El Peronismo entrerriano desorientado tras la paliza en las elecciones legislativas

A dos semanas de la categórica derrota en las elecciones legislativas de 2026 en Entre Ríos, el Peronismo provincial no atina a reaccionar. El silencio y la inactividad de sus principales dirigentes sugieren que el movimiento está inmerso en un profundo duelo electoral, sin encontrar el rumbo ni las figuras que puedan iniciar una reconstrucción de cara al decisivo 2027.

La paliza en las urnas no fue un traspié menor. El análisis de los resultados en bastiones históricos, como algunas zonas de Paraná y del Departamento Paraná Campaña (con resultados que llegaron a ser un apabullante 70% a 20% en contra del PJ en ciertos circuitos), confirma la magnitud de la pérdida de apoyo. El electorado, por lo pronto, emitió un voto netamente «anti-PJ», que trascendió nombres y matices internos.

Bahl: la cara de la derrota y su capital político triturado

La figura que emerge como el gran responsable de esta hecatombe es Adán Bahl. El ex intendente de Paraná, último candidato a Gobernador y principal postulante peronista para el Senado de la Nación en esta contienda intermedia, no solo perdió, sino que fue «triturado» por la maquinaria electoral opositora y por el propio desgaste de su imagen. Bahl «rifó todo su capital político» al exponerse y que quedar como «la cara de la derrota».

  • Desgaste de la repetición: su trayectoria, que incluye el Ministerio de Gobierno y Justicia, la Vicegobernación, la Intendencia de Paraná, y la reciente candidatura a la Gobernación, lo convirtió en una figura repetida y devaluada para el electorado, que ya había manifestado un hartazgo contra las viejas formas.
  • La carga de la Capital: ser el principal referente de la Capital (Paraná, que concentra el 35% del electorado) y ser el primer candidato de la lista lo expuso directamente a la voluntad popular. El voto fue un claro repudio a la gestión pasada y un plebiscito desfavorable para él.
  • El impacto de las denuncias: en la guerra que fue la campaña electoral por las legislativas volvieron a destaparse las ollas de las designaciones, la colocación de familiares, y comenzó a hacer erupción el tema de los «contratos truchos». El resurgir de estos temas lo convirtieron en un blanco fácil, situación que fue aprovechada por las otras facciones peronistas en los medios y las redes sociales, acentuando la grieta partidaria.

La decisión del peronismo de colocar a Bahl como cabeza de lista fue un error estratégico que «los llevó puestos a todos» y que le costó el arrasamiento en un departamento clave, como es Paraná. Bahl tuvo una ganancia, pero fue de caracter personal, ya que, según opinan muchos, la obtención de fueros le llega en un momento oportuno para protegerlo de las salpicadura de la Causa Contratos Truchos. También se llevará un buen salario, antesala de una jugosa jubilación, que es un desenlace que irrita a la militancia.

Para 2027 se apuesta al fracaso de Milei

La gran pregunta que sobrevuela en el peronismo es: ¿cuál es la posibilidad para el 2027?

La respuesta que se desprende de las voces internas es desalentadora y apocalíptica: el peronismo entrerriano, desprovisto de figuras potables, está apostando a que al gobierno nacional de Javier Milei le vaya mal.

La única posibilidad que tiene el peronismo es que «Mi Lei fracase» o que el oficialismo (PRO, Radicales, La Libertad Avanza) se vuelva a dividir.

No hay una estrategia de reconstrucción propia ni de búsqueda activa de nuevos liderazgos. Las nuevas caras que se intentaron sumar a la lista, como la de Guillermo Michel para diputado nacional, si bien es una figura reconocida a nivel nacional por su capacidad técnica, aun no es muy popular en nuestra provincia, lo que acentuó la soledad de Bahl en la boleta.

El desafío municipal y el plebiscito de gestión

Un factor agravante es que desde la oposición consideren la elección como un plebiscito de las gestiones de los intendentes peronistas en funciones (como Rosario Romero, Lauritto, Fuertes y otros). Al no ser gobierno a nivel provincial ni nacional, el peronismo tiene pocas herramientas para generar «cosas buenas» o «malas» y depende exclusivamente del desempeño de sus municipios, que llevan casi dos años de gestión.

La falta de resultados positivos en las urnas para estos intendentes muestra que la gestión local tampoco fue suficiente para amortiguar la bronca popular.

El sentimiento antiperonista y la Influencia «Trumpista»

El análisis más profundo de la derrota apunta a un factor que trasciende la provincia: el voto en contra del peronismo a nivel nacional. El resultado entrerriano fue un reflejo de esta tendencia. La derrota fue doblemente dolorosa porque, tradicionalmente, las elecciones de medio término siempre habían favorecido al oficialismo a nivel nacional, y esta vez, el voto fue rotundamente en contra del peronismo.

