La mujer se mantuvo firme cuando vio llegar hecha una tromba a la esposa del funcionario y recibió un ascenso por su acto heroico.
La insólita historia que a continuación se narra, por increíble que parezca, ocurrió realmente en un importante y vital organismo descentralizado de la provincia de Entre Ríos, donde la desidia y la improvisación reinante dieron lugar a este pintoresco relato que todavía es motivo de comentario entre los empleados de aquel instituto.
Todo comenzó con el desembarco de un nuevo presidente en el organismo. Como suele suceder en estos pagos entrerrianos, el flamante funcionario trajo consigo a varios empleados. Entre ellos, su novia.
Cabe aclarar que esta mujer, una joven muy buena moza según se comenta en el organismo, no era la misma mujer con la que el reciente presidente estaba casado, que dividía su vida entre su tierra natal y la capital provincial en donde su marido había comenzado a ejercer un importante cargo.
Para ubicar a su amante, el presidente encuentra el lugar ideal en despacho, en donde la joven de la despampanante figura tendría como compañera a una empleada, con poca formación académica, pero con virtudes que le terminaron valiendo un muy importante ascenso.
Es que cuando la esposa del funcionario se enteró de los rumores de la aventura de su marido, se apersonó en el organismo que presidía su esposo, ávida por conocer quién era la protagonista de los inescrupulosos comentarios que protagonizaba el hombre.
Así fue que un día, cuando la joven empleada vio llegar por el pasillo a la muy ofuscada esposa del presidente, rápidamente le dijo a su compañera de oficina y amante del adúltero funcionario que se escondiera.
Con cara de nada, la contratada le juró y le perjuró a la furiosa y despechada esposa que en aquella oficina no trabajaba una persona con las características que la mujer aseguraba, cuyo nombre comenzaba con N y termina con Y.
Comentan los otros empleados que la insistencia de la esposa no doblegó la postura de la empleada, que se mantuvo firme en afirmar que allí no trabajaba la persona que la mujer buscaba, mientras la amante del presidente se escondía muy asustada.
Se dice que por varios días la enfadada mujer insistió e insistió pero que no hubo caso, no pudo ver nunca a la amante de su marido para despachar toda su bronca contra ella.
La valerosa actitud le valió a la contratada un meteórico ascenso, ya que, como premio por encubrir al presidente y a su amante fue ascendida nada más ni nada menos que a la jefatura de despacho, con su correspondiente aumento de sueldo y beneficios.
A la amante, dicen, nunca más se la vio por el organismo, ya que el funcionario la hizo renunciar porque no quería que su mujer se enterara de su affaire.
A pesar de ello, comentan que la historia siguió, y que incluso la infiel pareja tuvo un hijo en común, que el presidente del organismo no reconoció porque ella también estaba casada.
Sin embargo, afirman que mes a mes, el organismo paga un sueldo que no figura en ningún lado, que sería nada más ni nada menos que para la madre del hijo no reconocido del ahora ex presidente, y que sería llevado por la jefa de despacho en mano.
Como jefa de despacho del organismo, sigue en pie quien llegó como contratada y a quien el encubrimiento del amorío de su jefe le valió un significativo ascenso.
En Entre Ríos todo es posible.
3 comentarios
Que hermoso es el Estado, no hay que pagar nunca más un p…to impuesto.
Este tipo de mujeres tiran abajo el salario
mmmmm…..la amante fue «modelo» en tiempos pasados?????