La revancha
El primero debe convalidar su poder en la capital provincial y los segundos ya no tienen excusas: no está Blanca Osuna en la boleta.
El ballotage del 22 de noviembre será un duro desafío no solamente para Varisco y Cambiemos, que deberán convalidar su poder de fuego en Paraná, sino también para la dirigencia del PJ, que culpó a Blanca Osuna por la derrota catastrófica en la capital provincial, al igual que en otros departamentos, donde se criticaba la elección de candidatos a dedo.
En esta oportunidad los postulantes sin currículum no estarán en la boleta, el PJ perdió el primer chico en forma estrepitosa en algunas localidades pero se viene la revancha y el FpV tendrá que respaldar con un triunfo lo dicho en la campaña.
Hubo dirigentes que culparon a Blanca Osuna por la derrota en la capital provincial, algunos participaron en la interna y perdieron, otros hicieron la plancha y otros, diciéndose peronistas, se fueron del partido y acompañaron a Varisco.
Los que jugaron la interna, y quienes criticaban la forma de conformación de las listas y la digitación de los candidatos, tendrán la oportunidad en el ballotage de demostrar que sus argumentos son válidos y que los resultados adversos se produjeron efectivamente porque los postulantes del FpV no eran los adecuados.
Por otra parte, de los 18 diputados que asumirán por el PJ, solamente cuatro ganaron en sus localidades, pero hay 14 que tendrán la obligación y la oportunidad de revertir lo ocurrido en sus lugares de origen, y mucho de ellos son de Paraná.
La actual intendenta no será una de las opciones en el cuarto oscuro y el PJ tendrá el gran desafío en el ballotage de cambiar la imagen que dejó tras las elecciones del domingo.
También afrontará Sergio Varisco el reto de afirmar que mantiene el poder intacto y que sigue siendo el conductor del peronismo que lo acompañó y que no se trató de un voto en contra de Blanca Osuna, sino que fue a favor de él.
La victoria de Varisco fue histórica y una de las más resonantes del país y era destacada por los dirigentes de Cambiemos y del radicalismo, como Ernesto Sanz, que en los medios nacionales recalcaban que la UCR había recuperado Paraná.
Hoy el PJ no tiene excusas para no sumar, pero Varisco tiene que demostrar que tiene el poder de fuego y que es el conductor, algo muy importante en política.
El intendente electo de la capital provincial necesita quedar bien parado a nivel nacional con el macrismo, ya que un triunfo holgado en Paraná lo transformaría en un referente del interior y en el candidato lógico para la gobernación en 2019 por ese espacio.
Por otra parte, para Varisco una derrota del macrismo en la ciudad haría crecer a la oposición, por lo que debe demostrar que no recibió un cheque en blanco con el apoyo de sectores del justicialismo y que es capaz de mantener el poder y la gobernabilidad en la capital provincial.
El PJ Paraná se muestra desunido y desorganizado desde hace mucho tiempo y tiene que cambiar esa situación, cuyo porqué deberán preguntárselo y resolverlo los mismos dirigentes del FpV.
Todas las miradas y la atención estarán puestas en la capital provincial, porque un triunfo de Scioli en el ballotage cambiaría completamente el mapa político e institucional de la ciudad, lo que ocurrirá también en los departamentos de la provincia en los que los dirigentes argumentan que la derrota se produjo porque los candidatos locales no eran los adecuados.
El ballotage es el desafío para Varisco y para la dirigencia paranaense del PJ. El primero debe convalidar su poder en la capital provincial y los segundos ya no tienen excusas: no está Blanca Osuna en la boleta.
