Gabriel Molina, Concejal electo de Paraná, reconoció que al inició de la gestión deberán abocarse a “restablecer los servicios básico” y que no podrán “ni pensar” en llevar adelante obras durante los primeros meses de gobierno.
“Esta tarde cuando se proclamen las nuevas autoridades de la capital de la Provincia y de Paraná Campaña, mi nueva asunción como Concejal será seguramente una experiencia distinta a la que pasé en al gestión de Don Humberto Varisco entre 1995 y 1999. No sólo porque en la oportunidad anterior me tocó ser la minoría opositora, sino porque hoy nos encontramos con un Municipio de Paraná deficitario que no presta los servicios que la población requiere”.
“Si bien no puede hacerse una comparación a través del tiempo por los cambios ocurridos en los momentos políticos y económicos, quizás habría que hacer una programación de cuantos empleados existían al final de la gestión Varisco y cuanto hay hoy”.
“Vemos que la situación del Municipio está muy muy difícil, seguramente nuestras primeras medidas estarán vinculadas a la emergencia económica, financiaría y administrativa, palabra que si bien nos cuesta pronunciar a los Justicialistas, es necesaria actualmente, ya que nos encontramos con el fin de una gestión que no tiene poder político, no tiene poder de decisión, cuestión que se ve reflejado en el no pago de tazas por parte de los vecinos”.
“Hoy la recaudación está lindando el 50%, cuando en tiempos de mayor confianza ha llegado hasta el 75%. Pero en la próxima gestión vamos a apostar a recuperar la confianza del vecino que sólo está esperando buenos ejemplos por parte de sus gobernantes. Seguramente al inicio de la gestión estaremos abocados a restablecer los servicios básicos como limpieza, tapado de baches y suministro de agua, porque ni hablar de encarar una obra, cuando queramos hacerla seguramente vamos a tener que recurrir al Gobierno provincial, nacional o, porque no, a algún privado que quiera apostar por Paraná”.