La figura de Donald Trump y el apoyo de Estados Unidos a Javier Milei se puede interpretar como un factor clave, un «verdadero influencer» que dio vuelta la elección, al ofrecer una visión de «dólares y orden» que la gente abrazó, haciendo estériles las advertencias del peronismo sobre «vender la patria» o el cipayismo de las políticas de Milei. El electorado, incluso en los barrios populares, demostró que no le importa la soberanía si a cambio vislumbra una estabilidad económica en dólares.

El difícil camino al 2027

El peronismo de Entre Ríos se encuentra hoy inactivo y desarticulado, con dirigentes sin poder convocar ni salir a la calle. Su futuro pasa por un doble desafío:

  1. Reconstrucción y autocrítica: superar el duelo y la parálisis, asumir los errores cometidos al exponer figuras desgastadas y empezar a generar una verdadera renovación de cuadros y liderazgo.
  2. Esperar el desgaste ajeno: confiar en que la gestión de Milei y sus aliados en Entre Ríos (Frigerio) generen una gran desilusión en la gente, lo que permitiría al peronismo volver a ser una opción por descarte en 2027.

La «máquina de picar carne» trituró el capital político de Bahl y dejó al peronismo entrerriano en un estado de profunda indefensión, forzado a esperar el error ajeno para recuperar la esperanza.

El departamento Paraná: epicentro del colapso peronista

El análisis de los resultados en el Departamento Paraná y, en particular, en su capital, la Ciudad de Paraná, no solo confirma la derrota del peronismo, sino que lo cataloga como el epicentro del colapso. Esta área, que concentra el 35% del electorado provincial, fue el campo de batalla donde el peronismo midió sus fuerzas y fue aplastado.

Bahl y la descomposición del voto urbano

El fracaso electoral en Paraná es inseparable de la figura de Adán Bahl, exintendente de la ciudad y principal candidato a Senador Nacional. Al ser el referente de la capital, su postulación actuó como un plebiscito sobre su propia imagen y sus distintas gestiónes , resultando en una contundente reprobación.

La boleta peronista lo tenía a él como «la cara visible» en la primera posición. Para votar a la lista, el elector debía poner la cruz sobre su rostro. Esta exposición directa fue la que lo convirtió en «la cara de la derrota» y sirvió para que el descontento se canalizara de forma masiva contra el justicialismo.

La caída fue interpretada internamente como el resultado de una imagen pública «triturada» por la prensa nacional y local, y debilitada por los cuestionamientos tras la reaparición de los temas sensibles como las de familiares y los «contratos truchos».

La humillación en las seccionales: voto anti-PJ

La derrota fue tan profunda que el peronismo perdió en zonas que históricamente le fueron favorables, e incluso en aquellas donde reside la propia estructura de gobierno:

  1. Desaparición en paraná campaña: en localidades históricamente afines, como María Grande (que «siempre aportó funcionarios al gobierno: diputado, senador, el presidente del Tribunal de Cuentas»), la derrota fue «terrible». Hubo resultados devastadores como un 70% a 20% en contra en algunos circuitos del Paraná Campaña. Esto demuestra que el voto «anti-PJ» fue transversal, afectando hasta los liderazgos locales más arraigados.
  2. La derrota del «protocolo»: el resultado en la Cuarta Seccional de Paraná es simbólico de la magnitud del rechazo. Esta seccional, conocida como «de protocolo» por ser el área residencial donde viven, compran o alquilan casas la mayoría de los funcionarios y dirigentes que llegan a la capital para estar cerca de Casa de Gobierno, registró una derrota con cifras que rondaron el 70% para la oposición. Este resultado evidencia que ni siquiera la cercanía geográfica o institucional al poder provincial fue suficiente para contener la bronca del electorado.

El fracaso del plebiscito de gestión

La elección legislativa, al poner al frente de la lista al exintendente y plebiscitar las gestiones municipales en curso (como la de Rosario Romero en la capital), se convirtió en un veredicto negativo sobre el peronismo local. El resultado final sugiere que el «voto en contra» se consolidó porque el peronismo no pudo ofrecer nada para contrarrestarlo.

Al no ser gobierno provincial ni nacional, la única carta del peronismo era mostrar buenas gestiones municipales, pero el resultado demuestra que las intendencias no solo no traccionaron, sino que sus gestiones fueron arrastradas por el voto de descontento: hasta el intendente Francisco Azcué (UCR) se animó a sentenciar «lo peor que le pudo haber pasado al peronismo es que haya plebiscitado las gestiones de los intendentes que están en funciones. Pusimos a Concordia de pie, esta gente no vuelve nunca más“.

En definitiva, Paraná fue el departamento donde el peronismo, con su figura más visible y desgastada al frente, «cosechó lo que sembró» y pagó el costo más alto del rechazo popular, quedando con un panorama sombrío para construir un nuevo liderazgo de cara a 2027.

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