A más de un mes del hecho, las llamativas dilaciones que ponen en duda a la fuerza policial.

Marche otro reiteratorio

Desde un primer momento se contó con las imágenes de la cara de unos de los delincuentes, existe un identikit con la descripción y característica del mismo, sin embargo la Policía demora las pruebas, informes telefónicos y cámaras de seguridad y no puede encontrar a uno de los integrantes de la banda, fuertes sospechas contra el organismo que debe velar por la seguridad de los ciudadanos.

Hace exactamente 33 días ocurrió el grave hecho, una banda de delincuentes, previa tareas de inteligencia, desplegando una enorme logística y manifestando una gran audacia y peligrosidad en una zona fuertemente custodiada, procedía a ingresar al edificio céntrico del director de este medio exigiendo, no dinero, sino un maletín, el cual, a parte de algo de dinero, contenía documentos importantes y un pendrive.

Más allá del contenido, el hecho fue leído como un fuerte mensaje de hostigamiento, de amedrentamiento hacia el medio, no es para nada fácil la empresa emprendida por los delincuentes, no es para nada fácil ingresar a un edificio, más en esa zona donde existe fuerte presencia policial en virtud de la importancia institucional de los residentes de la misma.

Sin embargo, los mismos entraron, salieron y se fueron, y ahora llamativamente no pueden ser encontrado por quien tienen a su cargo las tareas investigativas, la fuerza policial por orden de la fiscalía.

A los pocos días del hecho, se sumaba un nuevo llamado de atención generando fuertes dudas por parte de la institución policial, el comisario Jurajuria, jefe de investigaciones de la policía, salía en los medios de prensa manifestando que se trataba de “un cuento del tío”, precisando, asimismo, pormenores o datos que no solo no estaban contenidos en la denuncia ni se condecían con la investigación inicial, sino que además eran falaces.

La calificación de Jurajuria sobre el grave hecho delictivo, hizo surgir las primeras dudas en torno a las intenciones de un verdadero esclarecimiento.

La descripción como “el cuento del tío”, no solo minimizaba, llevándolo a la generalidad de los habituales hechos que están ocurriendo en la ciudad, sino también que ocultaba lo que realmente había ocurrido.

Es de manual, que un jefe policial no puede realizar declaraciones sobre la investigación de un hecho sin la anuencia o autorización de la fiscalía que esta recabando los datos, en todo caso quien conduce la misma es el fiscal y no el comisario.

Indudablemente a alguien o a algunos les molestó que este Portal diera a conocer el grave hecho y divulgara la foto de uno de los delincuentes, ya que sus declaraciones fueron posteriores a la misma.

Un hecho gravísimo en el cual actuó una banda con total temeridad y peligrosidad que mantuvo cautiva a un familiar por más de 5 horas, el operativo comenzó pasadas las 13 horas y culminó cerca de las 18 horas, desplegando con una tecnología impresionante y con total impunidad y temeridad.

Fue el propio Jurajuria quien al exigírsele que explique porque había declarado semejante barbaridad con el riesgo que implicaba para la investigación respondió “recibí presiones, me llamaron como 500 personas”, aunque al ser requerido que dé nombres se negó a responder.

Lo dijo la Fiscalía en el primer momento que la querella intervino en la causa “este no es un cuento del tío, en estos casos los delincuentes se hacen entregar dinero únicamente convenciendo a la víctima con maniobras defraudadoras, en este caso no pidieron dinero sino que exigieron un maletín, que previamente conocían su existencia, amedrentando a la víctima”.

Las inconsistencias en quienes deben ejecutar las órdenes de la Justicia en la investigación, la Policía, continuaron.

Las primeras medidas de la fiscalía fue ordenar a la Policía que solicite el contenido de las cámaras de seguridad de vecinos de la zona, porque de las imágenes aportadas por al querella surgía para donde había huido uno de los delincuentes con el maletín como también el auto que en lo hizo.

También se ordenó a la división de inteligencia criminal de la Policía que solicite los informes a la empresa de telefonía para determinar el número del cual llamaron los delincuentes.

Llamativamente ninguno de estos oficios fue contestado por la los funcionarios policiales, incluso, aunque no inmediatamente, a Fiscalía tuvo que enviarles varios oficios reiteratorios.

El dato no es menor, los funcionarios policiales, saben con suficiente certeza, que, en el caso de las cámaras de seguridad domiciliarias a los 12 días “se pisan” – utilizando la terminología de la jerga-, es decir, a los 12 días se eliminan automáticamente las imágenes filmadas.

Recién este jueves, a 33 días del hecho, algunos vecinos recibieron la cedula por parte de la policía solicitándole las imágenes de sus cámaras de seguridad.

En una oportunidad reciente, una de estas personas a las cuales hoy se le solicito colaboración, también tuvo que aportar sus imágenes en virtud de un robo de una moto ocurrido en el local de decoraciones de calle Mitre y Vélez, pero en aquella ocasión el pedido fue sin dilaciones y dentro del plazo de 12 días y esclarecieron el hecho.

Sin embargo en este hecho grave existen demoras o dilaciones, las cuales indudablemente estan digitadas, intencionadas, que llenan de dudas con respecto a la institución policial por su actuación, o bien inactuación, impiden el esclarecimiento.

Un hecho que no fue como cualquier otro como intentó calificar el comisario Jurajuria en declaraciones totalmente irresponsables rayanas a lo delictivo por el entorpecimiento de la investigación, sino que tuvo un fuerte mensaje por parte de esta banda de delincuentes como diciendo mira como entramos a tu casa, recorremos las habitaciones de tu hijos, sacamos lo que queremos, y lo que no queremos te lo dejamos, y salimos con total impunidad, ves que no estás seguro en ningún lado.

La única forma de saber quién estuvo detrás de este grave hecho es dando con la persona que aparece en las imágenes, situación que despejaría las dudas que hoy recaen sobre la institución policial.

Un hecho que causa vergüenza y comentarios irónicos en los vecinos de Paraná contra la institución policial, la cual para despejar dudas debería hallar al menos a uno de los delincuentes que ya fue identificado, existiendo imágenes desde varios ángulos de su rostro, fisionomía y demás características físicas, incluso la propia policía cuenta con un identikit, pero que llamativamente no lo pueden encontrar.

Las sospechas en la institución policial por sus dilaciones en la investigación, conociendo y sabiendo que existen pruebas que con el paso del tiempo no pueden colectarse, se pierden, están instaladas y dejan el interrogante sobre qué es lo que quieren tapar o esconder, y yendo aun más allá, a quienes quieren proteger.

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