Fraguaron un ardid para que el Estado aprobara el alquiler de un costoso inmueble para la biblioteca, pero se instaló la funcionaria.

Repudiable

Al final mudaron la biblioteca a un garaje de calle Urquiza, mientras que la funcionaria y su personal gozan de todas las comodidades en una carísima propiedad.

Un nuevo escándalo sacude a la Facultad de Ciencias de la Gestión de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER). En esta oportunidad, el conflicto se suscitó por el alquiler de una casa en una altísima suma para un fin que aún no queda claro.

Según comentaron desde la facultad, dado el elevado precio del alquiler del inmueble, ubicado en calle Libertad 26, desde auditoría y fiscalía de Estado se negaron a la contratación por razones presupuestarias, porque lo consideraron un gasto innecesario ante el déficit de la provincia.

Ante la negativa, la salida que encontraron desde decanato fue argumentar que el inmueble sería utilizado para ubicar allí la biblioteca, que funcionaba en el policlínico ferroviario, ya que los estudiantes necesitaban un espacio más accesible y amplio.

Ante esos argumentos, auditoría y fiscalía de la provincia decidieron autorizar la contratación del inmueble por un monto que hace tambalear el presupuesto de la facultad.

La vivienda, según sostienen desde la institución, sería propiedad de la tía de una secretaria muy cercana a Battauz de apellido Olivera, por lo que la contratación se hizo de manera directa.

El inmueble se encuentra en pleno centro de la capital provincial, en una zona en la que los alquileres suelen tener precios altísimos, y mucho más si el inquilino es una dependencia del Estado. Las zonas del parque y del centro de Paraná ya están minadas de oficinas públicas.

Pero llamativamente, la biblioteca no se instaló en la nueva casa de calle Libertad, sino que fue trasladada a un garaje ubicado en Urquiza 1225, donde funcionan otras dependencias de la facultad.

En lugar de ubicar allí la biblioteca, como se había argumentado ante el Estado provincial, finalmente en la costosa casa de calle Libertad se ubicó la decana Battauz con sus funcionarios, algo que se puede comprobar con solo concurrir hasta esa propiedad.

Pero el ardid no termina con la gravedad de la artimaña utilizada para lograr que se aprobara la contratación de la nueva oficina que la decana quería con todas las comodidades.

Este escándalo es uno más que se agrega a los que ya acumula la decana Liliana Battauz, quien afronta denuncias por persecución laboral, irregularidades en las contrataciones, y supresión arbitraria de horas cátedras, que también fue cuestionada por cobrar cuatro sueldos del Estado provincial.

Por otra parte, la decana recientemente le exigió al Instituto del Seguro de la provincia una indemnización por despido mediante un telegrama laboral, en el que sostenía que fue despedida sin causa del organismo en el que se desempeñaba como bibliotecaria.

Battauz trabajaba en el Seguro desde 1991, cuando ingresó bajo la modalidad de contrato de obra, el cual se habría ido renovando sucesivamente hasta junio del presente año, fecha en la cual le rescindieron el contrato.

La llegada del telegrama generó un gran revuelo en el Instituto, en donde muchos se preguntan desde hace tiempo cómo hacía Battauz para cumplir con las 10 horas semanales en el IAPSER, distribuidas en 2 horas diarias de lunes a viernes y a su vez, desempeñarse como autoridad máxima de la Facultad de Ciencias de la Gestión.

Ahora, la funcionaria habría dado argumentos falsos para que el Estado le permitiera alquilar una propiedad para instalarse cómodamente en una nueva oficina, mientras que los estudiantes deben concurrir a un garaje para acceder a los libros de estudio.

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