“La bajante del río nos ha afectado en cuanto a la turbiedad del agua, porque se requiere un tratamiento mucho más trabajoso en lo que se refiere a los químicos que limpian el agua, pero está dentro de los niveles aceptables”, dijo el director comercial de Obras Sanitarias.
“La bajante del río en la Toma de agua no nos ha molestado, por cuanto, a diferencia de Rosario que tiene la toma en una zona menos profunda, nosotros la tenemos al pie de la barranca en una zona de profundidad. Nuestro problema no es el barro, sino las dunas de arena que van levantando la arena que va corriendo. Hace un año se hizo un dragado para asegurar que no se llenase de arena la zona de toma de agua, por lo que no hay inconveniente”.
“Existe una medida de turbiedad que marca la calidad del agua. Hemos tenido un índice de turbiedad que ha llegado a 200 unidades en épocas de creciente. En esta ocasión, estamos teniendo constantemente entre 700 y 900 unidades, por lo que se requiere un tratamiento mucho más trabajoso para las plantas en lo que se refiere a los productos químicos que limpian el agua”.
“Nos ha afectado enormemente en el costo de potabilización, porque usamos más del doble. Es insólito, es la primera vez en los anales de obras sanitarias. El río el Paraná no ha crecido, pero sí el Paraguay que trae mucho residuo por la influencia del Bermejo”.
“Hemos tenido en algunos días con inconvenientes, no en la planta nueva, pero sí en la otra que se opera manualmente. Nos ha superado alguna fuguita de agua que pudo haber salido con un índice de turbiedad que no es el que Paraná está acostumbrado, aunque está en los valores aceptables. Se notó en las nuevas zonas que comenzamos a surtir cuando se inaugura la planta de distribución en zona de Ejército, toda la zona oeste. Allí nunca llegaba el agua, y en esta ocasión con la distribuidora inaugurada, llegó agua que produjo una limpieza de las cañerías domiciliarias por lo que llegaba con restitos de suciedad”.
