Los empleados de Ospa Vial del Interior están indignados por sueldos mal liquidados.

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Otro escándalo para Lallana

Reclaman ante el presidente del consejo directivo de la obra social, Juan Carlos Lallana, que adecúe las categorías y los salarios a la realidad de los trabajadores.

Los trabajadores de la Obra Social del Personal de la Actividad Vial, Ospa Vial, están indignados por los sueldos mal liquidados, y por las pésimas condiciones laborales en las que deben cumplir sus ocho horas de trabajo.

El presidente del consejo directivo a nivel nacional de la obra social es Juan Carlos Lallana, quien preside también el gremio vial en Entre Ríos y recientemente ocupó la dirección general de Vialidad por un breve periodo que terminó con escándalo.

Según afirman los mentideros viales, después de la administración de Lallana, habría un faltante de 17 millones de pesos en Vialidad y por eso hoy no habría plata ni para el combustible en las zonales.

Más allá de eso, hoy los empleados de Ospa Vial le reclaman a Lallana que readecúe las categorías de los trabajadores, ya que algunos sostienen que no se encuentran en el cuadro que corresponde a sus labores.

En ese sentido, se comenta que los cajeros de la obra social, encargados del pago a prestadores y el cobro de coseguros y demás, figuran con categoría de maestranza y no cobran ni siquiera fallo de caja.

Por otra parte, denuncian que las condiciones de trabajo son inhumanas ya que en sedes como la de Concordia, ubicada en calle Ituzaingó 691, y Feliciano deben cumplir ocho horas diarias con los baños hechos un asco porque a veces el salón es utilizado para fiestas y eventos y quedan con papeles y desechos desparramados.

A pesar de los múltiples reclamos que han realizado a Lallana, la falta de respuesta del delegado gremial de la provincia y presidente del consejo directivo de la obra social, hace que la indignación de los trabajadores crezca cada día más.

Algunos trabajadores conocen a Lallana desde sus comienzos en Vialidad, cuando ingresó como camionero, y comentan irónicamente que la vida cambia cuando uno se vuelve secretario general y maneja otro estándar de vida.

Mientras tanto, el reclamo de los empleados sigue sin ser atendido y deben concurrir a trabajar en pésimas condiciones y sin los salarios adecuados.


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