La versión de la 351 desde adentro: Lesiones, abuso de autoridad y apremios

El Portal accedió a los videos, se entrevistó con cada una de las vecinas golpeadas, nos mostraron las escoriaciones de las balas, los hematomas, ni el Gobierno se puso a disposición, ni la Justicia fue a constatar absolutamente nada en el lugar de los hechos, hay una beba de 20 días con afecciones producto del gas pimienta y lacrimógeno.

Debe ser una de las crónicas que más nos va a costar relatar, no por los hechos, terribles sucedidos el viernes, sino por la grave cuestión social que se vive en la Cortada 351.

Duele, conmociona, muchos niños olvidados, familias enteras olvidadas por el Estado, que con la excusa de “articular”, no llega a ningún lado, y cuando llega, resulta ser tardísimo.

En la cortada claramente se divisan dos áreas, una al principio, desde Av. de Las Américas y se extiende aproximadamente una cuadra, y luego, donde según indican, es de más difícil acceso.

El Portal llegó a esta primera extensión, enfrente a la placita nos esperaba Sandra Mendoza, la máxima referente del barrio.

Con ella, y una conocida militante social y luchadora contra la violencia de género, Mónica Plagliaruzza, recorrimos cada uno de los lugares donde el viernes pasado se produjeron incidentes de gran envergadura tras la irrupción de la Policía de Entre Ríos.

Aclaramos que los relatos de las mujeres que pasaremos a contar no constan en la Fiscalía ya que a la fecha –tras dos días- ninguno de sus funcionarios se apersonó en el lugar para tomar declaraciones y mucho menos ordenó las pericias, ni levanto los cascos de la cartuchería ni las balas de gomas esparcidas en toda la zona.

La respuesta de fiscalía, al teléfono, fue de mínima llamativa aunque, de máxima, indignante, las vecinas querían denunciar el abuso policial en un procedimiento llevado a cabo sin ninguna orden judicial, allanamiento de morada, apremios, lesiones, incumplimiento de los deberes de funcionarios público contra el personal policial, y en la unidad de turno pretendían que las mismas llamen a la mismísima policía.

Aclarado el punto, los relatos son coincidentes, y con elementos probatorios que los avalan, hay testigos presenciales, hay víctimas, hay aún hoy personas lesionadas e incluso hay una beba de tan solo 20 días que aún está afectada por los gases lacrimógenos y pimienta.

Según las propias vecinas, que se identificaron con nombre y apellido, Johana Godoy, María Susana Manzo, Carina Mendoza, Julieta Mendoza, Alicia Mendoza, Sandra Mendoza, son algunas.

Johana, fue la primera afectada, cuenta que eran aproximadamente las 18 horas, cuando le estaba dando el pecho a su hija recién nacida y escucha los gritos de la policía que irrumpe en su vivienda, puntualmente al patio, proviniendo desde la vía.

La vía del tren corre al lado de su casa, y en su patio hay una chapa utilizada de puerta con cadena y candado, pegada a la misma.

Primero escucho el grito de la policía, luego que rompían la puerta lidera a la vía. En el patio se encontraba su marido Fabián Miño junto a unos amigos y parientes, refiere, tomando mates.

Inmediatamente cuando la Policía irrumpe en el inmueble, la los gritos y forcejeos retienen a todos los que estaban en el apto,  Johana sale de la vivienda asustada, con su beba en brazos, ve al escena de su marido tirado, con uniformados con cascos, chalecos y armas pisándolo, inmovilizándolos, a él y al resto.

Ingresaron a su vivienda, la revolvieron entera, le exigían que no estuviera presente, ella siempre con su hija en manos les manifestaba que no podían allanarle sin orden y que no se iba a retirar, la forcejearon para que se retire, ella opuso resistencia para quedarse en su casa, hablando mal y pronto, según manifestó “tenía miedo que le planten algo”.

No encontraron nada, absolutamente nada en la vivienda, les pidieron los datos a los chicos retenidos en el patio, tirados a los culetazos limpios al piso, y se fueron, sin llevarse detenido a nadie.

En la puerta de la vivienda de Johana, se habían agolpado la mayoría de los vecinos y vecinas, estaban desesperados pro los gritos que escuchaban proveniente del personal policial y la agresividad que manifestaban.

La gran preocupación de todos era la beba de 20 días y su madre, les exigían que les permitieran entrar a buscarlas, la policía, refieren, no los dejó.

Los ánimos se empezar a caldera, y los forcejeos, empujones y agresiones fueron repelidos con piedras.

La policía respondió con balas de goma y perdigones, terminaron el procedimiento sin orden en la vivienda, y sin ningún resultado, se fueron, repeliendo n todo momento las agresiones de  piedras a los tiros limpios.

El barrio se calmó, llegó la noche, el grupo de vecinas que atiende el comedor comunitario se juntó a charlar en una casilla, enfrente a donde habían sucedido los primeros hechos, en el lugar había niños.

Todos comentaban lo mismo, sobre el accionar policial, sobre lo sucedido, sobre el locro que habían repartido, sobre la suerte que no tuvieron que lamentar ninguna herida, cuando escuchan otra vez el gripo policial.

“¡Todos al piso, policía!”, la primera reacción que relatan fue reírse, pensaron que se trataba de una broma de los más jóvenes del barrio en virtud de lo que recientemente había pasado.

