En las encuestas que llegan al búnker de campaña del peronismo Milei oscila entre los 35 y los 38 puntos; Unión por la Patria entre los 30 y 33, y Juntos por el Cambio entre los 19 y 23.
Cuentas y más cuentas. Por estas horas en el peronismo plantean y analizan escenarios posibles de cara a las elecciones generales. Lógico del tiempo electoral y de este momento de incertidumbre. ¿Cuántos votos oficialistas tiene Milei? ¿Dónde está parada Bullrich con su discurso? ¿Cuánto puede impactar el número de la inflación? Dos semanas después de las PASO, empezaron a plantear cuáles son los escenarios que se podrían afronta, en base a los datos que recogieron luego de la derrota.
En los estudios de campo que se hicieron después de las Primarias, el libertario mantiene su lugar en el vértice de la pirámide. En el oficialismo entienden que no hay ningún motivo para pensar que se quedará afuera del balotaje. Todo lo contrario. Son muchos los que creen que tiene cada vez más chances de llegar a la Casa Rosada. Lo aceptan con absoluta resignación.
Según las cuentas que sacaron en Unión por la Patria (UP), en base al cruce de datos de los resultados en cada provincia, entre un 3% y un 4% de los votos que obtuvo el libertario en las PASO le corresponden al peronismo. “Se quedó con votos de los sectores populares que siguen enojados con nosotros y que será difícil que no lo estén de acá a las elecciones”, se sinceró un funcionario nacional.
Mientras tanto, a Juntos por el Cambio le robó votos en el corredor centro del país. La coalición opositora perdió adhesiones en Entre Ríos, Mendoza, Córdoba y Santa Fe, que son, en gran medida, la base del poder electoral que tenían hasta la irrupción del modelo libertario. “Milei rompió todo el sistema político. Se quedó con la oposición. No lo baja nadie de ese lugar”, aseguró un importante dirigente del kirchnerismo.
En las encuestas que llegan al búnker de campaña del peronismo Milei oscila entre los 35 y los 38 puntos; Unión por la Patria entre los 30 y 33, y Juntos por el Cambio entre los 19 y 23. Esos números empezaron a instalar en el micromundo político la idea de que el balotaje ya tiene a sus protagonistas y que hay que evitar cometer errores no forzados durante la campaña.
Los datos son el resultado de fenómeno de Milei, más que la capacidad del oficialismo para poder crecer. Porque el libertario quedó de cara a la sociedad como la opción de cambio más profunda, y le robó el rol y el lugar a Bullrich. En todo el peronismo están convencidos de que es así. “Patricia ya fue. No tiene donde pararse. No tiene un discurso. Milei es la derecha, y el cambio, nosotros somos el oficialismo que podemos proponer estabilidad”, aseguran en el comando electoral de UP.
Tanto en Juntos por el Cambio como en Unión por la Patria creen que el que se quede afuera del balotaje terminará implosionando. En la oposición advierten que el kirchnerismo pasará a ser una minoría radicalizada y que el peronismo comenzará un proceso de reorganización sin el liderazgo de Cristina Kirchner.
En el oficialismo advierten que la alianza que fundó Mauricio Macri explotará por los aires y un sector se terminará uniendo al libertario. Incluso, hay quienes consideran que si bien la dirigencia sigue unida, el electorado de Juntos por el Cambio ya explotó y se diversificó. En las dos coaliciones lo visualizan a Milei como un actor protagónico del tiempo que viene.
¿Qué pasa con el impacto de la inflación en este contexto? En el peronismo esperan poder divisar en los próximos días cuál es la reacción de la gente después de las medidas anunciadas por Sergio Massa. Pero hay un problema que es inevitable a esta altura. Muy probablemente la inflación del mes próximo sea de dos cifras y el número será un sello imborrable en la memoria colectiva.
Frente a esa situación, hay quienes creen en el oficialismo que el enojo se canalizará, aún más, en la figura del líder libertario. Consideran que tiene margen para crecer entre el voto en blanco, el ausentismo, lo que le roba a Bullrich y lo que puede robarle a ellos si el malestar se profundiza por el aumento exponencial de los precios y el costo de vida. En ese caso, ¿Milei podría ganar en primera vuelta? Entienden que no. Pero nadie lo descarta de plano completamente.
“Si Patricia se desinfla mucho….se corre el riesgo”, analizó un influyente dirigente cercano a Massa. Para ganar en primera vuelta el primero debe sacar una diferencia de 10 puntos sobre el segundo o llegar al 45% de los votos. La foto de las PASO, de un resultado muy ajustado, impide proyectar una diferencia tan grande para las generales, pero en el oficialismo ya aprendieron que la ola de desencanto no hay forma de medirla ni anticiparla. Y como la ven a Bullrich disminuyendo su caudal del votos, asumen que el riesgo es real.
Pese a la delicada situación económica y la debilidad de la coalición oficialista, en UP creen que están dadas las condiciones para entrar en el balotaje como la segunda opción. Aún con una inflación de dos cifras porque “la gente entiende que es difícil que la situación mejore en el corto plazo”. Es decir, consideran que el voto no se definiría exclusivamente por la economía en una elección tan atípica.
Lo que sigue después, según los datos de encuestas, no es positivo. “El escenario del mano a mano es horrible”, sentenció un importante funcionario nacional que conoce las números que dan vuelta por las arteras peronistas.
Pero para ese partido aún falta mucho. Primero Massa debe contener la mayor parte de los votos de Juan Grabois (en el massismo saben que uno de los seis puntos que obtuvo se irán hacia la Izquierda), capturar votos de Horacio Rodríguez Larreta, y empatizar con el votante de Juan Schiaretti, que en una eventual segunda vuelta podría acompañar sin tantos matices a un candidato como el ministro de Economía.
“En un balotaje la situación es muy difícil porque Milei junta a todo el voto opositor más lo que nos roba a nosotros. Pero falta mucho y hay una campaña larga por delante para tratar de hablarle a los nuestros y a los que eventualmente nos podrían acompañar”, fue la descriptiva frase que utilizó un dirigente peronista que está inmiscuido en la campaña y conoce los pormenores de la estrategia.