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De los dos lados del mostrador
Restan un poco más de cuatro meses para que comience el juicio oral y público donde se discutirá si las conductas desplegadas por el intendente de Paraná, Sergio Varisco el presidente de la Mutual Modelo, Miguel Picazzo, constituyeron delitos de corrupción.
Un caso que resonó y mucho en la ciudad y en la provincia, siendo la primera vez que se pone en cuestionamiento la acción de una entidad como persona jurídica, buscándose que la misma sea responsabilizada penalmente al igual que las personas físicas.
Una causa que también desnudó los negociados que mantiene la entidad mutual con el Municipio que vienen hace años y que nadie se animó a cortar o a ponerle freno.
La causa que desnudó asimismo la brutalidad, la mendacidad, la mediocridad y la hipocresía en el ejercicio de las defensas penales y que constituyó, fuera de toda discusión, el papelón del año para abogado Rubén Pagliotto que mostró su verdadera cara.
Sicofante por naturaleza, ha tratado de mostrarse desde hace un tiempo como un paladín en la lucha contra la corrupción denunciando a casi la totalidad de la dirigencia política del justicialismo, por sí solo, junto a su socio Guillermo Mulet o patrocinando al senador Raymundo Kisser, pero, por otro lado, en la acusación sin dudas más grave que se le puede hacer a un político como es financiar una organización dedicada al narcotráfico o por corrupción, en ambos casos al intendente radical, Pagliotto se ha pasado al otro lado del mostrador, defendiendo conductas sumamente repudiables moral y penalmente.
Un abogado que, por un lado, denuncia una mesa de dinero en el senado mientras que por otro en su estudio jurídico se ejerce la defensa de uno de los principales imputados en la causa de los contratos en la legislatura.
Alfredo Bilbao, el contador, está sindicado como uno de los “cabecillas” de la “organización criminal” y nadie lo registra políticamente, tampoco se sabe de dónde salió, es asistido legalmente por los abogados Iván Vernengo y Damián Petenatti, ambos socios en el estudio jurídico que dirige Pagliotto, siendo conocido en la jerga abogadil, que, en cuanto a causas importantes, los integrantes del buffet no agarran ninguna sin el aval del letrado.
Un abogado que denuncia los contratos en la legislatura, hablando de personas contratadas que no cumplen ninguna función en el organismo más que servir de prestanombres para el beneficio de tal o cual persona, y que, por otro lado, manifiesta tener un contrato en el ámbito del senado como asesor de Cambiemos.
Un Pagliotto que la única actividad pública que se le conoce es la de denunciar corrupción y, contradictoriamente, de defender acusados de corrupción.
Distinto es el caso del periodismo, los cuales podemos tener convenios de pautas publicitarias con el gobierno, entes descentralizados, cámara de senadores, cámara de diputados, municipios siempre y cuando la contraprestación sea la difusión de las tareas legislativas o actos de gobierno, algo fácilmente comprobable tan solo de escucharse las publicidades radiales u observar los banner en los medios escritos como sucede en este medio.
Convenios publicitarios que en ninguno de los casos ha servido para que la otra parte contractual presione o amenace, todo lo contrario muchas veces hemos sido muy duros, críticos, incluso hemos denunciado hecho de corrupción con quienes han accedido a publicitar en el medio y jamás hemos recibido una presión o una amenaza de cortar la pauta.
Solamente una vez, a lo mejor, el titular de un ente descentralizado, que hoy ya no forma parte del mismo, intentó amenazar pero jamás nos hemos dejado presionar para publicar o no publicar algún comentario o editorial.
Distinto es el caso de algunos profesionales a los que habría que preguntarles si la destreza exprimida en el arte de hacer denuncias de corrupción sería tal si no recibiera ninguna retribución pecuniaria sea en dinero o en favores o posicionamientos.
Más allá de esto, ahora Pagliotto, que desde el lamentable y repudiable rol que cumplió en la audiencia oral y pública donde se debatía si el intendente de Paraná iba o no a juicio, se mantuvo en silencio vuelve a mostrar su verdadero rostro, el de la mediocridad, de la hipocresía y de la brutalidad.
Una cara que apareció en aquella audiencia por la causa de corrupción de Varisco y la mutual modelo.
Una audiencia llamativa donde, por ejemplo, tras 5 horas de debate el abogado Emilio Fouces únicamente se limitó a decir que había que sacar a la querella. ¿La razón? Simplemente apartar a quien como este Portal desde la foja cero se dedicó a denunciar y tomar el caso periodísticamente para que no durmiera, como muchas veces ocurre, en los cajones de la fiscalía.
Merece un reglón recordar que fue este Portal quien por primera vez publicó el negociado espurio al que se dedicaba la Mutual Modelo y que se hizo eco de la denuncia, incluso mostrando cada uno de los documentos, pruebas e incluso resolución provenientes de fiscalía por supuesto provista por la querella.
