Reunión con el ministro
El lugar cerró y se convirtió en cooperativa, reclaman mantener las fuentes de trabajo pero las condiciones de los materiales no garantizan un buen tratamiento de los pacientes.
El diputado Juan José Bahillo, acompañado por el secretario de Gobierno de Gualeguaychú, Germán Grané, se reunió con el ministro de Salud, Ariel de La Rosa, con el fin de solicitarle las habilitaciones correspondientes para la reapertura del ex sanatorio Agos de esa ciudad.
El principal argumento de Bahillo para hacer el pedido es recuperar la fuente de trabajo del personal, que se unió para conformar una cooperativa y a través de un contrato de locación tomaron posesión del lugar.
Además, comentan que desde febrero no perciben su sueldo, por lo que necesitan comenzar a trabajar para producir dinero y saldar las deudas que tiene el sanatorio, como la que mantiene con el municipio, que prestó a los cooperativistas un millón y medio de pesos en septiembre.
Por eso el diputado y representantes del municipio reclaman que se ponga en funcionamiento el nosocomio. De todos modos, y si bien es respetable la necesidad de trabajar del personal, se afirma que el sanatorio no está en condiciones aptas para prestar un óptimo servicio de salud.
Según comentan algunos profesionales de salud desde Gualeguaychú, el ex AGOS cuenta con dos respiradores artificiales pero ninguno estaría en funcionamiento y afirman que la mesa de anestesia es obsoleta porque tiene muchos años de antigüedad.
También sostienen que los cardio desfibriladores y los electrocardiógrafos, elementos indispensables porque son soportes de vida en situaciones críticas, no presentan la verificación técnica de la Asociación Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica.
Ese control es exigido por ley y debe ser realizado por un bioingeniero matriculado en la provincia.
Además de las deplorables condiciones técnicas, el sanatorio tampoco tendría la disponibilidad de médicos. Ayer en la reunión con De La Rosa estuvieron presentes personal de maestranza y de la administración, pero no participó el director médico.
A pesar de que el argumento que esgrime Bahillo para exigir la habilitación del sanatorio es preservar las fuentes de trabajo, es imposible autorizar un lugar destinado a prestar servicios de salud en el que no funciona la aparatología médica indispensable para garantizar el mejor tratamiento posible a los pacientes.
Más allá del justo reclamo por las fuentes laborales, en un área tan delicada como la salud, es necesario que los aparatos estén en óptimas condiciones y cabe preguntarse quién asumirá la responsabilidad si ocurre una tragedia debido a una mala prestación por el deterioro de los equipamientos.
En definitiva, es imposible habilitar un lugar que no puede brindar servicios de salud, con la vida de la gente no se jode.
