El oficialismo negocia contra reloj con senadores y gobernadores dialoguistas. La semana que viene arrancaría el debate en comisiones y ven muy complicada la aprobación en particular. Eliminaron los condicionamientos que había planteado Milei para la cita del 25 de Mayo, que se realizará con o sin ley
El primer tramo del debate de la Ley Bases y el pacto fiscal en Diputados terminó con la media sanción y pasó al Senado, pero es posible que el debate en la Cámara baja no esté terminado. Mientras cuentan voluntades, en la Casa Rosada no descartan que los senadores de la oposición logren una mayoría para rechazar uno o varios capítulos, lo cual implicaría que el proyecto regrese a la Cámara de origen, lo que representaría un retraso en el apretado cronograma político del Gobierno. Ante la incertidumbre, en Balcarce 50 decidieron que avanzarán con los preparativos para el Pacto de Mayo de todas formas para celebrarlo sin demoras el 25, más allá de que la ley esté o no previamente sancionada.
Un retroceso en la Cámara revisora no sería necesariamente una derrota, porque la ley podría sancionarse de todas formas. Pero indefectiblemente representaría un traspié y, en las últimas horas, los condicionamientos que había puesto el Gobierno para realizar el Pacto de Mayo pasaron de firmes a inexistentes. En lugar de estar sujeta a la aprobación de la Ley Bases, como había dicho Milei el 1ro de marzo, el gran acto que tienen previsto en Córdoba se mantendrá firme pase lo que pase en el Parlamento. “Se hace igual”, dijo, tajante y con tono grave un asesor del primer mandatario que, sin embargo, apuraba las negociaciones con los gobernadores. Mantienen las esperanzas de que se apruebe antes, pero saben que la oposición más dura no se las dejará fácil.
Tanto es así que el Presidente se apresta a firmar el decreto que permitirá que la Orden de Mayo, condecoración prevista sólo para dignatarios extranjeros, pueda ser entregada a dirigentes locales para usarla como distinción para los gobernadores que firmen el acta de acuerdo. Además, la Secretaría General, que conduce su hermana, Karina Milei, ya mandó a acuñar las medallas de condecoración. Y si bien no se informó la cantidad de insignias, es seguro que no serán 24. El Gobierno ya avisó que sólo invitará a los gobernadores que acompañen, así que se tallarían como mínimo 10, una para cada uno de Juntos por el Cambio. Una onceava podría ir a manos del anfitrión del acto, el mandatario peronista antiK, Martín Llaryora; y otras dos destinarse, si accedieran a asistir, a los peronistas que colaboran con el Gobierno en el Congreso, Raúl Jalil y Osvaldo Jaldo.
La cita, está casi confirmado, será en el Palacio de Justicia, y prometen, tal como ocurrió en la previa de la Asamblea Legislativa, que habría una “sorpresa”, que se guardarán hasta último momento para generar expectativa.
El camino de regreso
Según el interlocutor, en la Casa Rosada creen que el tema más controversial, que podría costarles un retroceso, será el impuesto a las tabacaleras: están convencidos de que el lobby de la empresa local de Pablo Otero, o “señor Tabaco”, como lo llamó Milei, se redoblará para eliminarlo. Pero hay quienes temen también por la reforma laboral, resistida por el peronismo, que buscará sumar apoyo de las fuerzas provinciales; y el impuesto a las Ganancias, que rechazan los gobernadores y senadores patagónicos.
Más allá del contenido de la ley, los libertarios creen que los posicionamientos serán principalmente “políticos”. “Estamos viendo una dinámica nueva por completo. Así como rechazaron un DNU en el Senado por primera vez, no es habitual que se rechace una ley que viene con media sanción de Diputados. Hay algo político, partidario, que busca perjudicar a un gobierno que quiere sentar sus bases”, dijeron en LLA. Y renegaron particularmente de los manejos temporales: “Han estirado todos los plazos para que no se note que la mayoría votó este proyecto”.
Los paquetes de leyes aún están en etapa de revisión en Diputados, por lo que no entraron formalmente al Senado, y la presidenta previsional, Victoria Villarruel, se encontraba desde ayer en San Luis para participar de una actividad local. Regresará el sábado, cuando a LLA sólo le queden tres días para reunir las voluntades necesarias para obtener dictamen de las comisiones que, estiman, lograrán reunir el martes próximo. Y tienen unos diez o doce días para convencer a los gobernadores dialoguistas de que instruyan a “sus” senadores” a su favor. Aunque, en una señal poco alentadora, desde varios distritos del interior le están recordando al Gobierno que no tienen el manejo de todas las voluntades de sus coterráneos.
Quizá para no quedar en la lista negra de Milei, el cordobés Llaryora avisó esta mañana, públicamente, que no tiene ascendencia sobre Alejandra Vigo, que responde al espacio de su otrora aliado y predecesor, Juan Schiaretti (quien es, además, su esposo). Mientras que la catamarqueña Lucía Corpacci salió a desmarcarse de “su” gobernador, Jalil, que había llamado a “darle las herramientas” al Presidente para gobernar. Algo similar ocurre en el caso de Jaldo, que apoya al Gobierno pero tiene una fuerte interna con su antecesor, Juan Manzur, senador, y por extensión con su coterránea aliada, Sandra Mendoza, que se da por sentado que no acompañarán.
En Gobierno entienden los argumentos de sus aliados peronistas, pero no terminan de aceptarlos como válidos: “No es nuestro problema”, deslizó, implacable, un desconfiado colaborador de Milei.