«Guarda que sacó el bufoso»
Cerca del mediodía de ayer se desató una batalla campal en una de las direcciones del municipio de Paraná.
Ayer por la mañana, cerca de las 11.30, en la dirección de la Unidad 4 municipal, ubicada en calle Almirante Brown, el director “Noldo” Bravo le comunicó al personal que se les terminaban los contratos y que no se los iban a renovar.
Ante esta noticia, los presentes se enardecieron y se produjo una discusión muy subida de tono. El problema creció mucho más cuando, según cuentan los mentideros, el Turquito Apaz, de la Toma Nueva, integrante del área y uno de los que secunda al director, tiró más nafta al fuego con sus dichos.
La situación se puso complicada y el director recibió un ladrillazo en la cabeza, y después siguieron a las trompadas. Quienes estuvieron presentes cuentan que los responsables del área intentaron defenderse, pero eran claramente sobrepasados en número.
Los empleados eran cerca de 70 que, furiosos, comenzaron a tirar ladrillos, botellas y después la siguieron con golpes de puño.
La cosa no terminó ahí, ya que dicen que en el medio de las idas y venidas de puños y patadas uno de los contratados, que sería de la zona del puerto viejo, metió la mano en la cintura y extrajo algo de sus ropas.
Se comenta que al verlo, uno de los presentes gritó “¡guarda que sacó el bufoso! ¡Corramos!”. Ante tal exclamación representantes de ambas partes se apresuraron a retirarse, y dicen que los funcionarios, a pesar de que algunos están con sobre peso, lograron salieron corriendo hacia el fondo, y esconderse en el galpón.
El escándalo fue mayúsculo en el barrio, y terminó con el director y algunos de sus segundos muy golpeados. La unidad fue tomada durante unas horas por el personal que había recibido la noticia de que no se les renovarían los contratos.
La situación no estaría fácil en el barrio y en la Unidad cuarta. El estado en el que quedaron el rostro y la cabeza de Bravo lo dice todo.
Dicen que hasta el 31 de marzo en otras áreas se va a anunciar que más contratos no serán renovados. Pero, conociendo la experiencia de Bravo, los directores, temerosos y precavidos, ya se estarían consiguiendo cascos y chalecos para dar la noticia a sus hombres.