Ante una pasividad total de las instituciones judiciales, legislativas y policiales
Tres menores fueron asaltados ayer a punta de pistola en las esquina de Santiago del Estero y Mitre, a metros del Mayorazgo, a punta de pistola y el delincuente se colgó las zapatillas cual botín de guerra.
Según las declaraciones de Stefano de 9, Santino de 11 y Germán de 12, los chicos asaltados, ellos iban desde su casa al club Estudiantes, cuando en la esquina de Tucumán y Mitre, se les apersonó un muchachón, quien a punta de pistola los increpó.
Vale aclarar que, este hecho no es la primera vez que les ocurre, ya que según comentaron Stefano y Santino, un año atrás, les sucedió lo mismo en la misma zona, también a punta de pistola, en esa oportunidad junto a su madre y a una cuadra de distancia. Debido a esto, no han superado aún la primera mala experiencia, que ya están vivenciando una nueva.
El sujeto armado, fácilmente identificable ya que tenía una remera de Newell´s, pelo largo atado, y un aro en la oreja izquierda, los llevó desde la esquina de Tucumán y Mitre, unos 400 metros hasta la esquina de Santiago del Estero y Mitre, a escasos metros del Mayorazgo, a las 4 y media de la tarde, un lugar arduamente transitado de la ciudad, a punta de una pistola, la cual extrajo de su cintura, y llegados al lugar les robó sus pertenencias. Con esto se destaca la impunidad y audacia con que se manejan los delincuentes.
Destacándose que, en este tipo de hechos, no sólo se les provoca un daño material, que es secundario, sino también un daño psicológico a tres criaturas, llevadas, en una área populosa de la ciudad, 400 metros a punta de pistola, con plena impunidad.
También resulta particular, por lo que los chicos manifestaron, que ya habían visto a esta persona en el parque, junto a otros 3 o 4 muchachos, vigilando y observando los movimientos, a la espera de encontrar una víctima. Es de destacar que otros adolescentes, que ya han sido víctimas de otros asaltos en la misma zona, sin embargo los hechos continúan ejecutándose y sucediéndose con total impunidad.
El sujeto no solamente es identificable por su vestimenta y reseñas, sino también porque en la zona donde se consumó el robo existe una cámara del 911, hasta ese lugar los llevó el precoz delincuente. Sin embargo, a pesar de esto, el tipo sigue circulando libremente, haciendo sus andanzas con total impunidad.
Este hecho se suma a otros tantos denunciados que han ocurrido en este último tiempo en esa misma zona, donde no sólo es aberrante e indignante el hecho en sí, sino las particularidades de violencia que tienen los delincuentes para perpetrarlos, siempre a punta de pistola, con navajas o cuchillos.
Asimismo, es destacable la cantidad de mujeres mayores que son arrastradas por estos tipos para arrebatarles las carteras, en donde no sólo tienen que lamentar el atentado contra la propiedad, sino también, y peor, las lesiones de gravedad que sufren.
Ante una pasividad total de las instituciones que deben encargarse del tema, echándose culpas mutuamente, seguramente porque a éstos no les toca porque tienen custodia, el blanco de estos delincuentes son las mujeres y los niños, pero de eso tampoco se debate.
Lo más llamativo de estos hechos delictivos en esta misma zona, y sobre todo los fines de semana, se conglomeran mucha cantidad de chicos y adolescentes, ya sea la concurrencia a los populosos clubes del parque Urquiza y lugares de esparcimiento de la zona.
Estas últimas semanas hemos escuchado un gran debate sobre la justicia, sobre su democratización, es los argumentos hemos sentido que en cuanto a la inseguridad, que ha ganado nuestras calles, los jueces le echan la culpa a la falta de legislación sobre el tema, los legisladores a la prevención policial, la gente le echa la culpa a la policía que no actúa y la policía dice «nosotros lo detenemos y a los dos minutos están sueltos, y a veces como son menores ni llegan a la comisaria porque tenemos que soltarlos».
Pero los que terminan sufriendo las consecuencias son los contribuyentes, y las víctimas que preferentemente eligen los delincuentes son los niños y las mujeres indefensas.
Tampoco en el debate se ha escuchado nada sobre la reincidencia, sobre la queja de la policía que aprehende a los delincuentes y los jueces los liberan inmediatamente, fundándose esto en la excusa de que es menor o por cualquier otro motivo, es más, una de las últimas versiones policiales al respecto, que justifican la impunidad de estos tipos, es que una vez que el chorro roba, inmediatamente llama a un puntero político y este se comunica con algún funcionario público, y ahí, mágicamente, la causa no sigue, no se vuelve a investigar más.
Como dicen, si es así, que hay deficiencia legislativa, que muchos de los legisladores deben tener dos materias aprobadas nomas para asumir su función: “Subsidios y Contratos”, lo demás, seguridad, acción social, trabajo, no cuenta. Estos están más dedicados a apuntar al periodismo, como generador de opinión pública, como causantes de una “sensación de inseguridad”, que realmente en legislar sobre prevención y justicia.
Frente a este estado de cosas, la delincuencia, la impunidad y la violencia, ha ganado nuestras calles, la gente ha perdido el derecho a salir de sus casas, sobre todo las mujeres y los niños, ya que lo más probable es que les afane un ser despreciable que por unas pocas monedas y alguna que otra prenda, lesiona gravemente. Es más, algunos padres, frente a la impotencia de que toquen a sus hijos y nadie haga nada, ya están pensando en salir a buscar a los cacos ellos mismos.
Mientras se ponen de acuerdo de quién es la responsabilidad, echándose la culpa entre ellos, lo pagan los indefensos.