“Los que me pidieron la renuncia son dos profesores que se involucraron con alumnas y una docente que como alumna estuvo con un profesor”.

Uader: el descargo del profesor acusado de acoso

“Me duele que no haya venido una autoridad a hablar conmigo y delegaron el asunto a otros, a personas que justamente me vinieron a decir que ‘atravesé una línea que no debía’ cuando quizás fue lo que uno ‘mamó’ de ellos e incidió en el inconsciente de uno.

La semana pasada trascendió un reproche público de la Agrupación Frente Uader Concepción del Uruguay contra un docente, a quien acusaron de acoso a una estudiante de la institución.

El docente, Mauricio Laurino, que fue apartado de su puesto, hizo un descargo que envió a la Secretaría Académica de la Universidad:

Comparto esto con el fin de realizar un descargo, creo que es un derecho mínimo que tengo, para que también se escuche mi versión de los hechos y también con el fin de que mi triste experiencia le sirva a otros a no cometer mi mismo error.

Todo comenzó el jueves 22 de marzo de 2018 en el tercer piso de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la U.A.D.E.R. a las 07:45 de la mañana, primera clase de Física I en la carrera de Automatización y Control de Procesos Industriales. Un aula llena, 64 alumnos; si, SESENTA Y CUATRO ALUMNOS, dentro de ellos 4 mujeres. Y aquí viene la primera pregunta ¿Qué hace o qué busca una mujer en un mundo históricamente de hombres? Seguramente esta pregunta parezca sesgada y/o discriminatoria, pero no lo es. Hablaré sólo de números en este caso, de estadística: NINGUNA mujer de 21 hombres en el año 2012, NINGUNA mujer de 35 hombres en el año 2013, NINGUNA mujer de 51 hombres en el 2014, NINGUNA mujer de 51 hombres en el 2015, UNA mujer y 36 hombres en el 2016, y NINGUNA mujer de 66 hombres en el año 2017. Esto hace un total de 5 CINCO mujeres entre un total de 324 alumnos, o sea el 1,5 %. Dicho esto puede que parezca que estoy insinuando algo, o tal vez no. Simplemente describo una realidad. Aunque debo decir que he visto a alumnas mujeres con un desempeño excelente y una vocación por la carrera igual o mayor que la de los hombres, por lo que sostengo que buscan un título, aprender, capacitarse, formarse para una futura vida laboral, etc. no voy a negar eso. Pero en otros casos he visto otras situaciones como las que describiré en breve.

En el presente año lectivo, una de las cuatro alumnas mujeres presentó una conducta llamativa que pasaré a describir a continuación. Es que en las sucesivas clases, cada vez que terminaba de explicar un tema y daba ejercicios para resolver comenzaba a llamarme “profe”, “profe” pidiendo ayuda para resolver los problemas. Esto puede parecer totalmente normal, pues para eso estaba yo. Sin embargo estos llamados eran muy muy frecuentes, tanto es así que; si de vez en cuando no le decía que espere, que iba a atender a otro compañero y luego iba con ella, no hubiera permitido que atendiera a los 63 alumnos restantes por igual. Además de esto, las preguntas que me hacía generalmente eran preguntas obvias, “tontas”, cosas que recién había explicado y demás y sumado a eso entre un llamado y el siguiente no había avanzado en nada en la resolución del ejercicio, parecía que me llamaba por llamar y cada vez que me acercaba a su banco llevaba el lápiz a la boca o gesticulaba. Sumado a esto, esta alumna entraba y salía numerosas veces del aula, iba al baño, salía a fumar y otras veces no sé por qué motivos salía pero la cuestión es que se “desfilaba” por el aula. Por supuesto que entender que estas conductas eran una “provocación, intento de persuadir o seducir” es una interpretación personal ambigua y subjetiva. Pero que estas conductas existieron es un hecho real y objetivo, se le podría preguntar al resto de los alumnos que lo presenciaron a ver si no es verdad lo que digo.

Seguramente cualquiera podría decir ¿qué hay con todo esto? Uno debería permanecer inmutado a estas situaciones. Bueno seguramente este fue mi grave error. Caer en la debilidad. Es que como lo dice el dicho “tampoco uno es de piedra”. Aunque sin excusarme reconozco claramente mi error. ¿En qué consistió mi error? En pasada unas clases, buscarla en las redes sociales (Facebook) por su nombre y apellido y escribirle. Al yo haber hecho esto ella podría: a) haber ignorado el mensaje, b) haberme contestado que le parecía desubicado que le escribiera y poner un ALTO de inmediato, c) haberme bloqueado. Sin embargo ninguna de estas tres cosas ocurrió. Hay que decir que la alumna es mayor de edad y uno entiende que de manejo de redes sociales, los jóvenes saben mucho más que uno. Lo que sucedió en realidad es que esta chica accedió a mantener una conversación e incluso me pasó su número de celular. ¿Nadie acaso se preguntó sino cómo es que obtuve su número?

