Un fin de semana a todo turf en la ciudad de las siete colinas con apuestas millonarias y control policial cero.
Los mentideros de Victoria, la ciudad de la que es oriunda la vicegobernadora Laura Stratta, denuncian que el pasado domingo 26 de abril se llevó adelante una carrera clandestina de caballos.
De acuerdo con el comentario, varios centenares de personas se reunieron en la zona del Quinto Cuartel, un barrio ubicado al sur de la ciudad, a pesar del aislamiento social obligatorio que rige y de la prohibición de organizar reuniones.
Según sostienen, no hubo intervención policial de ningún tipo, a pesar de la gran acumulación de gente y de que, supuestamente, en la ciudad se realizan los controles justamente para prevenir este tipo de aglomeraciones.
Los mentideros de la ciudad de las siete colinas afirman que las apuestas no bajaban de los 100 mil pesos y que entre los jugadores había personajes muy reconocidos de la política entrerriana.
Es conocido que en la zona hay muchos legisladores, ex legisladores y demás, que invierten sumas millonarias en la cría de caballos y en la participación de carreras.
Uno de los participantes más conocidos es el diputado talense Juan Carlos Navarro, vecino de esta localidad, como así también algunos funcionarios actuales y ya jubilados de Vialidad, entre otros organismos descentralizados.
Más allá del caso puntual de esta carrera que se desarrolló en la ciudad de la vicegobernadora bajo una total clandestinidad sin que ninguna autoridad interviniera, surge la pregunta de cómo hará la provincia para implementar y controlar el juego online, anunciado recientemente por el gobernador.
Si en un predio de una ciudad pequeña se reunieron cientos de personas y el gobierno provincial no pudo controlar que no se realizaran apuestas clandestinas, cabe preguntarse de qué manera velará el Estado por la seguridad de quienes se vuelquen al juego online, aunque este sea oficial.
Entre los principales grupos de riesgo de caer en la adicción al juego, considerado incluso peor que las drogas, se encuentran los menores de edad.
Los adolescentes tienen, por ser nativos digitales, un manejo extraordinario de la tecnología y, por lo tanto, capacidad suficiente como para acceder a las páginas de juegos para realizar apuestas.
Sin embargo, la gran mayoría de los jóvenes carece de la madurez emocional necesaria para evitar caer en un sistema que incita a jugar, más aún cuando es de manera online, que está comprobado que genera mayor adicción que el juego en algún establecimiento destinado a ese fin como casinos o bingos.
A pesar de eso, la provincia decidió avanzar en la implementación del juego online, algo que ya se había intentado con anterioridad, aunque no logró prosperar.
De todos modos, el aislamiento social, la merma en las apuestas oficiales y el supuesto crecimiento del juego clandestino que ello provocó fueron la excusa ideal que encontraron las autoridades para buscar alternativas para implementar la modalidad online.
Lo que no queda claro es cómo implementará el Estado provincial los controles necesarios para cuidar a quienes jueguen, principalmente a los jóvenes y a los demás grupos vulnerables, para evitar que se agrave el problema de las adicciones.
Si una carrera de caballos clandestina, con toda la logística que implica y con una enorme participación de público, pudo desarrollarse sin intervención de ninguna autoridad en plena cuarentena, es imposible pensar que se controlará de manera adecuada el juego en el vasto mundo de internet.
Online, es sabido que hay una infinidad de riesgos, además del de las adicciones y quedan serias dudas acerca de la capacidad del Estado provincial para ejercer los controles, o su intención de hacerlo.
En plena cuarentena, en la ciudad de la que es oriunda la vicegobernadora, nadie impidió que se llevara adelante una carrera clandestina de caballos, ¿qué seguridad puede garantizar la provincia en el juego en internet?.
