«No creo que Busti necesite de mi defensa, pero pienso y sugiero que estos noveles lideres deben evaluar conscientemente su actitudes y sus dichos si pretenden crear un espacio plural».
«Reflexionando sobre nuestra historia pasada y, leyendo un reciente artículo de la juventud de mi partido en el que se hace referencia a la necesidad de permitir la renovación de los viejos liderazgos, se me vino a la mente una frase que perduro y sirvió para dar inicio a una serie de desencuentros muy tristes en nuestro pasado reciente. Aquel día un grupo de jóvenes entusiastas reclamaban mayor participación y atención política, y obtuvieron por respuesta”…estos jóvenes imberbes que pretenden imponer sus condiciones no hacen otra cosa más que generar desconciertos y desunir…”.
Bien, no es mi intención calificar a este grupo minoritario que sin ninguna trayectoria y cuasi desde el anonimato político hoy efectúan tamaño reclamo. Tampoco creo que el Dr. Jorge P. Busti necesite de mi defensa o de mi reconocimiento explicito a su trayectoria, pero pienso y sugiero que estos noveles lideres deben analizar y evaluar conscientemente su actitudes y sus dichos si pretenden crear un espacio plural integrador y abierto para todos.
Seguro que su boca instintivamente actúa con la velocidad que sus mentes aun no alcanzan puesto que de reflexionar y convenientemente asesorados hubieran argumentado la necesidad de mayor participación juvenil con otras manifestaciones. También sospecho que algún dirigente pícaro ha inducido a los ingenuos y tiernos proyectos de dirigentes, utilizando sus verdaderas vocaciones participativas en aquello que por si no se atreve desde su madurez a manifestar públicamente.
Insisto, en la necesidad de que el PRO entrerriano sea un ámbito plural amplio y participativo en el que todos, con respeto y altura democrática, puedan expresarse libremente, desterrando agravios y el menoscabo de figuras cuya trayectoria política no debe ser juzgada por aquellos que recién se inician en esta noble tarea. Los jóvenes son nuestro motor pero los adultos debemos saber colocar los límites para que todo este caudal de vocación infinita rinda sus frutos en los momentos en que sean llamados a dar testimonios2.