¿Qué pasó luego de todo esto? Bueno se dio una charla, de la cual no quisiera develar la intimidad de la misma. Debo decir además que, como tengo pareja, borraba la conversación luego de cada vez que hablábamos por miedo a ser descubierto y hoy en día no cuento con la misma como respaldo o como pruebas. También aclaro que las charlas se dieron en más de una oportunidad, más de un día, por lo que hubiera habido tiempo para que lo procesara y decidiera no hablarme más. Lo que puedo asegurar es que ella siempre fue condescendiente con la conversación, la charla fue consentida de hecho habíamos llegado a hablar de vernos… El único problema era el lugar supuestamente. Lo que quiero aclarar es que NUNCA intenté hacer uso de “poder” en la condición profesor-alumna. Creo que me ofrecí a darle clases particulares o cosas así, pero si insinué algo al respecto todo era con ironía y ella lo sabía!!!

Lo que no puedo entender es de dónde surge tanta maldad de tomar esa conversación, mostrar sólo lo que uno quiere de manera que se desvirtúe la interpretación de la misma. De en vez de ignorarme, bloquearme o advertirme que no le hablara, haya planeado permanentemente una trampa, un plan para “hacerme hablar” y luego tergiversar las frases y publicarlas en otra red social. ¿Qué es lo que se busca? ¿Hay una sed de revancha histórica al género masculino? Sinceramente me cuesta creer que exista tanta maldad en alguien de darle conversación a una persona, sacarle letra, para luego hacerla caer de esta manera…

Si bien no tengo nada personal, de hecho estimo mucho a las personas que me comunicaron que la Facultad me pedía la renuncia, resulta totalmente paradójico que los mismos eran: un profesor que actualmente está en pareja con una ex alumna, otro profesor que se había involucrado con una alumna, y una profesora que, es quien como alumna, se había involucrado con el segundo profesor antes mencionado. Además de estos casos han existido algunos más en la facultad que me constan y quien sabe cuántos tantos más que uno no sabe. Claro por supuesto, estas relaciones fueron correspondidas y con mujeres con otros valores. Con esto no quiero decir que esta chica a mi debía “corresponderme”, por supuesto que no. Lo que digo es que si no quería hacerlo tenía la potestad claramente de ponerle fin de manera inmediata a la conversación como lo dije antes y no “hacerme ese juego”.

Por supuesto que asumo el error de haberle escrito a una alumna, también estuvo muy mal de mi parte, sumado a lo profesional, el aspecto humano ya que como lo dije anteriormente tengo pareja. Ese juzgamiento moral pasa por otros ámbitos. Pero realmente siento un dolor enorme por la decisión que se tomó conmigo desde la facultad. Sobre todo porque siento que se ha desboronado mi carrera. Me duele que no haya venido una autoridad a hablar conmigo y delegaron el asunto a otros, a personas que justamente me vinieron a decir que “atravesé una línea que no debía” cuando quizás fue lo que uno “mamó” de ellos e incidió en el inconsciente de uno. Por otra parte también considero que una pena o una sanción tiene que guardar proporcionalidad con el daño ocasionado y aquí me hago una pregunta ¿tan grande es el daño que ocasioné? ¿Le quedó un trauma a esta chica por lo ocurrido? ¿O anda por la vida feliz y contenta orgullosa por la vida que hizo echar a un profesor? Porque el daño personal (y también familiar, porque la familia se pone muy mal por uno) que significa esto para mi es inconmensurable, desde la condena social hasta lo económico, pasando por la carrera, lo laboral, y los proyectos de vida de uno.

Estoy a favor de toda lucha que sostienen las mujeres por sus derechos. Creo que se merecen todos los mismos derechos que los hombres y quizás más por el aspecto único de ser madres. Pero a veces me parece que nos vamos a un extremo, donde una mujer o un grupo de mujeres extremistas en esa sed de venganza histórica, busca aunque sea la cabeza de un “perejil” llegando a linchar a un hombre para que sirva como escarmiento a todo el género. Me duele mucho que en una casa de altos estudios, no se logre discernir estas cuestiones y se suban a una ola para actuar condescendientemente con estos grupos, sin tener en cuenta la opinión de colegas, compañeros de trabajo, ex profesores, y demás alumnos de las distintas carreras hacia la persona de uno y sin pensar en ese hombre, en su trabajo, en su profesión, en su carrera, en su familia, en su sustento, en fin, en su vida!

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