniel Verseñassi
María Emma Bargagna
Hernán Pirro
Silvia Seib
María Inés Asensio
Marcela García Chervo
Andrés Petric
Liliana Barbagelata
Juan Witschi
Zulema Salas
Carlos Caraballo
Paraná, 16 de junio de 2010, a días de homenajear al Símbolo de nuestra Soberanía: la Bandera, que no nació sólo para unirnos durante un efímero Mundial.
