Extraña conversión
Ayer era el hombre fuerte de la administración de la Cámara Alta y cercano al mandamás, en ese momento, del bloque y hoy los mentideros de La Paz comentan que se lo ve con una túnica cantando y rezando en un templo.
De una extraña conversión fueron testigos los mentideros del departamento La Paz. El contador Julio Ivanovich pasó en poco tiempo de reo a religioso.
Cuentan quienes transitan la ruta que une La Paz con San Gustavo que se puede ver al contador, que fue condenado a fines de 2012 por ser “partícipe necesario” en la causa por peculado en el Puerto Ibicuy, aunque juraba y perjuraba, y aun hoy insiste, que era inocente, participar de ceremonias religiosas en un templo.
Se comenta que Ivanovich, a raíz de su conversión, viste una túnica y forma parte de las celebraciones a través de cánticos, oraciones y aplausos en el santuario que está a cargo de su hermano.
Esto llama la atención de los mentideros paceños que en un tiempo veían a Ivanovich, que fue administrador de los fondos del Senado y de empresas polémicas en la provincia, integrar mesas bien regadas con su jefe político e intelectual, el caudillo de San Salvador, el ex senador y ex diputado, Hugo Berthet.
Un Berthet que sigue siendo fiel y devoto del gauchito gil, es mas en sus pagos dicen que como compromiso de campaña para cuando sea Intendente de San Salvador va a hacer el santuario más importante de la provincia en esa localidad.
El contador fue el principal opositor del oficialismo en La Paz en las elecciones de 2011, ya que era el hombre fuerte de Berthet y del Frente Entrerriano Federal (FEF) en ese departamento.
Ivanovich fue condenado a 18 meses de prisión condicional por la causa del Puerto Ibicuy, en una pena que también lo obligó a pagar 1.000 pesos, pero que fue apelada y aún no está firme.
El templo en el que el contador entrega su vida a Dios no pasa desapercibido para quienes transitan el camino entre San Gustavo y La Paz, ya que es una imponente edificación con más de 30 habitaciones, utilizados para retiros espirituales.
Entre las reglas de conductas, Ivanovich debe desempeñar tareas colaborativas, pero por suerte para el contador, la pena le permite dedicarse a la religión.
Así el contador, después de tanto trabajo, sacrificio y ahorro logró un buen pasar en lo económico, y ahora trata de hacerlo con su vida espiritual.