Incoherencias
Los judiciales manifiestan estupor ante lo conocido por los propios dichos de Chiara Díaz ante la comisión de juicio político: reconoció que viajaba a Buenos Aires a dar clases, mientras que en la provincia cuestionaba designaciones de jueces por ser docentes; hoy es considerado el magistrado de la doble moralina.()
En tanto que el mecanismo para la designación de los jueces, en nuestra provincia, está determinado y reglamentado; el cual se realiza mediante la celebración de un concurso de antecedentes de oposición ante el Concejo de la Magistratura.
Al momento de la designación del juez de garantías Humberto Franchi, a finales de 2014, había otros postulantes. Al no poder oponerse a la solvencia técnica de ese juez, surgió el cuestionamiento de que Franchi dejaba su despacho dos días a la semana –no más de 2hs y media- para ir a dar clases de Derecho a la UCA Paraná.
Sorprendentemente el que más cuestionaba estas salida era Chiara Díaz, que dejaba su jurisdicción para ejercer la docencia. Lo más significativo es que tras la denuncia de un abogado, se lo tuvo que investigar por el mal desempeño de sus funciones, todo lo que criticaba el vocal del STJ, lo hacía.
Chiara Díaz dijo en su descargo ante los diputados que no tenían moral para juzgarlo, mientras que él cuestionaba un criterio para decidir la designación de un juez, que solo se ausentaba 2horas y media mientras él lo hacía entre 48 y 72 horas por semana. Utilizaba viáticos de su envestidura como magistrado para dar clases en diferentes universidades de Buenos Aires; que nada tenían que ver con la justicia entrerriana.
Mientras cuestionaba a Franchi, en su defensa aseveraba que si bien él daba clases en Buenos Aires, eso no era contradictorio con su actividad como magistrado. Se generó un gran revuelo en Tribunales, pero la familia judicial, la que no sólo está compuesta por los jueces, no se sorprende. Lo que se comenta en los pasillo, es que Chiara Díaz es “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”.