Sin embargo, no era así, luego se escucharon los golpes a patadas y culetazos contra la puerta de ingreso a la vivienda, rompieron el video de la puerta, de las ventanas, el Portal pudo ver aun los vidrios tirados en el piso.

Aún se desconoce en razón si recibieron una denuncia, si fueron comisionados o si recibieron la orden de más arriba, las versiones son encontradas, pero horas más tarde la Policía volvía a la cortada.

A partir de allí fue un solo de madre, la Policía ingresó a la vivienda donde, hubo forcejeos, la orden “al suelo” siempre fue acompañada por agresiones físicas para que la cumplieran, aun no oponiendo resistencia, gritos, los chicos adentro, culetazos, ordenándoles luego que salieran.

Johana nuevamente cuenta que un agente los forcateaba para hacerlos salir mientras que otro los empujaba para adentro, en ese ínterin, un uniformado tiró gas lacrimógeno adentro, insistimos, en la vivienda había mujeres, dos niños y una beba de 20 días en la vivienda.

Cuando los sacaron, refieren, que los rociaron de gas pimienta y comenzaron a las corridas, Johana corrió junto a su marido a una casilla de chapa contigua, el resto trató de dispararse a sus viviendas, iniciándose una balacera terrible y para todos lados.

El saldo del accionar policial, que por segunda vez concurría a la 351 sin orden judicial porque no la mostraron ni se manifestaron al respecto, es aún más terrible, hay mujeres con heridas de bala de goma y perdigones, hombres iguales, y una beba de 20 días erupcionada entera y con vómitos producto del gas, un policía con una escoriación en la mano y seis detenidos, entre ellos, aquellos que horas más tempranas fueron retenidos en el piso y que no detuvieron.

Adjuntamos algunas imágenes, los videos y fotografías que poseen dando muestras del accionar y como quedaron mascullados los vecinos son numerosos, también accedimos a la de la menor, pero por razones obvias no las publicaremos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El flagelo de esta gente que vive abandonada por los funcionarios y funcionarias estatales, que, refieren, aparece solo en épocas de elecciones para llevarlos a votar, también transcurrió en el centro de salud.

Refieren que a la beba, la vieron, a ojo, le dijeron que fue producto del gas, sin embargo no la asistieran de ninguna manera.

A las mujeres lesionadas no al quisieron atener “seguro fue por que venden droga”, les dijeron en el Carrillo cuando intentaron que las asistan.

Lamentablemente, la ausencia estatal llegó a ese punto, hoy, salvo por las fotos, las vecinas no tienen como constatar medicamente las lesiones ante la Justicia, que tampoco fue asistirlas o siquiera a preguntarle que fue lo que paso´

Es llamativo, según la información, fiscalía inicio una investigación penal para determinar qué fue lo que pasó, sin embargo, al lugar de los hechos aun no aparecieron.

Tampoco se entrevistaron con ningún vecino para recabar testimonios.

La ministra Romero también aseguró que se está realizando una investigación paralela, dentro de la fuerza, sin embargo tampoco ha ido a recabar ni siquiera los datos de los propios protagonistas.

Menos que menos aparecieron los organismos de derechos humanos de la provincia, que por cierto dependen de Romero, tampoco los municipales, ninguno da la cara en el barrio.

Las funcionarias provinciales o municipales en áreas de violencia de género también brillaron por su ausencia, aunque en este caso, es lo habitual, los constantes feminicidios así lo demuestran.

Sobre este último punto vale el paréntesis, son 6 las mujeres que manifiestan haber sido víctimas de abuso policial, incumplimiento de los deberes, apremios y lesiones en contexto de violencia de género en su modalidad institucional, pero las funcionarias no aparecen.

Justamente la ausencia del Estado tras estos gravísimos hechos es lo que más preocupa a la 351, en el barrio se palpita que las instituciones, luego de los hechos del viernes y entendiendo que existe protección a los funcionarios responsables, son capaces de cualquier cosa.

Cierta razón los asiste, el viernes la Policía de Entre Ríos mostró los objetos con que los agredieron un cuchillo de cocina y piedras, el propio ministerio se encargó por difundir el material colectado.

Los vecinos también mostraron su material, lo que dejó la balacera en la 351, cartuchos, algunos no detonados, balas de goma, un par de guantes del grupo espacial quemado, refieren, de tanto percutir.

Esta es la versión de los vecinos, desde adentro, la del personal policial no la pudimos obtener, intentamos hablar con ellos ya que este domingo regresaron a la cortada, tres distintas divisiones de las fuerzas se hicieron presentes al mediodía, criminalística, fuerzas especiales y la sexta, cada una en sus respectivos móviles.

Intentamos que se nos informe sobre el procedimiento que llevaban a cabo, luego consultaríamos sobre los hechos del viernes, se negaron a hablar.

La única reacción fue la del chofer del móvil 905 que sacó su celular para filmar a la prensa.

Para los vecinos hay responsables de todo este accionar, no solo el personal que concurrió al mando del jefe del operativo José Barzanti, sino también el jefe de la Policía, Gustavo Maslein, la ministra de gobierno Rosario Romero y el gobernador Gustavo Bordet.

 

1 comentario

Gabriel 3 mayo, 2020 at 7:45 pm

Si claro, me imagino que todos inocentes palomitas las supuestas «victimas» de los funcionarios policiales que cumplieron con su deber ¿verdad?

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