“Al 2017, creo que si se persiste en esta situación de no volver al origen, lo veo bastante complicado”.
“Concordia es un ejemplo para imitar, ellos tienen su disputa interna pero, en definitiva, salen alineados; se perdió Paraná y Paraná Campaña, que son los distritos más importantes y podrían haber hecho perder la gobernación».
“Sobre las elecciones internas en el PJ, me parece que tiene que ver con el antecedente inmediato, es decir, en agosto, en las PASO. Hubo una expresión de la militancia en contra de lo que resolvió la dirigencia”.
“Se modificó la Ley Castrillón para autorizar los pegados de listas y los peronistas, que hacemos una fiesta de la interna, nos parecía que eso iba a ser muy interesante, se iba a poder jugar hacia arriba o hacia abajo. Después los hechos nos dieron la muestra de que esto fue al revés”.
“El único que no utilizó el sistema fue el Partido Justicialista. Fueron los partidos de la oposición que utilizaron el sistema de pegado, con mucha inteligencia, y que terminó con el resultado de octubre; eso exacerbó la opinión de militancia, que no fue escuchada o atendida. Estos trajo como consecuencia resultados adversos, desagradables y por muy poco pudimos sostener el gobierno en la provincia”.
“Esto no hace más que obrar en consecuencia del error estratégico de la dirigencia del PJ, que había ocurrido en agosto y octubre. Nosotros dijimos que teníamos que volver a la militancia, volver a autodeterminarnos, resolver qué queremos y terminar con eso de que nos indiquen a quién votar”.
“Bajo el paragua de los acuerdos, vemos que no se ha construido nada, no es beneficioso. Históricamente, para los peronistas la interna es una fiesta. De una vez y para siempre, la dirigencia tiene que volver a mirarlo y dejar que el militante se exprese. La interna es sanadora porque todos participaron, pero cuando no se participa persiste el mal humor y el militante se retrae”.
“Se puede pensar que el peronista votó en contra, creo que sí. A Paraná Campaña lo conozco profundamente, lo recorrí de punta a punta. En su momento me tocó hacer un armado a partir de gente diferente y luchábamos contra la estructura; hicimos una elección respetable, la lista 100 fue casi la segunda fuerza, por poco no lo fue. Resultamos ser una colectora de lo que era la lista oficial, que fue cuando Cristina Kirchner salió presidenta de la República; había una fortaleza del peronismo que, evidentemente, se fue diluyendo”.
“Hernandarias siempre fue un bastión peronista; Viale, que traía buenas gestiones; Crespo, que se había recuperado, se pierde; y las juntas de gobierno, que no hay que dejar de mencionarlas. Esto se inscribe en ese error estratégico de abandonar la militancia, pensar que desde el poder se puede generar la adhesión”.
“Urribarri tenía una gestión excelente, muy calificada en la provincia, pero con eso no alcanza. Es como que la dirigencia miraba un canal y la militancia demandaba otra cosa, que era la participación”.
“La última elección interna que hubo acá fue en 2003. Esto va generando una sucesión de acuerdos de supuestos referentes, que no han tenido oportunidad de legitimarse. La última interna era la oportunidad de que se legitimen y, una vez legitimados, hacer acuerdos”.
“Si yo condujera una agrupación, voy a una interna, me legitimo o no y, partir de eso, veré si puedo sentarme en la mesa más chica, si tengo el acompañamiento necesario que me legitime”.
“La militancia está resentida, porque sabiendo que podría haber tenido protagonismo, se terminan haciendo estos acuerdos en pos de la unidad pero que, en definitiva, dejan afuera a los que van a emitir el voto”.
“De cara al 2017, creo que si se persiste en esta situación de no volver al origen, lo veo bastante complicado. Creo que el escenario en el peronismo es complicado, se necesita de mucho trabajo de base, hay que volver a la gente, ocuparse de su agenda; nadie se ocupa de la agenda de la gente, es decir, cómo llega a fin de mes, si le alcanza el salario, cómo atiende los aumentos que hubo, el tema del pago de ganancias”.
“La gente quiere llegar a fin de mes y yo no veo que esto esté en la agenda. Más allá de las cosas macro, hay que trabajar en lo urgente”.
“Lo que se hizo fue que un grupo de compañeros armamos una lista y salimos a militarla, quisimos marcar diferencia; no es en contra de nadie, sino a favor de la militancia. Esto es lo que debería haber pasado en Paraná, donde hay mucha gente con trayectoria y podrían haber jugado en la interna. Por ahí se privilegia la unidad pero es una unidad vacía de contenidos, porque es una unidad de dirigentes y no de militantes”.
“El dirigente lo puede impulsar al militante si va a la interna, pero si el dirigente se junta con otro dirigente que el militante no lo ve, se enfría el movimiento de la militancia”.
“Concordia es un ejemplo para imitar. Ellos tienen su disputa interna pero, en definitiva, salen alineados. En las últimas elecciones, si no habría sido de esa manera, Bordet no sería el gobernador. Se perdió Paraná y Paraná Campaña, que son los distritos más importantes y podrían haberlo hecho perder a Gustavo”.
“Las malas experiencias sirven y los responsables de la conducción tienen que no olvidarse de estas cosas; es un llamado de atención que la gente ha hecho. No perdimos a los compañeros peronistas o el voto, pero hubo un gran mal humor de la militancia y eso se manifestó; algunos estarán arrepentidos porque no votaron o votaron a otro”.
“En Paraná veo que son muchos los pequeños sectores que se asignan la conducción, creo que deberían haberse legitimados. Sin dudas, Paraná pierde en esa puja con respecto a Concordia”.
“Hay que salir como nosotros, que desde la cuarta propusimos y armamos una lista, -donde había otras tres-, y sin ser oposición, quisimos marcar una posición diferente a esos acuerdos que no compartíamos. La militamos y, en definitiva, terminamos ganando, volvimos al trabajo político”.
“Cuando salimos a trabajar, en las conversaciones que teníamos, en las escuelas cuando fiscalizábamos, veíamos el mensaje de los militantes. Pasó agosto y en octubre no pudimos corregir nada por la no consulta, por tratar de mantener una imagen de unidad que, en realidad, era por arriba, pero por abajo no era posible”.
“Desearía que le vaya muy bien a Mauricio Macri, como a cualquier presidente, pero me resulta un poco difícil pensar que esto se va a revertir tan rápidamente. No veo una agenda para la gente común, veo una discusión política para reposicionarse en los distintos sectores”.
“La gente, en general, la está pasando mal; está preocupada, empieza a verse la retracción. Son cuestiones que tal vez son errores políticos, porque en el 2001 vivimos esta situación y Duhalde sentó a todos en la mesa y salió a resolver los problemas de la gente, con el acuerdo de todos los sectores”.
