Malestar e indignación en empleados de carrera.
«¿Y ahora qué viene, el baile del caño?», se le escuchó decir a un irritado personal de carrera.
En horas de la mañana, personal con años dentro de la administración pública, al ingresar a la oficina de un ministro, encontraron a una señorita recostada en forma muy placentera sobre el escritorio, y no estaba sola.
Este hecho causó indignación en el personal, que puso el grito en el cielo, porque esta situación daba una imagen lastimosa y decadente de una oficina pública, y más, en un escritorio que antecede a la oficina de un ministro.
Según comentaban, esta señorita, que no hace mucho tiempo que es empleada en el área de ese Ministerio ya que provenía de un organismo que se dedicaba a hacer volar a las personas, ahora tendría grandes ínfulas de poder porque en este traspaso le otorgaron un cargo político.
Parece que la cosa no va a terminar ahí, porque los empleados de carrera querrían poner en aviso a todos sus superiores para evitar que en un futuro cercano se coloquen caños en las antesalas y oficinas importantes para practicar el popular baile.
