Los 35 apóstoles del Pro entrerriano.

Un futuro sombrío

El ministro Frigerio en su última visita a Paraná reunió a la dirigencia de su partido para pedirles que se ocupen de levantar el perfil político en la provincia y que se animen a dar todos los debates que sean necesarios.

“Si vamos a esperar a que la única respuesta al debate político se produzca cuando venga Rogelio a la provincia, estamos en problemas”, les dijo Frigerio al puñado de dirigentes que lo escuchaban y que solo asentían con la cabeza.

“Necesitamos empezar a formarnos como interlocutores de las medidas nacionales”, les pidió y en el mismo sentido agregó “Tenemos que salir nosotros también a comunicar la gestión, no sólo a debatir o rebatir las críticas sino a mostrar las cosas buenas que se están haciendo, como el tema jubilados, el quite del IVA a productos de la canasta básica, el aumento de un millón y medio de beneficiarios de la asignación universal por hijo”.

Frigerio sabe muy bien que no cuenta, salvo contadas excepciones, con una fuerza política de valor en la provincia. Para colmo en la capital provincial, que es el lugar de mayor repercusión política el Pro tiene dos dirigentes muy problemáticos, la vice intendenta, Josefina Etienot, que vive cometiendo errores de todo tipo y ya es el hazmerreír de la ciudad y un concejal, Emanuel Gainza, que se pasa más tiempo en Buenos Aires o haciendo cosas en su beneficio personal, aparte de tener cierta deuda social que aún están esperando que salde. Off the record, Frigerio ya ha hecho sentir su malestar con ambos.

El macrismo cuenta con cuatro diputados provinciales: Esteban Vitor, el único con la suficiente experiencia como para ocupar ese lugar; Martín Anguiano, que está allí por el solo hecho de ser el socio de Frigerio en sus emprendimientos inmobiliarios y los jóvenes Joaquín Lamadrid (Concordia) y Ayelén Acosta (Paraná), sobre los que el ministro no tiene demasiadas expectativas a futuro. Cuenta también el Pro con dos senadores provinciales: Nicolás Mattiauda (Gualeguaychú) y Francisco Morchio (Gualeguay), a quien el resto de la dirigencia del Pro entrerriano ignora.

En tanto que sobre Mattiauda, el ministro sabe que no le tiene demasiada simpatía y que es uno de los que más fogonea al resto contra sus deseos futuros.

Cuenta también el Pro con dos legisladores nacionales: Alfredo De Ángeli que quedó muy devaluado luego de perder las elecciones de 2015 y una desconocida mujer proveniente del Gran Buenos Aires, que por esas cosas del destino, terminó siendo diputada nacional por la provincia que alguna vez, gobernada por el Gral. Urquiza, fue la que encabezó la lucha contra el centralismo porteño.

Hay que sumar a ellos los designados en distintos organismos del Estado que tienen representación en la provincia: El ex candidato a intendente de Concordia, Roberto Niez, el también joven dirigente de esa ciudad, el arquitecto Eduardo Caminal (¿el preferido de Frigerio?), los uruguayenses Mauro Vazón, Juan Ruíz Orrico y Eduardo Satto.

Agregando a todos ellos al actual interventor del Pro, Marcelo Sorgente, la “cúpula” de la dirigencia del macrismo entrerriano, suman 17 personas (incluido Frigerio). A ellos hay que agregar otras 18 repartidas en distintos lugares de la provincia.

Ellos son los “35 apóstoles”. Pensar que con eso le alcanzó a Frigerio para rendir a la histórica UCR y dejarla sin candidato a gobernador en Entre Ríos.

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