Prevención del COVID 19: Lo que se exige a nivel nacional vs el papelón que entrega el gobierno provincial

El personal de salud es el más expuesto al virus, al punto tal de que ya se registran 431 infectados en todo el país, un 15% de la totalidad de los enfermos.

Todos los días a las 21, los vecinos de toda la provincia y el país salen a sus balcones y ventanas a aplaudir al personal de salud, en reconocimiento por los servicios que prestan en medio de la pandemia del coronavirus.

Sin embargo, mientras la población en general se muestra agradecida por la labor del personal sanitario, el gobierno de la provincia deja a la deriva a médicos, enfermeros, choferes de ambulancia y todas aquellas personas que hacen frente diariamente al COVID 19, poniendo en riesgo incluso su salud y la de sus familias.

Al peligro normal de contagio por tratar con una enfermedad sumamente viral y contagiosa, que ya cuenta 431 profesionales del sistema de salud nacional infectados, un 15% del total de los casos, para el personal de salud entrerriano se suma un riesgo aun mayor debido a la precariedad de elementos provistos por el gobierno para afrontar esta pandemia.

Recientemente un chofer del servicio de ambulancias de la provincia, el 107, filmó un video en el que muestra un camisolín que le envió el gobierno entrerriano para utilizar durante el traslados de posibles casos.

En la breve filmación se puede observar cómo el camisolín se rasga alevosamente cuando el hombre no hace más que intentar ponérselo, con lo que quedaría totalmente expuesto a la enfermedad si tuviera que tratar con un paciente que estuviera contagiado.

Tan grave es la situación que se aplica el refrán de “reírse para no llorar”, como ellos mismos señalan, e incluso invitan abiertamente al gobernador y a Sonia Velázquez a utilizarlo: “veni Bordet úsalo vos si querés o decile a la ministra de salud si quiere ponérselo y llevar a un posible COVID”, dejando en claro que hacerlo sería extremadamente peligroso.

 

Pero eso no es todo. Además de recibir camisolines de una confección sumamente precaria, también escasean los barbijos, y los camisolines aprobados por la OMS y a nivel nacional para la prevención de enfermedades contagiosas.

Es por ello que ellos mismos deben comprarse sus propios insumos, ya que señalan que si trabajaran con los provistos por el gobierno provincial quedarían totalmente expuestos.

Un barbijo n95, que es el recomendado para estos casos, puede llegar a costar incluso 1400 pesos, que el personal de salud debe sacar de sus bolsillos para preservar su salud y la de sus familias.

Lo mismo deberá hacer el ambulanciero del 107 y el personal que trabaja en los móviles sanitarios, que calificaron como “una vergüenza” la calidad de los camisolines que les dieron.

Los insumos médicos deben manejarse con suma precaución y colocarse según reglas estrictas para evitar contagios, infecciones y demás, pero en el caso de los materiales que la provincia entregó al personal del 107, aunque los utilicen con mucho cuidado, su mala calidad es evidente.

Desde mucho antes de que se declarara la pandemia por el COVID, la mala administración de los fondos públicos hizo que el sistema sanitario entrerriano presenta serias falencias, con personal escaso y precarizado, insumos insuficientes, infraestructura anticuada y demás.

Ahora, la crisis del Coronavirus pone en evidencia toda esa precariedad que en condiciones normales pasaba desapercibida para el común de la sociedad, aunque los médicos, enfermeros y demás lo padecen diariamente.

Hoy, es conocido que la provincia no tendría capacidad para afrontar un pico elevado de contagios porque las camas son pocas y porque hay pocos respiradores disponibles.

A eso se agregan las malas condiciones en las que el gobierno provincial hace que el personal de salud tenga que prestar sus servicios, dejándolos peligrosamente expuestos al contagio.

Mientras que se pretende traer a médicos de nacionalidad cubana para hacer frente a esta crisis, los prestadores sanitarios de la provincia son dejados a la deriva para tratar con un virus altamente contagioso.

En ese sentido, médicos de diferentes provincias se han expresado formalmente, y los entrerrianos hasta el momento informalmente, dando a conocer su enfática oposición a que se contrate a extranjeros sin que cumplan los pasos estipulados por la ley para la revalidación de sus títulos, por lo tanto sin matrícula.

Destacan el excelente nivel de las universidades de medicina que hay en el país y la gran cantidad de médicos capaces de cubrir puestos laborales para hacer frente a la pandemia, por lo que rechazan la posibilidad de que lleguen contingentes extranjeros para suplantar a los profesionales argentinos.

En la provincia, el personal de salud, altamente capacitado y formado, hoy debe hacer frente a una enfermedad de la que poco se conoce con los insumos enviados por el gobierno de una precariedad tan alarmante que no les queda más remedio que reírse al respecto.

En tanto, todos los días a las 21, los entrerrianos aplauden desde sus balcones a esos enfermeros, médicos, ambulancieros y demás personal sanitario que arriesgan minuto a minuto su salud para cumplir con su labor frente al coronavirus.

En vez de sumarse al agradecimiento, proveyendo materiales de calidad, el gobierno provincial deja a los trabajadores de salud totalmente a la deriva, expuestos al contagio de esta enfermedad.

Para evitar enfermarse y poner en riesgo a sus familias, estos trabajadores deben comprarse sus insumos con lo que sale de sus propios bolsillos.

Mientras los médicos, enfermeros, ambulancieros y demás siguen batallando en la primera línea, los entrerrianos los aplauden desde los balcones, esos mismos que pagan sus impuestos para que el sistema de salud esté en condiciones, aunque es evidente que esa plata va a parar a otro lado.

Desconocemos si las autoridades del gobierno provincial salen a aplaudir al personal de salud, lo que es seguro es que no hacen nada para que puedan trabajar en condiciones y que los dejan a la deriva frente a un virus letal.