De Ripley ¡aunque usted no lo crea!
El ministro Bahl en su carrera a la intendencia, debería advertir a su personal subordinado la responsabilidad entre ser chofer y acompañante.
Todo comenzó en la medianoche del sábado 4 de septiembre, del corriente año, cuando siendo aproximadamente las 12:45 un móvil de la policía, del área de prevención de delitos rurales, por esquivar un perro chocó contra un cordón y volcó.
Afortunadamente no hubo heridos, pero si daños materiales del vehículo.
A raíz de este hecho al chofer se le inició un sumario dentro de la policía, en donde se lo acusa de haber estado transitando a exceso de velocidad.
La parte más “curiosa” es que al acompañante se lo acusa de haber “omitido” advertir al chofer que iba a chocar.
El sumario lleva trescientas veinticuatro (324) páginas y aún no termina.
La conclusión, más evidente de todo esto, es que se han dedicado horas y horas de recursos provinciales para investigar porque el acompañante del chofer no informó que había un perro en la calle.
Pero más allá del gasto y uso de los recursos del estado, podríamos decir que con esta causa se está dejando sentado un precedente, entonces, habría que preguntarse si a partir de ahora, por ejemplo, si el jefe de policía es trasladado con su chofer y tienen un accidente ¿el responsable va a ser el jefe de policía por no haberle avisado al chofer que había un perro en la calle y además debería pagar los gastos por los daños ocasionados?
O acaso si el gobernador, que es trasladado municipio por municipio, recorriendo escuelas, obras públicas y demases en helicóptero, ya que es el medio más ágil y eficiente para cumplimentar con sus tareas, tiene un accidente, ¿va a ser él el responsable por no haberle indicado al chofer lo que tendría que haber hecho?
Además de que es un dato interesante para destacar que los únicos autorizados a manejar los autos oficiales son los choferes que cuentan, por supuesto, con la correspondiente habilitación para tal función.
En todo caso, lo que se esta dejando en claro acá, aunque suene irónico, es que la policía en vez de cumplir con su función de garantizar el orden y la seguridad de los ciudadanos, está muy entretenida confeccionando sumarios. Porque a decir verdad, los sumarios internos son más común de lo que se piensa, en concreto según los metideros policiales, al menos la mitad de los policías se encuentran sumariados y la otra mitad se encarga de realizarlos. Lo que todavía no sabemos, ya que todo el personal policial está ocupado, y preocupado, con los recursos sumariales, es quién se encarga de nuestra seguridad.
Seguramente el Dr. Marciano Martínez, abogado defensor del sospechoso, tendrá uno de los casos más difíciles de resolver de su trayectoria profesional como abogado penalista, ya que no es tarea fácil defender a un acompañante acusado de no avisar al conductor que había un perro en la calle.
