Sacó la cabeza y le dieron
Lo acusaron de no reconocer hijos, de asesino, de haber acordado con el partido opositor para acomodar familiares y de putanero.
Lo que ayer comenzó como una sesión del Concejo Deliberante de Paraná terminó con un escándalo fuera del recinto. Hubo acusaciones y duras sacadas de cuero.
Todo empezó en la sesión en la que se trataba la ordenanza sobre Servicios Esenciales cuando el concejal radical, aliado con el socialismo, Miguel Rettore, hizo uso de la palabra para defender a los trabajadores municipales.
El edil dijo que la propuesta tiene como fin “la persecución a los trabajadores”, a quienes “se culpa” por “un calvario con la prestación de los servicios públicos”. “Yo no defiendo sindicalistas, defiendo empleados perseguidos. Un gobierno peronista les coarta la posibilidad de elegir a sus representantes”, afirmó.
Esas declaraciones fueron el detonante para que el concejal oficialista Gabriel Pacífico lo criticara y afirmara que cuando hubo un gobierno radical, del cual Rettore fue un importante funcionario, se perseguía a los trabajadores con la policía. Incluso, el edil trató a Rettore de asesino.
A las críticas del oficialismo, en los pasillos se sumaron los propios correligionarios del concejal, quienes lo trataron de traidor y le recriminaban que no hubiera apoyado en 2007 al entonces candidato a intendente del radicalismo, Sergio Varisco.
Los correligionarios acusaron a Rettore de haber acordado con José Carlos Halle a cambio de que nombrara a su hijo y su nuera, que hoy están en planta del municipio.
Pero las críticas no terminaron ahí. Según los mentideros, al concejal se la tenían jurada y fuera del recinto le gritaban que se hiciera cargo de los hijos no reconocidos.
Es más, los testigos comentan que le echaban en cara que a la municipalidad había llegado un oficio para que al concejal le descontaran la cuota de alimentos para una señora cuyo apellido comienza con G.
Le gritaban que reconociera a sus hijos y que mientras él anda de putanero, la justicia le tiene que mandar cédulas para que reconozca a sus hijos. Incluso, Rettore habría pedido custodia policial en el HCD para que no le hicieran este tipo de reclamos.
También se comentaba que hace unos días lo habrían visto entrar al casino del hotel del parque con dos morochas. El concejal, dicen, ponía plata en las maquinitas para que sus acompañantes jugaran mientras él tomaba champagne y luego se habría ido con ambas del brazo con destino incierto.
Cuando el concejal quiso orinar agua bendita, lo prendieron fuego.
