En un clima enrarecido por la represión policial, Alberto Fernández se toma el fin de semana para rearmar su gabinete

Con las fuerzas policiales en el centro de las disputas políticas, Alberto Fernández enfrenta nuevas internas y analiza más cambios de gabinete. Tras la aprobación del FMI, Massa se concentra en la inflación.

Agobiado por la creciente crisis social y la inflación fuera de control, el presidente Alberto Fernández volvió a quedar envuelto en una nueva interna con rumores de renuncias de ministros y más cambios de gabinete. La nueva crisis política implosionó por el accionar de las fuerzas de seguridad nacionales (Policía Federal y Gendarmería) en el desalojo de mapuches en Río Negro. Y luego se extendió en la provincia de Buenos Aires- el principal bastión del kirchnerismo- por la brutal represión policial en La Plata.

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La renuncia de la ministra de Mujeres, Diversidad y Géneros, Elizabeth Gómez Alcorta, sorprendió al presidente igual que la del exministro de Economía, Martín Guzmán, que se fue sin avisarle en medio de cuestionamientos del kirchnerismo. Aunque en este caso, la salida de la ministra no tendrá efectos trágicos en la economía ni en la cuestión social.

Desde la Casa Rosada, reconocieron a A24.com que ante la renuncia de Gómez Alcorta, Alberto Fernández quedó nuevamente sorprendido y no tenía listo su reemplazo. Por eso, el presidente se recluyó en Olivos el fin de semana XL para pensar quién ocupará el lugar de una de sus ministras preferidas. Se descuenta que será una mujer.

Entre los nombres que sonaron en los pasillos de la Casa Rosada para reemplazar a «Eli» -como le dicen las funcionarias de Balcarce 50 a Gómez Alcorta- se escuchó a la viceministra de Medio Ambiente y ex asesora presidencial en la campaña de vacunación durante la pandemia, Cecilia Nicolini. También la actual viceministra de Mujeres, Marita Perceval (cercana a la influyente secretaria Legal y Técnica de Presidencia, Vilma Ibarra) o la titular de AYSA y esposa de Sergio Massa, Malena Galmarini (en su entorno por ahora lo descartan).

El ministro de Economía, Sergio Massa, quedó también atrapado en las internas del Gobierno por el desmanejo de la inflación; consultoras privadas ya hablan de un Índice de Precios al Consumidor (IPC) interanual superando el 100%. Recibió críticas del kirchenrismo por la demora en definir medidas concretas para frenar las constantes subas de precios de los productos básicos como alimentos y promover aumentos salariales y bonos para sectores más empobrecidos de la población.

Massa esperó hasta el viernes a la mañana para anunciar una nueva edición de los acuerdos de precios bajo el programa Precios Cuidados que, con aumentos del 4% promedio, por debajo de la inflación, que intentará congelar hasta el 7 de enero de 2023.

Pero no avanzó en la definición del pago de un bono especial para indigentes, hasta después de terminada la reunión del directorio del FMI, el viernes a la tarde, que fue un espaldarazo para Massa. «»Las acciones decisivas del nuevo equipo económico hab sido críticas para estabilizar los mercados y comenzar a reconstruir confianza», planteó el FMI.

Antes de concretar las reuniones tan promocionadas con la titular de la ANSES y camporista Fernanda Raverta, y con el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, Massa necesitaba asegurarse la aprobación de la tercera revisión de las metas firmadas con el FMI para que el organismo ordene el inminente desembolso de otros 4000 millones de dólares para fortalecer las arcas del BCRA y repagar la deuda.

La interna del Frente de Todos quedó al rojo vivo entre jueves y viernes. Primero, cuando el operativo de desalojo ordenado por el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, a la toma de mapuches en Villa Mascardi, provincia de Río Negro, terminó con un enfrentamiento público con la ministra de Mujeres, Diversidad y Géneros, Elizabeth Gómez Alcorta, que denunció a su propio gobierno de haber “violado los derechos humanos” por la detención de 7 mujeres (una embarazada) y su traslado a una cárcel de Ezeiza a 1500 kilómetros de donde residían, sin garantías ni condiciones de salubridad.

La salida de Gómez Alcorta genera un nuevo debilitamiento del presidente ya que encarnaba la huella o principal bandera política que Alberto Fernández pretendía dejar al terminar su mandato: la promesa de «ampliar derechos e igualdad de género» y -como él mismo dijo una vez, que lo recuerden- como «el presidente que puso fin al patriarcado».

Pero, con la salida de Gómez Alcorta -la tercera ministra mujer que renuncia desde que llegó a la Casa Rosada-, el sector feminista del gabinete le sigue recriminando a Alberto, que sigue corto de papeles en igualdad de género que tanto pregona.

En ese clima de incertidumbre, Alberto Fernández también está buscando nombres para completar otros casilleros que podrían quedar vacantes, de confirmarse los rumores de renuncias de otros ministros que lo acompañan desde que inició este gobierno.

El presidente por ahora resiste los embates del kirchnerismo que pide la renuncia del ministro de Trabajo, Claudio Moroni, que quedó en el centro de las críticas por el conflicto salarial del gremio de neumáticos que casi paraliza toda la producción automotriz. «Falta de gestión», le recriminó Andrés «Cuervo» Larroque, uno de los voceros de Cristina Kirchner, esta semana.

Otro es el caso de Zabaleta, quien según anticiparon fuentes de su entorno, tendría un pie afuera del Gobierno porque quiere regresar a su antiguo cargo de intendente de Hurlingham.

Alberto Fernández una vez más quedó inmerso en los riesgos de enfrentar una nueva embestida de sus socios del Frente de Todos por ocupar más cargos que hasta ahora le correspondían al albertismo: el kirchnerismo reclama, para sí, el ministerio de Desarrollo Social que podría dejar vacante Zabaleta en los próximos días.

Al final de la semana asomó una nueva más profunda en el corazón el conurbano bonaerense que esta vez afecta al gabinete del gobernador cristinista Axel Kicillof.

Entre varios pases de facturas interna, desde el albertismo salieron varios dirigentes a reclamar lisa y llanamente la renuncia del ministro de Seguridad, Sergio Berni. Es un dirigente que siempre dijo que su única jefa era Cristina Kirchner y que enfrentó tantas veces a Alberto Fernández y a su gabinete.

Sergio Berni por ahora fue ratificado por Kicillof, pero por las dudas ya puso su renuncia a disposición.

Desde la oposición, dirigentes de Juntos por el Cambio salieron a pedir la interpelación de Berni en la Legislatura bonaerense en un proyecto presentado por Alex Campbell y que firman casi todos los diputados del bloque de JxC. A las críticas a Berni y a Kicillof se sumaron la exgobernadora María Eugenia Vidal, y su exministro de Seguridad, Cristian Ritondo, quien mantiene fuerte influencia en los uniformados bonaerenses y justamente pretende ser candidato a gobernador en 2023.

Un veterano dirigente del PJ bonaerense, solía comentar que no creía en las casualidades y que siempre, antes de cada período electoral, las internas políticas por retener o recuperar el poder, se suelen trasladar a las líneas de conducción de las fuerzas policiales y de seguridad.

Casualidad o no, justo un día antes de los incidentes que terminaron con un caos y una brutal represión en el partido de Boca-Gimnasia de La Plata -el club del que es hincha la vicepresidenta Cristina Kirchner-, habían cambiado a los jefes de policía locales.

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