Frigerio ya está en el barro (por más que Bordet y los radicales no se den por enterados)

A Rogelio Frigerio, mal que les pese, le van a pintar los dedos, seguramente lo van a procesar, le van a embargar sus bienes. Ya entró en esa máquina de picar carne que es “Comodoro Py”. En otras palabras: está hasta las manos, derecho viejo en el barro.

El reciente llamado a indagatoria por hechos de corrupción de Rogelio Frigerio y la repercusión nacional de la noticia, era algo que no esperaba el aparato estatal que conduce Entre Ríos, que abona diariamente el terreno para que contrariamente a lo que puede suponer una visión política tradicional, pretende traspasarle el poder al contrincante, con quien se asoció ya hace tiempo por ser el “mal menor”.

Es llamativo el caso de Entre Ríos, donde el partido gobernante intenta que el sucesor no sea de su propio partido, en una “construcción oblicua” (por no decir retorcida).

A Rogelio Frigerio, mal que les pese, le van a pintar los dedos, seguramente lo van a procesar, le van a embargar sus bienes. Ya entró en esa máquina de picar carne que es “Comodoro Py”. En otras palabras: está hasta las manos, derecho viejo en el barro.

El llamado a indagatoria de Rogelio Frigerio por parte del fiscal Marijuan, se interpreta en la jerga político  judicial, que es por coimero. Por hacerse ilegalmente de dos departamentos de lujo que valen millones en una zona privilegiada y carísima de Buenos Aires en terrenos que antes eran fiscales y que el mismo cedió como gobernante. O sea no demasiado sofisticada ni de “guante blanco”, un delito que de ser cierto habla de una precariedad marcada, de una maniobra burda para robar. Y la acusación la hace alguien que jamás se puede sospechar que tiene connivencia con los K: Por el contrario se trata de un ultra – anti K, como es el Fiscal Marijuan, que de tan burda que fue la jugada, en la que Rogelio dejó marcas por todos lados, no pudo mirar para otro lado.

La sorpresa fue tan grande que hasta el propio Frigerio atinó solo a culpar a “la Cámpora” al kichnerismo  o sea politizar el proceso penal, lo que no deja de ser un pobre y mediocre recurso defensivo, que se desluce mucho más aún si proviene de un hombre que dice ser democrático, respetuoso de las leyes, de las instituciones y de la república. La reacción no difirió en nada de la que en su momento ensayaron Sergio Urribarri y el Ruso Allende.

Como también era de suponer, el aparato estatal se la trata de hacer lo más fácil posible para que pueda digerir el golpe y apuesta fuertemente al olvido de la noticia, que se diluya en la vorágine informativa: Mientras tanto maquilla la situación; no la pone en el candelero, guarda silencio cómplice, no la retroalimenta, no hace política con la situación y distrae, haciendo que los esclavos de la pauta oficial sigan hablando permanentemente sólo de Urribarri.

No se lo escuchó a Bordet ni a Angel Giano, ni a Romero hacer ni mención al “pequeño percance” o desliz que está sufriendo el ex bustista para llegar a la gobernación.

Tampoco, como era de esperar, hubo un comunicado oficial del Partido Justicialista, para pedir “justicia”; “que se investigue a fondo” y aunque sea deslizar todas esas fórmulas de ocasión que se suelen utilizar ante la desgracia del adversario político para provocarla o precipitarla. Con tibieza mandaron un frentista no peronista como Loggio a exigirle al presunto delincuente Frigerio que pida su propio desafuero.

Para un partido que está siendo castigado duramente por la opinión pública y la publicada por las presuntas fechorías de Urribarri, este traspié de Frigerio, pareciera que debió haber sido capitalizado con enjundia, aprovechado con mayor intensidad, con ferocidad; que el militante de a pie se desayune que la corrupción no tiene color político, ni ideas, solo tiene delincuentes.

También los radicales desnudaron la fragilidad de sus convicciones. Nadie salió a pedir un rápido esclarecimiento, ni a pedirle explicaciones; ni a declararse desilusionados; hicieron como el avestruz, que ante la dificultad esconden la cabeza debajo de la tierra; total “mide bien”, dicen en un pragmatismo que se da de bruces con lo que se pregona: ética en la función pública, austeridad republicana, transparencia, respeto a la división de poderes, etc. Ante la mínima prueba que buscaba semblantear en el terreno de los hechos las convicciones, hicieron agua.

La provincia tiene el antecedente de un Ex Gobernador condenado, Sergio Urribarri. Pero Frigerio, sin todavía asumir y sin ganar las elecciones para gobernador, ya sacó boleto para estar en ese listado, sin haber jamás ocupado un cargo provincial: Todo un record.

Frigerio ya está en el chiquero; sólo hace falta que alguien de pelea en el barro.

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