Se avanza en la implementación de esta modalidad de juego que traerá gravísimas consecuencias a los ya flacos bolsillos de los entrerrianos, posibilitando además que los menores accedan a jugar.
La cuarentena obligatoria fue la excusa ideal que encontró el gobierno provincial para avanzar nuevamente con las tratativas para implementar el juego online en Entre Ríos.
Las autoridades provinciales y los grandes empresarios del juego entrerriano hace más de un año emprendieron un viaje a Colombia con el fin de obtener mayor información acerca de la implementación de la modalidad online.
Ese es el objetivo desde hace tiempo ya que se trata de un negocio sumamente redondo y altamente rentable, ya que requiere solamente de un servidor de internet.
El pasado viernes, en la conferencia de prensa diaria a raíz de la pandemia del coronavirus, el gobernador Gustavo Bordet habló públicamente de la posibilidad de legalizar el juego online en la provincia, lo que despertó la preocupación de agencieros, pero sobre todo de los especialistas que ven en internet un gran acelerador de la ludopatía.
Luego del gran revuelo ocasionado por las declaraciones del mandatario, Silvio Vivas, titular del Instituto de Ayuda Financiera a la Acción Social (IAFAS), salió a aclarar que se preservarán las fuentes laborales, algo complicado, ya que la modalidad online requiere apenas un puñado de trabajadores para funcionar correctamente.
El beneficio, claramente, es para los funcionarios y para los empresarios del juego, aunque para ello se ponga en riesgo la salud y la economía de miles y miles de familias entrerrianas.
El juego online, está comprobado, es un gran atractivo para quienes tienen tendencia a la ludopatía, ya que se accede muy fácilmente y ofrece recompensas veloces.
Se estima que en Entre Ríos, hay alrededor de 1,3 teléfonos celulares por persona, con sus respectivos accesos a datos móviles y, por ende, a los juegos de azar por internet.
Esto genera un gran flagelo para grandes sectores de la población, principalmente los más vulnerables en lo económico y social, que en muchas ocasiones se gastan lo poco que tienen en apuestas, con la esperanza de tener un golpe de suerte.
Pero los especialistas también señalan que el juego online afecta principalmente a los más jóvenes, incluso menores de 18 años, que son generalmente quienes pasan mayor tiempo conectados.
Es más, esa situación se agrava aún más en el contexto del aislamiento social, ya que los adolescentes y jóvenes dedican gran parte del día a la tecnología.
En este marco, además la regulación y el control de quiénes son efectivamente las personas que acceden al juego online es muy difícil de llevar adelante, por lo que un adolescente, sin el adecuado control de sus padres, queda totalmente expuesto a este flagelo, que se convierte en una adicción, calificada por los expertos como incluso peor que la droga. Hay que preguntarse, si actualmente no se puede controlar el juego clandestino, cómo controlarán el acceso de los menores, que suelen jugar con dinero ficticio y podrían caer en el dinero real si estuviera a su alcance.
Hoy, que los bolsillos de los entrerrianos están más flacos que nunca, la legalización del juego online incrementará sin dudas los ya preocupantes índices de pobreza y complicará aún más a aquellas familias que luchan para llegar a fin de mes.
Hoy está comprobado que el día de cobro de los diferentes planes sociales es el día en que se dispara el juego en la provincia.
Sin embargo, el gobierno provincial prefiere no mirar ese lado de la problemática y, con la excusa de la pandemia y de las fuentes laborales, pretende introducir en la provincia algo que es un negocio millonario para unos pocos y sinónimo de pobreza y enfermedad para amplísimos sectores de la sociedad.
El negocio es redondo: inversión mínima y rápidamente recuperable, ingresos millonarios, gastos prácticamente nulos en infraestructura, personal, mantenimiento y demás.
Así, los grandes ganadores son los funcionarios y los empresarios. Los grandes perdedores, los entrerrianos que quedan expuestos a uno de los mayores flagelos a nivel mundial y sus economías y las de sus familias.
Cabe preguntarse cómo se llevarán adelante los controles desde el gobierno provincial para que no tengan acceso los menores de 18 años, o qué información se brindará a las familias para evitar que caigan en la adicción.
Sin miramiento alguno de las graves consecuencias que tiene el juego online en las personas y su entorno familiar, las autoridades provinciales avanzan en la implementación de este negocio millonario para ellos y los empresarios, a costas de la pobreza, la marginación y la salud de otros.
La legalización del juego online es un objetivo de ciertos funcionarios y empresarios desde hace tiempo.
Hoy, la cuarentena obligatoria es una excelente excusa para avanzar en su implementación, sin reparar en los daños colaterales que esto podría causar en las familias.
Silvio Vivas, que no es entrerriano, ¿se encargará de controlar que los vecinos de esta provincia no sufran las gravísimas consecuencias de la ludopatía, o de gastarse los pocos pesos que uno tiene disponible en jugar? ¿Lo hará acaso el gobernador Bordet?
Vivas vive en Buenos Aires, su residencia en Paraná es en uno de los edificios más caros de la capital entrerriana, hay que preguntarse quién paga el alquiler, las expensas, los gastos de desarraigo, representación, qué compromiso tiene este funcionario con los vecinos de Entre Ríos, de los pueblos.
Silvio Vivas habla hoy de “casinos online”, es decir, de llevar un casino a cada hogar de la provincia, de poner a la mano de cada entrerriano una infinidad de oportunidades para caer en la ludopatía.
Ni Silvio Vivas ni Gustavo Bordet y mucho menos Daniel Mautone hablan de un flagelo que preocupa a nivel mundial, pero que es un negocio millonario para unos pocos.

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