Se confirmó la «Strattegia»: Con Migueles, el «cacerismo» retuvo la subsecretaría de la mujer.

La publicación de este Portal apuró el decreto

Al ex vicegobernador no le había quedado otra que soltarle la mano a Bianquieri que había acumulado muchas críticas por sus ausencias en el área tan sensible, el arreglo incluyó una jubilación exprés y el cargo para su sector.

El pasado 15 de enero desde este Portal se daba a conocer el gran revuelo en los mentideros del quinto piso del edificio del Consejo General de Educación por el operativo limpieza que había iniciado la ministra de desarrollo social, Laura Stratta, con el alejamiento de una funcionaria muy cuestionada en la cartera.

Se trataba de Myriam Bianquieri quien por varios años había estado al frente de un área muy sensible como la subsecretaria de la mujer de la provincia.

Bianquieri llegó al cargo por el impulso del entonces vciegoebrador José Cáceres, que lidera el sector a la cual la misma pertenece.

Desde entonces fue acumulando serios cuestionamientos tanto de los empleados del área como de las víctimas de una grave problemática social que necesitaban de la firma de la funcionaria para darle curso a los tramites pero que en su gran mayoría se encontraban con las reiteradas ausencias al trabajo de la misma.

Criticas que fueron acrecentándose llegando a oídos de la ministra que, según comentaron en aquel momento los mentideros del quinto, también comenzó a molestarse por los faltazos de la misma a los actos oficiales e institucionales.

Bianquieri hacia un tiempo que estaba en la mira, hicieron trascender desde el ministerio, sin embargo, gracias a la protección del ex vicegobernador pudo salir airosa de los embates para reemplazarla.

En diciembre la situación no dio para más en el ministerio, ya era muy manifiestas las críticas, y Stratta, con el objetivo de comenzar una limpieza en su cartera, tomó la decisión e reemplazarla, no quedándole ya más margen a Cáceres para sostenerla.

En los mentideros del quinto, ante ida de la polémica Bianquieri, comenzaron a especular que la soltada de mano no sería gratuita, finalmente no lo fue y el ex vicegobernador pudo negociar.

Una salida elegante, llámese jubilación, la calidad de exprés de la misma y retener el cargo para el sector fueron las exigencias de Cáceres para soltarle la mano.

Exigencias a las que se fueron accediendo gradualmente, el 10 de diciembre Bianquieri iniciaba su jubilación, a los breves días el trámite, según contaron los mentideros de la Caja, se había movido notablemente, fundando los fuertes trascendidos.

Con la salida de Bianquieri se abría un abanico de posibilidades para su reemplazo en la cartera, en todos los casos la decisión final la tendría Stratta, al menos eso se comentaba muy fuerte en el ministerio.

Una de ellas es la designación de una funcionaria nueva perteneciente al sector de la lucha contra la violencia de género, aunque también se habla de que, con este perfil, se busque a una profesional de carrera de la misma subsecretaría.

En los pasillos del quinto piso, se baraja también la posibilidad de que al área la fusionen con el COPREV y que se haga cargo de ambas funciones su actual titular, Mariana Broggi.

Opción que se estimaba seria descartada por Stratta ya que la misma caldearía los ánimos de las activistas del colectivo de las mujeres ya que podría sentirse como una falta de compromiso con su lucha al eliminarse, de alguna manera, la importante repartición.

Uno de los trascendidos más fuertes consistía en que el arreglo para que Cáceres accediera a la salida de Bianquieri tuvo la cláusula de que el lugar quede para su sector, hablándose de que podían nombrar a la esposa del director de Política Criminal de la provincia, Gonzalo García Garro, Valeria Migueles, ambos del “cacerismo”, esta última nombrada recientemente en la repartición como coordinadora.

Posibilidad que traía dudas en virtud al desconocimiento que existía de que como caería en el colectivo de mujeres –hoy con un marcado protagonismo en la cartera por la importancia que le ha otorgado la ministra a sus políticas y acciones-, las cuales, según varias expresiones coincidentes de sus integrantes, buscan que el importante lugar no solo sea ocupado por una mujer sino que la misma también sea profesional en la materia.

Más allá de estas dudas, Stratta suscribía el decreto designando a Migueles como subsecretaria de la mujer, confirmando el acuerdo con Cáceres.

Un decreto que, sin dudas, fue apurado en virtud de la publicación de este Portal, no siendo casual que el mismo haya sido suscripto por la ministra tan solo dos días de la misma.

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