La recalibración de metas de reservas dejó además otras novedades
El FMI se sumó al “Plan Llegar”. Mantiene con vida la única ancla nominal que tiene la economía, el acuerdo por la deuda, pero la licua lo suficiente para que sea tolerable para los creyentes del Frente de Todos y para Cristina Kirchner en un año electoral clave. Más que económica, se trata de una jugada política. Tanto es así que en el Palacio de Hacienda consideran un éxito que el “consenso amplio” que urgentemente pedía el organismo ya no sea un escollo desde la llegada de Sergio Massa y pese a las recurrentes críticas que elaboran la vicepresidenta y su hijo.
El acuerdo para cambiar las metas de acumulación de reservas, que tiene a la sequía como telón de fondo, reducirá en casi US$3000 millones los objetivos del primer trimestre (US$5500 millones). Esto le permitiría a Massa acotar el ahogo a la actividad económica antes de que los argentinos se vuelquen a las urnas. A fin de año, en tanto, la meta de US$9800 millones se convertirá en una de US$7800 millones, según cuentan. Son los números que deja trascender el equipo negociador argentino y que aún deben ser refrendados a fin de mes por el directorio del FMI luego de dos meses de negociaciones que se intensificaron en los últimos quince días.
En el equipo económico buscará que el vencimiento que hay en esos días de un pago de deuda calce con el desembolso de US$5400 millones tras la aprobación de las metas del cuarto trimestre. Caso contrario, el Banco Central (BCRA) deberá pagar con las escasas reservas.
El Fondo, que había cuestionado en su último staff report el proyecto de moratoria previsional (que tiene un costo fiscal de 0,4 puntos del PBI, según la Oficina de Presupuesto del Congreso), se resignó. Prefirió no pagar el costo político de romper por este punto. El Gobierno deberá “compensar”, no se sabe cómo, parte del gasto no computado en el presupuesto.
El diablo está en los detalles: el organismo pidió que la moratoria sea “justa”. En Economía ya miran la reglamentación, una manera de acotar beneficiarios y, claro, costo fiscal.
Por otro lado, el Gobierno avanzará a otra velocidad con la eliminación de subsidios energéticos al nivel uno (ingresos más elevados) y con los comercios a fines de este año. Según Economía, el proceso se había ralentizado para poder seguir sumando clientes al RASE.
La meta fiscal se mantiene sin modificaciones en un 1,9% del PBI. El comunicado del Fondo deja abierta la posibilidad de un nuevo dólar soja, que no sólo apuntalará las escasas reservas, sino que –como contracara de la rebaja del gasto en subsidios- sumaría ingresos fiscales por retenciones.Los derechos de exportación fueron la causa de la caída real en enero pasado.
¿Vuelve la maquinita?
“La acumulación de reservas es un límite que se corrió”, celebraban en Economía tras el comunicado. Allí rememoraban además que las dudas sobre la deuda en pesos atiborraban el último staff report del Fondo y que la misiva del organismo felicitó ahora los resultados del canje. Otro conejo de la galera.
Sin embargo, más allá de “la montaña” de la deuda en pesos, queda aún una cordillera de vencimientos en el horizonte electoral. En Economía se encargaron entonces de subrayar que la letra del organismo dejó abierta la posibilidad de usar 0,6 puntos del PBI en adelantos transitorios. No confirmaron si harán o no uso de esa opción.
La recompra de bonos usando reservas del Banco Central para intervenir en los dólares paralelos quedó suspendida, confirmaron en Economía, aunque se mencionó –sin detalles oficiales- “la ampliación de instrumentos del sistema CCL”. Tampoco hubo precisiones sobre la frase más pomposa del organismo, casi una utopía en el inicio de la campaña, acerca de los acuerdos sellados con el Gobierno por “un sólido paquete de medidas para abordar de manera duradera los desequilibrios macroeconómicos y limitar las vulnerabilidades futuras”.