El Centro de Convenciones, un reducto político que podría servir para salvar vidas

Mientras los casos en Paraná aumentan sostenidamente y preocupa la disponibilidad de camas, el egoísmo y la desaprensión de las autoridades entrerrianas no se detiene.

Los casos de coronavirus en la provincia de Entre Ríos son, al martes 8 de septiembre, 4.483, de los cuales 2.727 se registran en Paraná.

El avance de contagios es sostenido y diariamente se registran alrededor de 100 casos nuevos, una cifra que preocupa, principalmente por la capacidad del sistema sanitario provincial de brindar atención y contención a todos los pacientes.

Recientemente, de manera oficial se dieron a conocer datos que resultan sumamente alarmantes: en la capital provincial hay un total de 85 camas de terapia intensiva, entre efectores públicos y privados.

Además, hay solo 60 respiradores, que son fundamentales para preservar la vida de aquellos pacientes que presentan cuadros graves de coronavirus y de otros tipos de afecciones.

Con esos números y con un virus cuyo contagio, que lejos de detenerse, sigue creciendo, la situación es sumamente preocupante.

Lo reconoció el propio gobernador Gustavo Bordet cuando le pidió al presidente Alberto Fernández que retrotrajera la fase del aislamiento en Paraná y la zona metropolitana y en la ciudad de Gualeguaychú.

El mandatario se mostró preocupado por la capacidad del sistema sanitario para afrontar el número creciente de casos, al tiempo que habló de las inversiones hechas en salud para combatir la pandemia.

Sin embargo, a la luz de la situación actual, esas inversiones de las que habló el gobernador son insuficientes.

El personal de salud sigue en primera línea de batalla con una faltante preocupante de insumos, con guardias maratónicas por la falta de personal, y con una infraestructura deplorable.

 En ese contexto, algunos médicos propusieron que se utilizara el edificio más nuevo con que cuenta el gobierno provincial en Paraná como centro de aislamiento y de cuidado para pacientes con coronavirus.

El Centro de Convenciones, inaugurado en octubre de 2017 tras casi tres años de obras, actualmente es utilizado meramente como sala de reuniones, conferencias de prensa y encuentros protocolares de las autoridades del gobierno de Entre Ríos.

En otras palabras, es un reducto político, utilizado para que los funcionarios del gobierno provincial tengan allí sus encuentros, ya que Casa de Gobierno, a pesar de la millonaria lavada de cara en la fachada, se cae a pedazos.

Es por ello que un grupo de médicos propuso que, en lugar de desperdiciar los amplios y ventilados espacios del Centro de Convenciones, que estos se acondicionen y se utilicen para el tratamiento y aislamiento de pacientes con coronavirus.

De todos modos, la desaprensión de las autoridades provinciales y la desidia frente a la pandemia son muy grandes.

El gobierno provincial gasta sumas millonarias en llevar adelante reuniones y conferencias en el Centro de Convenciones, con el solo fin de tener buena prensa, en lugar de disponer de aquellos espacios para que los entrerrianos puedan ser tratados en un centro nuevo y acorde a las necesidades actuales.

Aún con la ley de Emergencia sancionada, que recorta ingresos a trabajadores y jubilados para generar mayor recaudación para invertir, entre otras cosas, en el sistema sanitario, hoy no se ven mayores fondos destinados a la salud provincial.

Los reclamos de los médicos y enfermeros por la falta de insumos y por la necesidad de mejoras salariales siguen existiendo, mientras que continúan a la par los reclamos de los pacientes con diferentes patologías por la precariedad de la infraestructura sanitaria provincial.

Evidentemente, a las autoridades provinciales esos reclamos no les interesan y ni siquiera los tocan.

El propio gobernador Gustavo Bordet anunció en sus redes sociales que contrajo coronavirus, pero no hace el aislamiento en ninguno de los lugares que el gobierno provincial dispuso para ello, sino en una lujosa mansión con todos los gastos cubiertos a costas de los contribuyentes entrerrianos.

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Imposible que el mandatario conozca a qué somete a cada entrerriano que debe ser aislado en los centros dispuestos para ello o lo que es pasar una noche de confinamiento en un hospital público, de aquellos a los que él mismo tiene olvidados.

Pero mientras Bordet atraviesa el confinamiento con todos los lujos, el sistema sanitario requiere de manera urgente que los fondos efectivamente se destinen a mejorarlo, y no a costear el elevadísimo costo político de la provincia.

A pesar de la ley de Emergencia, en Entre Ríos continúa un descomunal gasto que en tiempo de pandemia resulta aún más indignante.

Designaciones, viáticos, alquileres pagados por el Estado para funcionarios que ni siquiera vienen a Paraná, nombramientos, ampliaciones presupuestarias para organismos que no trabajan hace seis meses y todo tipo de despilfarro no solo no se detuvieron durante la pandemia, sino que se agravaron.

Uno de los recientes nombrados fue José Carlos Ostrosky, muy cercano a Bordet, como titular de la Unidad Especial de Turismo de Reuniones y Convenciones.

Hoy el turismo en general y el de convenciones en particular está absolutamente parado y el horizonte pinta negro para los empresarios del sector, que sin ayudas concretas ni soluciones reales de parte del gobierno provincial se están fundiendo y no ven una salida a corto plazo.

No se sabe cuándo se reactivará el turismo de convenciones en el país y en la provincia, pero, mientras tanto, el gobierno entrerriano desaprovecha una enorme infraestructura como el CPC con reuniones políticas e institucionales, cuando podría ser destinado a salvar vidas humanas, en vez de servir para sacar una linda foto.

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