Una cuarta de vergüenza: estuvieron los que no tenían que estar.

Atrás quedaron la independencia y la rebeldía

En las internas el PJ se expresó en contra de la dirigencia que lo llevó a un fracaso humillante en 2015 pero estos mariscales de la derrota no conocen de vergüenza ni se ponen colorados.

El 3 de abril de este año la cuarta, en donde el PJ había perdido de forma escandalosa en 2015, fue una de las pocas seccionales en las que el justicialismo tuvo internas partidarias. Se presentaron cuatro listas y solo una no fue pegada con otros dirigentes y fue con la cortita.

En contra de todos los pronósticos y de los dirigentes políticos, que comentaban irónicamente que la lista 43, la cortita, salía última e instalaron el lema “en la cuarta la 43 sale cuarta”, esta se impuso en una reñida elección.

Esa dirigencia operó en contra de la 43 ninguneándola y desprestigiándola porque no ponía a ningún dirigente y trabajó fuertemente con su estructura y funcionarios en el gobierno provincial para que esa lista perdiera.

Pero por sobre todas las previsiones, la lista encabezada por una desconocida sin trayectoria política triunfó frente a listas integradas por funcionarios y dirigentes.

Esa lista que mostró independencia y rebeldía fue valorada por el afiliado que masivamente fue a votar contra las cooperativas políticas convirtiendo esas internas en una elección emblemática.

Mientras unos apostaban a que la 43 perdía por robo porque no era bendecida ni apadrinada, fue al revés, porque la gente votó por una nueva forma de hacer peronismo y ganó la cortita, a pesar de haber sufrido impugnaciones en algunos votos.

Fue un triunfo emblemático que marcó un antes y un después en las relaciones entre la familia y el afiliado peronista con los que decían ser sus dirigentes.

En las internas quedó en claro que la gente no quería saber nada con los que los llevaron a una derrota catastrófica en 2015 y ese rechazo tuvo mucho que ver con el triunfo de la 43, más allá del esfuerzo militante de los integrantes de la lista.

El jueves pasado, cuando se conmemoraba el día del Militante peronista en recuerdo de la vuelta de Perón a la Argentina el 17 de noviembre de 1972, en una casa de calle Patagonia, los que ganaron mostrando rebeldía e independencia hicieron su acto de asunción.

Pero para sorpresa e indignación de los afiliados aparecieron los mariscales de la derrota, solos o por algunos pobres vivos, que más que vivos son jodidos, que tratan de sacar provecho de la situación vendiendo paquetes, como es común escuchar en la militancia.

Esos dirigentes se subieron al palco, hablaron y cerraron el acto, y la lista 43, la cortita, perdió el apoyo del afiliado que había ganado gracias a la independencia y la rebeldía cuando este jueves los Molina, Blanca Osuna y otros se subieron a un palco en el que no tenían nada que hacer, demostrando que no quieren irse.

Causó indignación en todos los que fueron a acompañar y votaron en contra de la dirigencia a la que consideran responsable de la humillante derrota de 2015 el ver que en el acto estaban esos dirigentes que no solo no fueron a votar, sino que ni siquiera son de la seccional.

Quienes creyeron en esta lista y priorizaron su independencia y rebeldía hicieron llegar a este portal su indignación por las presencias no gratas en la asunción.

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