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Pocas pulgas
Un hecho inusual que ocurrió ayer en la oficina del ala noroeste de la Casa Gris y que le generó un pico de presión a la titular de la cartera.
Arden los mentideros de la Casa Gris, puntualmente de las cercanías del despacho de la ministra de gobierno y justicia de la provincia, Rosario Romero, por una fuerte pelea, que según comentaron estos, se suscitó entre el secretario de justicia, Pablo Biaggini y secretario legal y técnico, Guillermo Ledesma Maximino.
Los comentarios de los pasillos indican que Biaggini se apersonó ante Ledesma Maximino, fue entonces cuando el primero cuestionó al segundo por la paralización de un expediente.
Un Biaggini que, indican es de muy de pocas pulgas, tal es así que según los comentarios, luego de increparlo al grito de “vos sabes quién soy yo, vos sabes quién soy yo”, sin mediar más palabra agarró del cuello a Ledesma y le dio varias trompadas a su par de la secretaria legal y técnica.
Una fuerte pelea que se suscitó ayer en la oficina del ala noroeste de la Casa Gris, comentándose, que la paralización del expediente fue la gota que rebalsó el vaso y que el conflicto entre los secretarios venia de arrastre.
Tal fue la dureza de la contienda que los comentarios indican que los presentes en la oficina no podían separar al enojado Biaggini, situación que provocó la angustia y desesperación de la ministra.
Según los comentarios la pelea fue tan fuerte que le generó un pico de presión a la titular de la cartera la cual se tuvo que retirar a su casa en virtud de su estado de salud.
El agravante de la angustia de la ministra provenía, indican que tanto Biaggini como Ledesma son hombres de estrecha confianza de Romero.
Por otro lado, el estado de Biaggini era fuerte, visiblemente sacado, ni la ministra ni el propio Ledesma podían contener la bronca y fuerza del titular de justicia, ante un secretario legal y técnico sometido ante la agresividad de su par y colega.
Una riña en la oficina que se encuentra en boca de todos en la Casa Gris por lo inusual del hecho, hablándose que al enterarse el tío en la cámara de diputados de la provincia al jactándose a los gritos de “esa es mi sangre, con un Allende no vana joder”, sacaba pecho orgulloso de la escena púgil del sobrino.
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