Lógicamente, sin la querella, el acceso irrestricto al expediente por parte de este Portal y con ello los pormenores de los hechos, se limitaba, constituyendo esta la verdadera razón del abogado de la mutual para pedir la expulsión del denunciante.
Una audiencia donde, luego de la descollante alocución de Miguel Cullen, indudablemente que Pagliotto, abogado del “copia y pega”, se quedó sin nada que decir, esbozando una defensa no del intendente que es su cliente sino de la mutual, como pretendiendo hacer caer la causa por los “loables” y “nobles” beneficios que otorgan las mutuales a los empleados municipales, cuestión que no pasó y ahora Varisco debe sentarse por primera vez en su vida en el banquillo de los acusados en un juicio oral y público por corrupción.
Un discurso, el del abogado, donde se notó la miseria defensiva al atacar a los trabajadores para defender a Picazzo y la mutual modelo, manifestando que los mismos no podían acceder a los créditos de los bancos como si él, el juez, la fiscal por el solo hecho de su cargo y apellido, encontrando en estas “tan nobles y bondadosas” mutuales aquellos préstamos para comprarse un televisor porque, sino, a lo único que se dedican es a tener 6, 7, 10 hijos, tratándolos de ignorantes y que su único entretenimiento era fornicar.
Manifestaciones que le valieron del repudio generalizado de los empleados, los gremios, de las autoridades aunque no –llamativamente- de Varisco, quien eligió un lamentable silencio cuando llegó al sillón municipal mayoritariamente por el voto de los municipales y de los barrios más humildes, como también por su cercanía a los gremios de los trabajadores, más allá de que sea su abogado, la familia municipal esperó el rechazo de la denigración pública que les realizó el letrado de quien conduce sus destinos.
Ahí apareció el verdadero abogado, como se dice en la jerga, el del “copia y pega”, el que se quedó sin que decir para argumentar a favor de su cliente, tapado por el discurso de Cullen y que solo pudo atacar a la familia municipal defendiendo a estas entidades, calificando de “noble” su actividad cuando el único fin de las mismas, y esto es conocido por todos, es el manejo y el préstamo de dinero, actuando como financieras sin tributar y tener habilitación del Banco central para operar como tal, consecuentemente, evadiendo impuestos por dicha tarea.
Dinero que, en varios casos, al desconocerse su origen o no exigirse declaraciones sobre el mismo se especula que provienen de la irregularidad por no decir de la ilicitud. Especie de mesas de dinero espurio que se forma con aportes de personas físicas o jurídicas que se desconoce de dónde lo han extraído.
Contradictoriamente Pagliotto, con una necesidad de mediatización manifiesta, habla de las mesas de dinero de la legislatura, las denuncia y por otro lado defiende los negociados de la mutual que tanto para la fiscalía como para el juez de garantías constituyen conductas que merecen ser sometidas a un juicio penal.
Un Pagliotto que en aquella audiencia no cortó ni pegó y mereció el repudio de la sociedad en su conjunto, salvo de su cliente Varisco que, en ambas causas donde el abogado lo defiende esta, como se dice en la jerga judicial, al menos hasta el momento, a la parrilla.
Accionar, el del abogado, que también se vio en la causa de narcotráfico, donde mostró la poca dignidad en el ejercicio de la profesión tan loable, el cual para defender a su cliente paralelamente lo hundía cada vez más criticando durísimamente al juez Ríos, poniendo en tela de juicio su honestidad intelectual.
Varisco, por otro lado, siempre fue mensurado a la hora de referirse a la justicia, nunca cuestionó al juez, Pagliotto en cambio siempre lo discutió y criticó con fuertes manifestaciones, provocando, indudablemente, que no le fuera nada bien al intendente en el fuero penal, tanto que hasta debió convocar a un abogado de renombre de Buenos Aires como Cuneo Libarona, pero claro llegó tarde y lo procesaron igualmente.
Ante esto, y si uno consultara o indagara a los profesionales letrados, la respuesta unánime sería la renuncia por una cuestión de dignidad, vale decir, cualquiera se apartaría de una causa si se designara un nuevo abogado para reflotarla, sin embargo Pagliotto continua.
Un abogado que en el ejercicio de su profesión, tanto en las defensas como en las denuncias, implacablemente se dedica a atacar o despotricar y a cuestionar duramente a quien el mismo ponga como adversario, en la mayoría de los casos, criticando en ambos casos principalmente a la Justicia lógicamente porque sus causas no van como el espera, pero que, a su vez, presiona y opera para que sus familiares y amigos ingresen a la deseable familia judicial, conociéndose, como dicen algunos, que en Poder Judicial quien entra se salva de por vida.
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