Pugilato verbal entre Bahl y Kueider delante de Bordet, espectador pasivo, fiel a su inercia.

Un durísimo encuentro con altísimo voltaje de entredichos se habría producido entre el candidato peronista a la Gobernación que le reclamó al más cercano colaborador de Bordet que siempre, desde hace muchísimo tiempo, operó en su contra.

En muy malos términos habría concluido una reunión entre tres principales protagonistas de los que deben definir los pasos a seguir para no perder el control de Entre Ríos. Si bien el senador Kueider esta vez no será parte oficial de la campaña del PJ entrerriano, es quien siempre ha sido el jefe y conductor de las campañas donde Bordet estuvo involucrado, y también responsable del último fracaso que dejó a la provincia teñida de amarillo casi en su totalidad.

Quien debía oficiar de conciliador, no habría hecho más que ser mudo testigo de cómo los litigantes se enfrascaban en una acalorada discusión, dejando de lado los modos y los protocolos, y por poco no se llega a algo más. Bordet no traicionó su marca registrada, dejar que las cosas sucedan y no intervenir, para no ensuciarse, para no mezclarse, para no COMPROMETERSE, para quedar bien con todos, y salvaguardar su imagen. No quiere que nada ni nadie lo despierte de su sueño entrerriano.

Es sabido que Kueider pidió a Bordet refugio en una banca de Senador Nacional para protegerse momentáneamente de la causa Multimedios Regional, pero, a pesar de mudar sus funciones a Buenos Aires, jamás dejó de ser consultor y hasta confesor de Gustavo. Su principal arma siempre ha sido el manejo del dinero de la Secretaría de Comunicación de la provincia, con el cual, a través de pautas publicitarias, logra blindar la imagen de la gestión gubernamental y la suya, y, ADEMÁS MANDA a atacar a quienes no le son afines o de su agrado. Y este habría sido uno de los desencadenantes del altercado con el intendente de Paraná y ahora candidato a Gobernador.

El Monje Negro hoy tiene un futuro incierto, con tendencia a ser del color de su apodo si Adán llega a sentarse en el sillón de Urquiza, porque este le tiene muchísima bronca acumulada y ya está desbordado por las veces que ha padecido las operaciones de Kuedier, para desacreditarlo y desdibujar su figura política, no solamente estando al frente del municipio, sino que también las padeció en los cuatro años que ocupó el cargo de vicegobernador, tratando de cualquier forma que llegue a la intendencia potenciando a otros referentes para que le compitan caso Sebastian Bértoli. Los ataques incluso llegaron a nivel personal.

En tiempos recientes, supuestamente, Kueider había tenido un alejamiento con Bordet, pero, es inimaginable que algo así sea cierto, y se trate más de un acting guionado y llevado a cabo por dos buenos actores, o más bien, dos MUY buenos SIMULADORES. Ante todo, a ellos dos se los reconoce como SOCIOS.

Adán Bahl le debe estar reclamando a Bordet que cumpla el compromiso pactado antes de que se vaya a Brasil, cuando aún no se había fijado la fecha de las elecciones, y aún quedaba la chance de desdoblar y darle una más clara chance al peronismo provincial. Pero, grande fue la sorpresa de Bahl al volver y chocarse con la noticia de que Entre Ríos será la UNICA provincia del Frente de Todos que hará las elecciones de manera conjunta con Nación, lo que es prácticamente una acción kamikaze.

Bordet que sueña despierto y se ilusiona con integrar una fórmula presidencial, Kueider que procura que le den algún chaleco salvavidas para seguir luego de que Bordet ya no sea parte del gobierno provincial., y Adán a la espera de que la máquina del partido se encolumne tras él para no dar una mala imagen en las PASO, algo que Gustavo debía procurar, pero que le será difícil con un Cresto ya lanzado como candidato a Gobernador, y comportándose cada vez más como un presidente paralelo del PJ.

El peronismo entrerriano está sin timón, el cerebro que siempre estuvo obrando en las sombras ha perdido injerencia de quienes hoy procuran retener la Gobernación, porque lo ven como un gran culpable de la debacle del partido, y además lo saben cómo quien operó contra los propios.  En el PJ se perdió la verticalidad, ya no hay respeto, y se echan en cara las cuestiones pasadas, que hoy estallan y llevan al partido a sucumbir en una implosión.

El encono y la desconfianza son mutuos, y se han acrecentado a grados irreconciliables. La desconfianza de Bahl hacia Bordet y Kueider es entendible por las manipulaciones, manejos y destratos de estos dos socios, ya que lo que hace Kueider, cuenta con el conocimiento y la aprobación de Bordet. A Kueider lo llena de odio saber que Bahl podría llegar a Gobernador, alguien a quien ninguneó de manera impiadosa, porque seguramente, una vez asentado en la Casa Gris, podría facilitar información crucial a la Justicia acerca del personaje más oscuro y tenebroso de las gestiones de Bordet.