Sigue la “guerra fría” entre Karina y Caputo tras los cambios en el gabinete nacional

Aún falta definir la designación de los sucesores de Patricia Bullrich y Luis Petri en Seguridad y Defensa.
Podría haber movimientos en algunos organismos, como el ARCA. Los hermanos Milei le pidieron a Mariano Cúneo Libarona que continuara pese a que semanas atrás había puesto su renuncia a disposición.

El nuevo rediseño del gabinete que bendijo Javier Milei si bien otorga un mayor poder a su hermana Karina -«se lo ganó por el triunfo de su postura de defender al partido en todas las provincias en las elecciones y como dice el Presidente hay que ser bilardista», aduce un ministro no identificado con ninguno de los dos vértices de la interna libertaria- garantiza que la guerra fría entre los armados de la jefa de LLA y el de Santiago Caputo persistirá hasta el final del mandato. No hay apuro, por ahora, en la designación de los sucesores de Patricia Bullrich y Luis Petri en Seguridad y Defensa, respectivamente y la sorpresiva unción de Diego Santilli en Interior ha vuelto a poner todo en discusión.

No hay en el corto plazo nuevos cambios proyectados en el elenco gubernamental aunque sí podría haber movimientos en algunos organismos, como el ARCA (ex AFIP), donde la semana pasada asumió como director adjunto de Aduana, Esteban Marzorati. Se trata de un ex funcionario de Comercio, cercano a «Toto» Caputo, que en principio asumirá funciones «similares» al del actual titular de la institución, Andrés Beliz, un dirigente de «carrera» que llegó con impulso del sobrino del ministro e integrante del triángulo de hierro. No se descartan más cambios en el ente recaudador: su titular Juan Pazo podría volver al Palacio de Hacienda «antes de fin de año».

La pelea entre los karinistas y los caputistas llevó a que ambos bandos se hayan adjudicado en las últimas horas la promoción de Santilli a la cartera política. La «guerra» de denuncias continúa: cerca de los «territoriales» de LLA dijeron que Caputo disconforme por su no incorporación al gabinete habría amagado con renunciar, junto con algunos dirigentes de su riñón, algo que desde Las Fuerzas del Cielo desmintieron y adjudicaron a una «burda operación».

En la «foto de familia» de la reunión del nuevo gabinete de este lunes apareció Mariano Cúneo Libarona, a quien los hermanos Milei le pidieron que continuara pese a que semanas atrás había puesto su renuncia a disposición. El funcionario si «vacacionará» algunas semanas de enero en Alemania, donde tiene previsto participar de un curso de derecho penal con el que aspira a avanzar en la tesis doctoral. En principio seguirá en el cargo hasta que se lo pida el Presidente. La propia Karina le habría pedido que continúe para bloquear la incorporación de un dirigente del PRO o de su segundo, Sebastián Amerio, integrante de Las Fuerzas del Cielo.

Hay dos casilleros obligados a ocupar desde el 10 de diciembre: Seguridad donde Patricia Bullrich, que asumirá su banca en el Senado, aspira a colocar a su segunda en la cartera, Alejandra MonteolivaHoy por hoy no hay definiciones. Lo mismo sucede en Defensa, donde Luis Petri quiere promover a su actual jefa de gabinete, Luciana Carrasco. Pero los cambios los tendrán que definir «el Presidente» en conversación con su hermana, según se desprende de los últimos movimientos del equipo de gobierno.

Desde las Fuerzas del Cielo intentan minimizar la postergación de ingreso del consultor de Move al gabinete y sugieren que «todo sigue igual», en referencia al equilibrio de fuerzas dentro del Ejecutivo. Aseguran que el joven asesor estuvo en Olivos el domingo con el Presidente antes de la elección de Santilli como ministro y que se habría acordado garantizar la continuidad «del triángulo de hierro por encima de cualquier estructura política».

Desde el karinismo rechazan esa percepción y consideran que tanto «(Manuel) Adorni como (Diego) Santilli son leales» a la secretaria general de la Presidencia. Lo que queda claro, en todo caso, es que no habrá «un nuevo equilibrio» en el Ejecutivo sino más bien la continuidad de la «guerra fría» entre los dos bandos en los que se recuesta Milei.

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