«El tobogán de Gustavo»

“Al perro flaco se le suben todas las pulgas”, dijo un Fiscal en off, mientras leía incrédulo el dantesco espectáculo que están dando como un en “Entrezuela” los Carbonell, Carubia, Mizawak, tamizados por Goyeneche, Jorge García, Gay, Zavallo, el que era totalmente impensado hace apenas un mes atrás.

La realidad siempre supera a la ficción. Los “teloneros” pseudo oficialistas, ávidos de emociones fuertes, presentaron el show de la “arrepentida” Goyeneche como un capítulo de netflix en Canal 9 y pronto hubo una tibia reacción en el Gobierno, que la anunció Balay: para entrar en calor, le hicieron volar a González de ENERSA, hombre de Pérez, el dueño del multimedio. ¿Una advertencia?.

“Llueve sobre mojado” dice la canción y es cierto. “Estas sucesivas miserias se deben exclusivamente a la dura derrota escandalosa que logró el Gobierno en la provincia” nos confesó un legislador oficialista, también pidiendo reserva absoluta. “Y acá todos parecen en otra: nos vamos al carajo y no le dicen ni siquiera que cambie el rumbo al que a esta altura ya está probado que está en problemas graves”.

Pese a aquella tibia reacción que le costó la cabeza a González el tobogán de Gustavo parece no tener subsuelo que ataje la caída. A la ya de por sí pesadísima causa de los contratos truchos que se dio durante la gestión de Adan Bahl en el Senado, que estuvo adormecida un período largo porque la pisó la que no imputó a ningún político (Goyeneche y su instinto de “autopreservación” según ella misma contó), y que se fue a seguir durmiendo el sueño de los justos a algún cajón de la Corte (cosa de que nadie habla) por una poco seria interpretación de la «competencia federal”, le siguió como “bonus trak” el juicio político, que tiene apariencia también de ser tan “trucho” como los contratos, dicen en Fiscalía.

La falta de liderazgo es espeluznante. “Hay un desorden total”. Hace que reine un clima explícito de “sálvese quien pueda”, en medio de una pronunciada decadencia institucional sin precedentes (salvo algunos pasajes del Gobierno de Montiel) de la que ya venimos dando noticias reiteradamente.

“Se les anima cualquiera”. “Los ven débiles”, dicen viejos analistas políticos, y razón no les falta: Goyeneche a los cuatro vientos se dedicó a decir que “el sistema político” es corrupto, aunque luego se cuidó en focalizarse “por ahora”, solamente “por ahora” en la figura de Sergio Urribarri.

Explicaban los que siguen la estrategia de Fiscalía que sólo es “para no quedarse sin balas prematuramente”, que no “quieren gastar todos los cartuchos”, que “van a medir” el costo antes de seguir tirando. “Prendió el discurso que propusimos”, dicen orgullosos. Ya lo imputamos a Orabona, seguiremos con Kueider, Stratta, etc, si hace falta, porque a las causas no las cerramos”. No somos tan crédulos, pero públicamente Goyeneche se muestra como un paradigma anticorrupción.

Por el contrario, en filas oficiales dicen que están “sacados” y que esa recusación y el montaje a gran escala involucrando medios nacionales, es un acto de desesperación, “que no lo van a poder sostener”
De cualquier forma es evidente también que la “operadora” judicial (Rosario Romero), en la que descansó Bordet, fracasó rotundamente: “Están todos peleados con todos. Si hasta Jorge Busti parece que se enfermó al ver tanto caos”.

El tobogán de Gustavo, mientras tanto, lo sigue llevando de viaje al precipicio.