Una iniciativa del gobierno provincial tendiente a la producción de carne orgánica en busca de productos que, con certificación basada en la práctica de un protocolo internacional, pueden conquistar sin dificultades mercados del primer mundo.
A un precio que superaría hasta en un 40 % el precio de la carne común, fue presentada en un encuentro de funcionarios, docentes, técnicos y productores realizado en Villa Paranacito. El lugar pensado para desarrollar el proyecto son las islas en proceso de recuperación por parte del Estado. “He quedado totalmente entusiasmado por las condiciones de producción que observé en el Delta”, dijo el presidente de la certificadora Food Safety, Roberto Rapela.
El proyecto se enmarca en un programa elaborado por la Secretaría de la Producción que incluye también la producción de miel orgánica. La posibilidad surge debido a que las extensiones del sur entrerriano, sobre suelos bajos, están exentas de las actividades agrícolas y alejadas de los efectos de agroquímicos y organismos genéticamente modificados.
En un encuentro del que participaron representantes de la Secretaría de la Producción, intendentes del departamento Islas, docentes universitarios, productores ganaderos, técnicos del INTA e integrantes de certificadoras de sistema de producción orgánica, se debatió sobre las mejores alternativas para desarrollarla de calidad diferencial, la creación de un sello de Calidad Entre Ríos y la posibilidad de cerrar la cadena instalando un frigorífico en la zona para tal fin.
La jornada en el Delta, además del debate multisectorial, incluyó una visita a campos con explotaciones ganaderas pequeñas y zona de humedales y montes, que se destinarían a la producción de miel orgánica, además de carne de igual calidad.
La Secretaría de la Producción avanzó así en el programa de producción sustentable en la zona de islas, lanzado bajo la consigna de “rentabilidad y trabajo con preservación del medio ambiente”.
“La producción de carne orgánica en Argentina ha observado un importante incremento desde los primeros años de la década del ‘90. Los campos certificados han crecido de 104.357 hectáreas en 1995 a 2.165.000 en el año 2006. Es decir que la superficie orgánica se ha multiplicado por 20 en sólo 11 años”, expuso el secretario de la Producción, Roberto Schunk, al fundamentar la iniciativa.
Puntualizó el funcionario que en el orden internacional, Argentina es el segundo país en cantidad de hectáreas certificadas para la producción de carne orgánica, detrás de Australia. “Sin embargo, Entre Ríos participa apenas con el 4 por ciento de la existencia nacional de ganado bovino para la producción de carne orgánica, siendo que tiene inmejorables condiciones para implementar este tipo de explotación”. Se refirió Schunk así a las características agroecológicas de las islas.
El emprendimiento está orientado para desarrollarse con pequeños y medianos productores en la fase primaria, mientras que la creación del frigorífico ha sido pensada en el marco del Fondo para el Desarrollo Provincial. También se prevé participación técnica de la universidad pública, el INTI, el INTA y las comunas involucradas.
“Punto de partida óptimo”
“He quedado totalmente entusiasmado por las condiciones de producción que observé en el Delta, con prácticas que están muy emparentadas con la modalidad de carne orgánica y que sólo requieren una certificación y el ajuste a un protocolo internacional”, dijo el presidente de la certificadora Food Safety, Roberto Rapela, que participó del encuentro.
Se define como orgánico a todo sistema de producción agropecuario, su correspondiente agroindustria, que brinda productos sanos, mantienen o incrementan la fertilidad de los suelos y la diversidad biológica, conservan los recursos hídricos e intensifican los ciclos biológicos del suelo. Para ello los sistemas deben ser sustentables en el tiempo con manejo racional de los recursos naturales y sin el uso de productos de síntesis química y otros de efecto tóxico real o potencial para la salud humana.
Ese tipo de carnes sanas que hoy están demandando los principales mercados de los países centrales pueden salir de las islas entrerrianas. En ese sentido, la propuesta prevé un proyecto productivo sustentable para las zonas de islas que el Ejecutivo provincial pretende recuperar en acciones que ya se han anunciado.
Para el responsable de la certificadora de seguridad alimentaria, en el Delta entrerriano no sólo están dadas las mejores condiciones de producción orgánica, sino que la práctica que desarrollan los ganaderos de pequeña y mediana escala está muy cerca del nivel de exigencia para lograr la certificación de calidad.
“Acá se da espontáneamente la modalidad de producción orgánica por el modo en que trabaja la gente, pero no obstante lo cual aún falta la certificación siguiendo el protocolo internacional”, sostuvo Rapela.
Para el certificador, “la miel orgánica se puede hacer en los mismos campos, en las mismas condiciones, con muy poco presupuesto adicional”. Rapela consideró que esa posibilidad diferencial “le da al campesino un valor muy importante ya que la miel orgánica está en el valor de 2 dólares el kilo y la producción de miel de esta zona no es menor de 18 ó 20 kilos por año”.
Calidad Entre Ríos
El proyecto apunta a que la provincia tenga un sello de Calidad Entre Ríos. Y a que bajo esa denominación se exporten productos aprobados, certificados y con la garantía que requieren los mercados más exigentes.
La calidad exige un seguimiento de toda la cadena productiva y de transporte hasta la entrega del producto al comprador. “Si en Europa, por ejemplo, analizan una muestra de la carne debe salir libre de agroquímicos. Por eso hay que garantizar la calidad y el método en toda la trazabilidad. La cadena de seguimiento es tan perfecta que con un análisis podemos saber hasta de qué campo salió un novillo”, aseguró el presidente de la certificadora.
En el encuentro desarrollado en Villa Paranacito, se destacó que en Entre Ríos la calidad estaría garantizada no sólo por la certificadora –que cuenta, a su vez, con el reconocimiento del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA)– sino también por una ley de propiciada para proteger el sistema de producción orgánica, del que se desprendería el sello Calidad Entre Ríos.
“La producción orgánica, además de defender el medioambiente y mantener la sustentabilidad de la tierra y la biodiversidad, tiene un beneficio social muy importante porque les permite a los pequeños productores ingresar a un mercado exportador que antes no existía para ellos: los nichos especiales que están dados en Europa, Estados Unidos, Japón, especialmente”, agregó el ingeniero Federico Arenza, uno de los responsables del Departamento de Certificación de Food Safety.
Para darle impulso a la actividad, en relación a la planta frigorífica, la iniciativa contempla la realización de trámites de reducción del encaje de exportación para los productos derivados del proyecto y el requerimiento de una parte de la cuota Hilton para carnes diferenciadas.
Del encuentro participaron, además, los intendentes de Villa Paranacito, Carmen Toller; de Ceibas, Daniel Olano; de Ibicuy, Horacio Durrels; el subsecretario de Planificación del Desarrollo y la Producción de la provincia, Claudio Ledesma; la ingeniera agrónoma y docente de la Universidad Nacional de Entre Ríos y certificadora Europe Gap, Josefina Cruañes; el senador del departamento Islas, César Melchiori, entre otros, además de productores de la región.
