Con presencia del gobernador Sergio Urribarri
Con un acto de tono electoral, que contó con numerosas figuras de peso en el tablero político oficialista, el kirchnerismo dio ayer un contundente mensaje de ratificación del liderazgo de la Presidenta y de rechazo de las aspiraciones presidenciales del gobernador bonaerense, Daniel Scioli.
Aunque nadie lo mencionó por su nombre, el mandatario provincial estuvo presente en cada uno de los discursos del acto, realizado en el gimnasio del club Banfield, en la localidad de Esteban Echeverría. Fue el cierre del segundo plenario de políticas públicas de la provincia de Buenos Aires. La jornada reunió a más de 8000 militantes y fue organizada por el vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto. No concurrió ningún dirigente del sciolismo.
«Tenemos que terminar con el déficit estructural de la provincia. Tenemos que recaudar mejor y gastar mejor. Sólo después de que hagamos todos los deberes nos podremos sentar con los hermanos gobernadores y con los senadores para ver cómo salimos adelante», dijo Mariotto, sobre el final del acto, en referencia al pedido formal que hizo el Poder Ejecutivo bonaerense para que el Congreso rediscutiera la ley de coparticipación.
Con ese planteo, de principios de enero, la relación entre el gobierno provincial y la Casa Rosada ingresó en una nueva etapa de tensión que aún perdura y que había comenzado cuando Scioli sostuvo, el año pasado, que intentaría llegar a la presidencia en caso de que Cristina Kirchner no buscara una nueva reelección. Las fricciones alcanzaron su punto más alto el 16 de enero pasado, en la cumbre de Santa Teresita, cuando el vicepresidente, Amado Boudou, calificó el reclamo de mayores fondos para la provincia como un acto de «cobardía política» del gobernador.
Al frente de la sesión preparatoria del Senado y encargado de la organización de la Asamblea Legislativa de hoy, Boudou no estuvo ayer en el club Banfield. Pero Mariotto dijo que estaba previsto que el vicepresidente cerrara el acto. De todos modos, no hizo falta su presencia para que se replicara el espíritu de Santa Teresita.
Quedó claro en el discurso de Andrés «el Cuervo» Larroque, jefe de La Cámpora. «La militancia está unida y organizada. No son proyectos individuales. Algunos piensan en proyectos individuales. Van por la vida con un asesor de prensa tratando de sacarse una foto», dijo.
El abroquelamiento en torno de la figura de Cristina Kirchner también fue el eje de las palabras de Agustín Rossi, jefe de la bancada kirchnerista en Diputados. «Cuando hay algún compañero que cree que se puede construir un liderazgo alternativo es que no ha comprendido la verdad histórica: cuando los pueblos eligen un liderazgo lo mantienen más allá del rol institucional que ocupe ese líder. El 2015 lo tenemos claro. Vamos a estar donde diga Cristina», dijo, y se ganó la ovación de los 2000 militantes presentes, todos de Unidos y Organizados, el conglomerado de agrupaciones más cercanas a la Presidenta.
En el escenario estaban el gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri; intendentes, como Darío Díaz Pérez (Lanús) y Martín Insaurralde (Lomas de Zamora); funcionarios nacionales, como Carlos Tomada y Sergio Berni; la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini; los diputados Edgardo Depetri y Carlos Raimundi, y el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, entre otros.
Este último también pareció aludir a Scioli en su discurso. «No es lo mismo proponer la democratización de los medios que ir a hablar con los que se oponen a la democratización de los medios. No es lo mismo discutir la política con los militantes que hacer la política con los poderosos y en los medios de comunicación», sostuvo Domínguez.
