Los santafesinos votan en elecciones Primarias para elegir a los candidatos a gobernador. Todas las encuestas indican que la suma de los candidatos de la alianza que conformaron la UCR, el PRO y el Partido Socialista, además de algunos socios más chicos, podría conseguir una buena diferencia respecto a la coalición peronista que hoy gobierna la provincia.
Será una elección relevante por varios motivos. Uno de ellos es que allí vota el 7,9% del padrón nacional: es el tercer distrito del país, después de Buenos Aires y Córdoba.
El otro dato es que Santa Fe es una provincia determinante en la heterogénea franja del centro del país, una región en la que, a juzgar por lo que mostraron las elecciones de cargos provinciales que se hicieron hasta ahora, las diferentes configuraciones de Juntos por el Cambio consiguieron un avance que se fue consolidando en los últimos años.
Esa franja reúne provincias que combinan la producción agrícola con la industrial y que, en conjunto, juntan un número de votantes muy relevante. Mendoza, San Luis, Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, San Juan y la Capital Federal son todos distritos en donde los candidatos de Juntos por el Cambio se impusieron o cuentan con un pronóstico favorable en los sondeos. Combinadas, reúnen el 27,9% del padrón nacional. Si se les suma la otra gigante de la zona, Córdoba, que suele darle buenas noticias a los candidatos nacionales de Juntos por el Cambio, la cuenta llega a 36,5% del padrón total.
Para ponerlo en perspectiva: esa cifra es casi idéntica al padrón de electores de la Provincia de Buenos Aires, que tiene el 36,6% de los votantes totales. Esos dos grandes bloques, que reúnen el 73,1% del total de la Argentina, explican la pelea por la Presidencia. Allí, y no en la Patagonia casi despoblada ni en las provincias del Norte, que en conjunto no llegan al 20% de los electores nacionales, se juega todo.
Este domingo, en Santa Fe, también se jugará otra pelea con eco nacional. Los dos candidatos de Juntos por el Cambio con mejores posibilidades están alineados con diferentes precandidatos presidenciales. Maximiliano Pullaro juega con Horacio Rodríguez Larreta y Carolina Losada con Patricia Bullrich. Por eso, los equipos de Bullrich y de Larreta consideran muy importante el resultado santafesino: saben que el que vaya a la provincia el domingo a festejar estará levantándole la mano a quien muy probablemente será el próximo gobernador y quien encarnará el golpe más importante de la oposición en lo que va del año electoral.
Quedan 30 días hasta las PASO presidenciales y Santa Fe es, tal vez, el laboratorio más llamativo para ensayar predicciones. Allí, la pelea interna en Juntos por el Cambio llegó a niveles desconocidos en el resto del país. Losada dijo, incluso, la frase más temida en la alianza opositora: avisó que no piensa votar a su contrincante si resulta derrotada.
Esa situación es la pesadilla de Mauricio Macri, que hace tiempo decidió que su verdadero trabajo empezará en la tarde de las PASO, cuando llegue la hora de coser las heridas de la interna para mantener unido a Juntos por el Cambio. Macri se fue de viaje en plena campaña, entre otras cuestiones, para no quedar a tiro de la pregunta que se repetiría invariablemente: ¿Votará a Bullrich o a Larreta? El ex presidente ya dejó muy claro que está apoyando a Bullrich pero prefiere preservar su lugar en el «día después». Sabe que, corrido de la carrera electoral, convertirse en la garantía de unidad de la oposición lo pondrá en un lugar de poder para los años que vienen.