“El objetivo de la gente que conduce Obras Sanitarias, con el arquitecto Moreno a la cabeza, Saneamiento y el intendente Halle, era que tengamos un verano con agua, y eso se ha cumplido, lo que no quiere decir que no haya problemas normales, pero Paraná tiene agua y seguirá teniendo”.
“Lola Mora está trabajando en un 100%, pero Ejército aun no. Para los vecinos de la zona de San Agustín que tenían agua solo por la noche, se conversó para poder aprovechar las conexiones de otras empresas para que la gente tenga agua. En este momento Paraná está siendo surtida por las dos plantas, la nueva y la de Avda. Ramírez. Cada una aporta un 50% del consumo de Paraná, que anda en los 6.000 m3/hora. Es mucho, pero lo importante es que tenemos agua y no hay inconvenientes”.
“Roturas tenemos pequeñas domiciliarias, las propias del verano. Todo depende de cómo se comportan los materiales. No se han producido roturas por el hecho de haber inaugurado la última de las plantas distribuidoras. Tenemos más o menos 80.000 conexiones de agua, y tenemos reclamos de 50, que en una red de distribución de agua como la nuestra, son cifras normales”.
“Las dos plantas dan para que Paraná tenga agua por 20 ó 30 años más según el crecimiento demográfico. No obstante eso, no estamos trabajando a full con la planta de Echeverría, estamos haciendo pruebas, cada día un poquito más de presión, para evitar el mal comportamiento de los caños de la vieja red, sobre todo porque han tenido un sentido inverso. Puede haber zonas que sufran falta de presión, pero son muy puntuales”.
“Toda la zona de Lola Mora, que está surtiendo la nueva planta, no ha tenido problemas de turbiedad ni de fallas de presión, porque es lo que estamos tratando de solucionar sin que las roturas nos hagan efecto negativo. Trabajamos con una planta muy poderosa pero con cañerías de muchas décadas y hay que ser muy cuidadoso. Hasta ahora estamos logrando un excelente resultado”.
“La cisterna de plaza Alvear sigue funcionando y es fundamental para el tema endémico de calle Buenos Aires”.
“El tema de los medidores es socioeconómico, complejo. El medidor se pone con la idea de evitar el derroche y que cada uno pague en función de lo que consume. Tenemos que darnos cuenta que el agua es un bien social, y no todos tenemos una capacidad contributiva igual. Los medidores tienen un costo elevado, alrededor de $500, y los profesionales que trabajan en la instalación tienen inconvenientes en obtener del comercio local el tipo de medidores”.
“Toda propiedad nueva tiene que hacerse con medidor, lo que crea problemas operativos y de cuidado, porque los de antes duraban 40 años pero hoy ha cambiado. Estas cosas que serán fruto de estudio y organización para que den resultado”.
“Algunas multas se han labrado, pero muy puntuales, porque el concepto de derroche es un poco amplio. Si una persona que un una cuadra de broza esta regando, ¿cómo saber si es derroche? Los lavaderos de autos tienen medidores y una tarifa acorde a la actividad”.
