Impunidad: Para que uno gane muchos tienen que perder.

El Ministro de Planificación de la provincia, Arquitecto Marcelo Richard, quien tiene la responsabilidad de administrar 36.826 millones de la obra pública, apostando fuertemente por su futuro en un famoso casino de Punta Del Este.

La tropa del gobierno de Bordet, o desgobierno, no para de dar ingratas noticias, como con el vivo de Vivas, el que por motivos poco claros esta cargo del IAFAS, que se desaparece sin previo aviso y aparece en cualquier parte del mundo. El que apareció en el último lugar que uno esperaría ver a un funcionario responsable, es el titular de la cartera de Planeamiento, Marcelo Richard, que fue visto en  uno de los casinos más importantes de Sudamérica.

En este Casino se juntan los adinerados que vacacionan en Punta del Este a jactarse de las sumas obscenas que se juegan sin inmutarse cuando pierden, dando a entender que no les afecta en nada. Y ahí estaba el arquitecto Raúl Marcelo Richard, en una mesa de Blackjack, para él solo.

Richard reemplazó al ingeniero Luis Benedetto, quien se desempeñaba en el cargo desde 2015,( Richard hombre de Benedetto) y a quien el gobernador Bordet puso al frente de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande y con el manejo de los fondos de la CAFESG. Benedetto, padre de Maximiliano Benedetto, condenado en Concordia por abusador.

Ministro de Planeamiento, Infraestructura y Servicios de Entre Ríos, todo ese título tiene Marcelo Richard, y es, por lo tanto, quien tiene en sus manos unos 36.826 millones de pesos para las obras más importantes y costosas de la provincia, y quien dispone cuanto y como se gastará. Y con esas mismas manos estaba en un casino propio de la farándula y el jet set, apostando y jugando en “DÓLARES”,  Cuando tiene la responsabilidad de administrar miles de millones de pesos del dinero público, que surge del bolsillo de cada entrerriano que espera que sus funcionarios hagan algo por mejorar la decadente Entre Ríos.

La distancia geográfica entre nuestra provincia y Punta del Este puede no ser mucha, pero si hay un abismo en el estilo y costo de vida. Punta se caracteriza por ser un lujo que solo se lo pueden permitir muy pocos, una elite, y entre esos pocos, un funcionario del Gobierno de Bordet, el encargado de decidir y manejar cuantiosas sumas de dinero.

La pregunta natural y que se responde sola es: ¿Cómo hace para financiarse ese estilo de vida?

Y aquí toman protagonismo los tan comentados sobreprecios en las obras públicas , Aparecen obras con resupuestos que no tienen sustento. Unos 300 millones de pesos para pintura de Casa de Gobierno, más de 150 millones para acomodar las oficinas del Tribunal de Cuentas, cientos de millones para obras que no se terminan de concretar entregadas «por licitación» a empresas cuyos titulares han sido condenados por esos sobreprecios y han sido beneficiados a través de la modalidad de la «probation», suspensión de juicio a prueba. Propios funcionarios de Bordet imputados por estas mismas sospechas, como la titular de Vialidad Provincial, Alicia Benítez, imputada en la causa Mercosur por supuestos desmanejos en el presupuesto de la reunión que juntó en Paraná a los presidentes integrantes de dicho organismo.

Los funcionarios del gobierno merecen vacaciones como todo trabajador, pero no está bien ni será bien visto que se dediquen a apostar en un lugar donde en cada jugada se colocan cientos de dólares, y jugada tras jugada las sumas se multiplican.

¿De dónde sacará dinero para reponer si lo pierde todo? ¿Por qué juega tan despreocupado como si el dinero apostado no fuese propio?

Otra vez, y ya se perdió la cuenta, hay una demostración de lo poco que importan los entrerrianos para el Gobernador y su séquito de funcionarios, lo insensible que son a un pueblo postergado, que tiene como vecinas provincias que crecen y prosperan, mientras acá el estancamiento es crónico. En tanto sigan en el poder esta casta de impresentables que solo piensan en si mismos y en salvarse a como de lugar, Entre Ríos seguirá anclada a la misma realidad de pobreza, que ya está mutando en miseria.

Como decía el Cayo Julio César a las más conspicuas matronas del patriarcado romano cuando le pedían que no se divorciara de su esposa, Pompeya, la que, al parecer, no había cometido acto impuro ya que, su presencia en una Saturnalia, orgía permitida a las damas de la aristocracia, solo había sido como espectadora. “La mujer del César no solo debe serlo, sino parecerlo”, sentenció el Emperador.